Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 1,26-38.

20/12/2017 00:32 El Evangelio
Escuchar:

Evangelio según San Lucas 1,26-38. Evangelio según San Lucas 1,26-38.

El ángel Gabriel fue enviado

por Dios a una ciudad de

Galilea, llamada Nazaret, a

una virgen que estaba comprometida

con un hombre

perteneciente a la familia de

David, llamado José. El nombre

de la virgen era María.

El ángel entró en su casa

y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!,

llena de gracia, el Señor

está contigo”.

Al oír estas palabras, ella

quedó desconcertada y se

preguntaba qué podía significar

ese saludo.

Pero el ángel le dijo: “No

temas, María, porque Dios te

ha favorecido.

Concebirás y darás a luz

un hijo, y le pondrás por nombre

Jesús; él será grande y

será llamado Hijo del Altísimo.

El Señor Dios le dará el

trono de David, su padre, reinará

sobre la casa de Jacob

para siempre y su reino no

tendrá fin”.

María dijo al ángel: “¿Cómo

puede ser eso, si yo no

tengo relaciones con ningún

hombre?”.

El ángel le respondió: “El

Espíritu Santo descenderá

sobre ti y el poder del Altísimo

te cubrirá con su sombra.

Por eso el niño será Santo y

será llamado Hijo de Dios.

También tu parienta Isabel

concibió un hijo a pesar de su

vejez, y la que era considerada

estéril, ya se encuentra en

su sexto mes, porque no hay

nada imposible para Dios”.

María dijo entonces: “Yo

soy la servidora del Señor,

que se cumpla en mí lo que

has dicho”. Y el ángel se alejó.

Comentario

Escuchemos la respuesta

de aquella que fue elegida para

ser Madre de Dios sin perder

su humildad: “He aquí la

esclava del Señor, que se haga

en mí según tu palabra”.

(Lc 1,38)...

Diciendo estas palabras,

María expresa más bien su

vivo deseo que no la realización

de él, como quien tuviera

alguna duda acerca de su

cumplimiento. No obstante,

nada nos impide de ver en su

“hágase” una “oración”.

Porque Dios quiere que

le pidamos incluso las cosas

que él nos promete.

Sin duda, ésta es la razón

porque empieza por prometernos

muchas cosas que

tiene decidido darnos: la promesa

despierta nuestra piedad,

y la oración nos hace

merecedores de lo que gratuitamente

recibimos...

La Virgen lo ha comprendido

ya que al don gratuito

une el mérito de su oración:

“Que se haga en mí según tu

palabra.

Que la Palabra eterna haga

en mí lo que dice tu palabra

hoy.

Que la Palabra que desde

el origen está junto a Dios se

haga carne en mi carne según

tu palabra...

Que esta Palabra no sea

sólo perceptible a mis oídos

sino visible a mis ojos, palpable

a mis manos, que yo la

pueda llevar en mis brazos.

Que no sea una palabra escrita

y muda, sino la Palabra

encarnada y viviente; no por

signos inertes trazados sobre

un pergamino seco, sino

una Palabra en forma humana,

impresa y viva en mis entrañas...

“Después de hablar

Dios muchas veces y de diversos

modos antiguamente

a nuestros mayores por medio

de los profetas...”. (Hb 1,1)

Su palabra les fue dada

a conocer, a proclamar y

a practicar... En cuanto a mí,

yo pido que se instale en mis

entrañas...

Llamo a la Palabra insuflada

en mí en el silencio, encarnada

en una persona, corporalmente

unida a mi carne...

Que se encarne en mí para el

mundo entero”.?

Lo que debes saber
Lo más leído hoy