Evangelio según San Lucas 21,5-11. Evangelio según San Lucas 21,5-11.
del Templo, decían que estaba
adornado con hermosas
piedras y ofrendas votivas,
Jesús dijo:
“De todo lo que ustedes
contemplan, un día no quedará
piedra sobre piedra: todo
será destruido”.
El l o s l e pre g u n t a ro n :
“Maestro, ¿cuándo tendrá lugar
esto, y cuál será la señal
de que va a suceder?”.
Jesús respondió: “Tengan
cuidado, no se dejen engañar,
porque muchos se presentarán
en mi Nombre, diciendo:
‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo
está cerca’. No los sigan.
Cuando oigan hablar de
guerras y revoluciones no se
alarmen; es necesario que
esto ocurra antes, pero no
llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo: “Se levantará
nación contra nación
y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos;
peste y hambre en muchas
partes; se verán también
fenómenos aterradores
y grandes señales en el cielo”.
Comentario
Las construcciones se
hacen con ladrillos.
Hubo una vez un pueblo.
Lo más valioso que tenían era
una alianza con su Dios.
Y, aunque eran un pueblo
pequeño, comparado con
otros, cuando se sintieron
poderosos, pensaron hacerle
una casa a su Dios.
Ese pueblo era Israel. Y
esa casa era el Templo.
A Dios le pareció excesivo
y prometió que, más bien,
sería el quien les daría casa,
hogar, morada. Aunque no
les impidió que levantasen el
Templo.
Con ladrillos, con sudor,
con dificultad, el Pueblo de
Israel levantó el Templo de
Jerusalén.
Con el tiempo, ese Templo
se fue convirtiendo en el
centro de reunión para recordar
el comienzo de la Alianza:
la Pascua.
Toda una vida se fue desarrollando
en torno al Temp
l o : s a c e rd o t e s , g e n t e ,
ofrendas, comercios... Como
en todas las cosas humanas,
había su ambigüedad: el Templo
era lugar de encuentro
con Dios, pero el Templo también
era el lugar de muchas
intrigas alejadas de Dios.
En la plenitud de los tiempos,
llegó Jesús.
Y dijo que el verdadero
Templo estaba en el corazón
de cada persona, desde donde
se puede adorar a Dios “en
espíritu y en verdad”.
Y derribó las mesas de los
que hacían negocio con la religión.
Y anunció que destruiría
ese Templo... y que lo levantaría
en tres días.
A la clase dirigente les pareció
una amenaza tan grave,
que decidieron acabar con él.
Y lo intentaron.
Pero la promesa de Jesús
se fue cumpliendo. A los pocos
años, el Templo fue destruido,
quedando sólo el muro
de las lamentaciones.
Y, sobre todo, un nuevo
Templo se fue levantando.
Sus ladrillos no son ahora
de barro. Sus ladrillos son
los creyentes, que, allí donde
están, hacen presente a Dios.
“Piedras vivas” forman este
nuevo templo llamado “Iglesia”
-comunidad de los llamados-.
Una Iglesia que está
presente allí donde un corazón
apuesta por Jesucristo,
donde unos pies dan pasos
de Evangelio, donde unas
manos se abren para ofrecer.
Lo mejor de la Iglesia no
son “ la calidad de la piedra
y los exvotos”, sino las
personas, piedras vivas del
nuevo templo que se va edificando,
y Jesucristo en medio
de nosotros. él es la cabeza
del cuerpo, del cual
cada uno somos una pequeña
célula, un orgánulo... sin
el cual, el cuerpo no sería
igual.
Te invito a que tomes conciencia
de lo que eres: alguien
con quien Dios cuenta
para morar y para llevar adelante
el mundo hacia lo que él
sueña, hacia el Reino.