Solo el amor nos libera de todas las ataduras - Mateo 22,34-40 Solo el amor nos libera de todas las ataduras - Mateo 22,34-40
acerca de cuál es el
mandamiento más importante,
pone al descubierto
la teología judía
de la Ley en tiempos de
Jesús. ésta, es estrictamente
casuística, se ata
a la minuciosidad de la
Ley escrita en la Sagrada
Escritura y a los preceptos
recogidos en la Misna
con una marcada tendencia
al mínimo (cumplir
preceptos menores tales
como pagar el diezmo
pero no lo más importante
para Dios que es la
misericordia con el hermano).
Se esgrime como
una moral de código (que
privilegia el cumplimiento
de la letra de la Ley, no
su espíritu), que estimula
el premio y el castigo, haciendo
del “cumplidor”
un orgulloso fundamentalista
que se cree superior
a los demás.
Jesús cuestiona el endiosamiento
de la Ley
que pretende reemplazar
a Dios, y a los que
promueven este sistema,
como herramienta
de dominación religiosa
que violenta la libertad
de conciencia esclavizando
a los hombres y
produciendo una discriminación
profunda entre
los que “cumplen la Ley”
(fariseos, escribas) y los
que no (el resto del pueblo
pobre que no conocía
el aparato legal y por lo
tanto no podía cumplir).
Para manifestar su desacuerdo
con el sistema
legal vigente, Jesús quebrantó
frecuentemente la
Ley (Ej. curó en sábado),
más aún dispuso de ella
con autoridad (a ustedes
se les dijo…. pero yo les
digo….), fue libre frente
a la Ley y liberó al pueblo
de su yugo
El mandamiento del
amor a Dios y al prójimo
no fue una propuesta
nueva de Jesús, ya
eran conocidos en el AT
y en el judaísmo, lo original
está en el modo como
Jesús relaciona a ambos
mandamientos y en
la forma como radicaliza
la Ley, excluyendo toda
obediencia legal que
no sea una sumisión total
a Dios y al servicio del
prójimo. El amor sustituye
al legalismo casuístico
y es la fuente desde dónde
se nutre la acción ética
del discípulo.
El amor a Dios es respuesta
a su amor que se
expresa en el don del Reino
instaurado por Jesús
y el amor al prójimo es
la consecuencia de haber
experimentado previamente
en nosotros el
amor del Padre Dios que
ama a todos sin discriminación
y perdona a todos
gratuitamente. Ambos
mandamientos reemplazan
las múltiples prescripciones
legales y ayudan
a profundizar la Ley
como manifestación del
amor de Dios.
Conclusión
Las religiones en su
totalidad, muchas veces
han pretendido reemplazar
a Dios por sus aparatos
legales y rituales; esto
ha sido siempre dañino,
porque han desdibujado
su rostro misericordioso
y lo han presentado como
un Dios severo, castigador,
lejano a la vida de
las personas y sus necesidades
más profundas.
Juan nos dice que Dios es
amor, y que los que aman
han nacido de Dios. Sólo
el amor nos libera de todas
las esclavitudes, nos
transforma, haciéndonos
seres de luz, serviciales y
generosos, misericordiosos
con los que sufren y
son olvidados. El auténtico
discípulo de Jesús ama
al Padre con todo el corazón
y al hermano, dando
su vida por él. Todo lo
demás, en las religiones,
son meras prerrogativas
humanas, que esconden
actitudes evasivas y
descomprometidas
con la realidad.
Solo el amor
puede salvarnos.