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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 6,30-34.

02/02/2018 23:22 El Evangelio
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Evangelio según San Marcos 6,30-34. Evangelio según San Marcos 6,30-34.

Los Apóstoles se reunieron

con Jesús y le contaron

todo lo que habían hecho y

enseñado.

él les dijo: “Vengan ustedes

solos a un lugar desierto,

para descansar un

poco”. Porque era tanta la

gente que iba y venía, que

no tenían tiempo ni para comer.

E

ntonces se fueron solos

en la barca a un lugar

desierto.

Al verlos partir, muchos

los reconocieron, y de todas

las ciudades acudieron

por tierra a aquel lugar y llegaron

antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús

vio una gran muchedumbre

y se compadeció de ella,

porque eran como ovejas

sin pastor, y estuvo enseñándoles

largo rato.

Comentario

Hoy en evangelio anota

de forma natural el regreso

a casa de los discípulos

anteriormente enviados por

Jesús de dos en dos como

misioneros por pueblos y

ciudades. A su vuelta, cansados

y contentos, comparten

gozosamente con Jesús

sus andanzas y desventuras.

A continuación, el Maestro

les propone retirarse a

descansar juntos en un lugar

apar tado. Pero al intentarlo,

se ven sorprendidos

por un gentío inmenso

e indigente que se lo impide.

En este caso, vemos a

Jesús tomando una decisión

entre dos posibilidades legítimas:

O despiden a la gente

para descansar o se olvidan

de sus merecidas vacaciones,

para dedicarse a atender

a la masa que les solicita.

¿Hacia dónde se inclina

Jesús? ¿Por qué toma esa

decisión? ¿Qué se nos enseña

con ello?

Ante todo, hay que subrayar

que el descanso es

necesar io. No lo ol v idemos.

No hemos sido creados

como burros de carga.

Sin descanso y sin una cierta

soledad no podemos vivir

con cierta calidad. El ruido

y la confusión erosionan peligrosamente

el equilibrio

psicológico.

Pero, atención, las minivacaciones

fallidas que

Jesús propone tienen dos

peculiaridades: Se trata de

estar a solas con Jesús y en

un lugar apartado.

Muchos de nosotros o

no sabemos descansar o

nos cuesta respetar el clásico

“descanso sabático”,

t a n impre s c i ndibl e y v i -

tal. Ya conocemos las consecuencias

de esa carencia:

estrés, burn out, agotamiento

espiritual, aparición

de una incapacidad progresiva

para disfrutar del tiempo

dedicado gratuitamente

al Señor, sin el cual, quedamos

psicológicamente como

inconsistentes y espiritualmente

como muertos, búsqueda

de compensaciones

tan falsas y peligrosas como

las adicciones. Tomemos

nota. Hay que descansar.

Lo quiere el Señor.

Pero, por otra parte, el

descanso sólo debe ceder

ante la compasión. Ante la

avalancha de aquel gentío

que buscaba a Jesús “porque

estaban como ovejas

sin pastor”, él sintió lástima

y, sin pensárselo dos veces,

canceló sus vacaciones.

El servicio a los necesitados,

en esta ocasión,

anuló el merecido reposo.

La elección, según dice el

texto evangélico, vino motivada

por compasión. Compasión

es una bellísima palabra.

Significa sufrir junt

o s , p a d e c e r e n c omú n ,

sentir el dolor del otro como

si fuera mío. Se ha dicho

que la compasión es la primera

manifestación de la vida

religiosa, porque nos hace

semejantes a Dios.

La conducta de Jesús

nos ofrece un criterio claro

de elección.

No hay desprecio de ninguna

de las dos posibilidades.

Solo recto orden. Las cosas

deben estar claras.

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