Solemnidad de Cristo Rey: 26 de noviembre del 2017- Mateo 25, 31-46 Solemnidad de Cristo Rey: 26 de noviembre del 2017- Mateo 25, 31-46
del Reino de Dios
Jesús comienza su
ministerio público anunciando
la llegada del
Reino de Dios y realiza
gestos que lo legitiman.
A los enviados del Bautista
que le preguntan sí
es él quien tenía que venir
o si deben esperar
otro, Jesús les responde:
“los ciegos ven, los rengos
caminan, los leprosos
quedan limpios, los
sordos oyen, los muertos
resucitan, se anuncia
a los pobres la Buena
Noticia. Estos signos demuestran
que el Reino
de Dios está irrumpiendo
en la historia, y esta
es la novedad que anuncia
y que está ligada a su
ministerio y persona.
El proyecto del Reino
que anuncia Jesús es
contracultural, porque
promueve valores alternativos
a la sociedad vigente:
pone en el centro
de su discurso y práctica
la dignidad de toda
persona, la igualdad ante
Dios y la ley, la justicia
como signo que hace
creíble la religiosidad
de las personas, la inclusión
de los últimos de la
sociedad: pobres, enfermos,
mujeres, niños, paganos;
el servicio y la solidaridad
que manifiestan
el amor y la compasión
que proviene de
Dios, la búsqueda de la
verdad que humaniza, la
experiencia de la paternidad
de Dios que desmitifica
su imagen como
juez vengativo y autoritario
y nos hace sentir
hermanos de todos.
Por eso, la predicación
de Jesús sobre el
Reino, tiene una dimensión
política insoslayable,
no sólo porque esta
expresión simbólica
proviene del mundo de
la política, sino porque
promueve cambios dinamizadores
y sanantes
de los vínculos humanos
y sociales deteriorados
por la injusticia y la
exclusión. A los poderosos
de aquel tiempo, el
anuncio de la llegada del
Reino, les resultaba molesto
y hasta violento,
porque ponía en evidencia
la discrecionalidad y
el abuso del poder humano
que oprimía a los
más débiles de la sociedad.
Cuando la predicación
de Jesús y sus gestos
de liberación se multiplicaban
e iban generando
entre los pobres
y oprimidos esperanzas
de cambio, sus enemigos
comienzan a maquinar
su muerte, por temor a
perder sus privilegios y
prebendas.
Jesús es Rey
Teniendo en cuenta
cómo Jesús interpretó
y vivió el acontecimiento
de la llegada e instauración
del Reino de Dios
en la historia podemos
decir, efectivamente,
que Jesús es Rey, pero
un rey especial, no como
los reyes de este mundo.
Jesús es Rey porque
está al servicio de la soberanía
de Dios en la historia
que genera la salvación
de los hombres y
la liberación de todas las
esclavitudes. Es Rey que
no busca ser servido sino
servir y que está dispuesto
a dar la vida por
su pueblo. De esto se deduce
que su Reino se haga
presente en el gobierno
amoroso de Dios, en
la crítica de todo sistema
político y económico que
oprimen al hombre, en
el cambio de corazón, en
la misericordia y la justicia
con los desheredados
de la tierra.
Celebrar la festividad
de Cristo Rey, compromete
a la Iglesia a vivir
en la expectativa de ese
Reino que ya actúa en
la historia, pero que todavía
no ha llegado a su
plenitud, por eso lo pedimos
en la oración del
Padrenuestro y lo vivimos
en la solidaridad
con aquellos que han
quedado al margen de
los bienes de la vida.