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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 21,5-11.

27/11/2017 22:36 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 21,5-11. Evangelio según San Lucas 21,5-11.

Como algunos, hablando

del Templo, decían que estaba

adornado con hermosas

piedras y ofrendas votivas,

Jesús dijo:

“De todo lo que ustedes

contemplan, un día no quedará

piedra sobre piedra: todo

será destruido”.

El l o s l e pre g u n t a ro n :

“Maestro, ¿cuándo tendrá lugar

esto, y cuál será la señal

de que va a suceder?”.

Jesús respondió: “Tengan

cuidado, no se dejen engañar,

porque muchos se presentarán

en mi Nombre, diciendo:

‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo

está cerca’. No los sigan.

Cuando oigan hablar de

guerras y revoluciones no se

alarmen; es necesario que

esto ocurra antes, pero no

llegará tan pronto el fin”.

Después les dijo: “Se levantará

nación contra nación

y reino contra reino.

Habrá grandes terremotos;

peste y hambre en muchas

partes; se verán también

fenómenos aterradores

y grandes señales en el cielo”.

Comentario

Las construcciones se

hacen con ladrillos.

Hubo una vez un pueblo.

Lo más valioso que tenían era

una alianza con su Dios.

Y, aunque eran un pueblo

pequeño, comparado con

otros, cuando se sintieron

poderosos, pensaron hacerle

una casa a su Dios.

Ese pueblo era Israel. Y

esa casa era el Templo.

A Dios le pareció excesivo

y prometió que, más bien,

sería el quien les daría casa,

hogar, morada. Aunque no

les impidió que levantasen el

Templo.

Con ladrillos, con sudor,

con dificultad, el Pueblo de

Israel levantó el Templo de

Jerusalén.

Con el tiempo, ese Templo

se fue convirtiendo en el

centro de reunión para recordar

el comienzo de la Alianza:

la Pascua.

Toda una vida se fue desarrollando

en torno al Temp

l o : s a c e rd o t e s , g e n t e ,

ofrendas, comercios... Como

en todas las cosas humanas,

había su ambigüedad: el Templo

era lugar de encuentro

con Dios, pero el Templo también

era el lugar de muchas

intrigas alejadas de Dios.

En la plenitud de los tiempos,

llegó Jesús.

Y dijo que el verdadero

Templo estaba en el corazón

de cada persona, desde donde

se puede adorar a Dios “en

espíritu y en verdad”.

Y derribó las mesas de los

que hacían negocio con la religión.

Y anunció que destruiría

ese Templo... y que lo levantaría

en tres días.

A la clase dirigente les pareció

una amenaza tan grave,

que decidieron acabar con él.

Y lo intentaron.

Pero la promesa de Jesús

se fue cumpliendo. A los pocos

años, el Templo fue destruido,

quedando sólo el muro

de las lamentaciones.

Y, sobre todo, un nuevo

Templo se fue levantando.

Sus ladrillos no son ahora

de barro. Sus ladrillos son

los creyentes, que, allí donde

están, hacen presente a Dios.

“Piedras vivas” forman este

nuevo templo llamado “Iglesia”

-comunidad de los llamados-.

Una Iglesia que está

presente allí donde un corazón

apuesta por Jesucristo,

donde unos pies dan pasos

de Evangelio, donde unas

manos se abren para ofrecer.

Lo mejor de la Iglesia no

son “ la calidad de la piedra

y los exvotos”, sino las

personas, piedras vivas del

nuevo templo que se va edificando,

y Jesucristo en medio

de nosotros. él es la cabeza

del cuerpo, del cual

cada uno somos una pequeña

célula, un orgánulo... sin

el cual, el cuerpo no sería

igual.

Te invito a que tomes conciencia

de lo que eres: alguien

con quien Dios cuenta

para morar y para llevar adelante

el mundo hacia lo que él

sueña, hacia el Reino.

Lo que debes saber
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