Jesús, curador de la vida - Marcos 1,29-39 Jesús, curador de la vida - Marcos 1,29-39
a Jesús como alguien
que ama la vida, que se
acerca a los que sufren para
sanarlos, para sanar
los vínculos entre las personas,
deteriorados por el
pecado del egoísmo y de la
idolatría del poder y el dinero.
Jesús ha sido enviado
por el Padre Dios para
liberar de toda esclavitud;
a Dios no le gusta que sus
hijos sufran soledad, pobreza,
abandono y enfermedad.
Por eso, Jesús se presenta
como el curador de
la vida, su mirada de ternura,
sus gestos con las
manos para bendecir, curar
y levantar al caído y
sus palabras de misericordia
expresan cuánto nos
ama, y su anhelo de que la
vida sea restablecida en todas
sus dimensiones.
En Cafarnaúm, ciudad
a orillas del mar de Galilea,
Jesús llega con Santiago y
Juan a casa de Pedro y Andrés.
La suegra de Pedro
estaba enferma. Al enterarse,
Jesús, se acercó a su
lecho, la tomó de la mano
y la hizo levantar. La fiebre
cesó. La actitud de Jesús
ante el enfermo es acercarse,
va hacia él, lo toma de
la mano y lo levanta. Gestos
no sólo de curación física,
sino también de su acción
liberadora, que levanta
al caído, al que sufre, y
lo restablece en su dignidad.
Este gesto de tomar
de la mano, muestra la cercanía
de Dios y la pasión
de Jesús por la vida. Por
donde pasa Jesús, la vida
florece, la alegría se vuelve
un canto ensordecedor
y el servicio es muestra del
amor donativo.
Toda la ciudad se congrega
ante la puerta de la
casa de Simón. La fama de
Jesús se extiende y acuden
a él buscando ser sanados.
A muchos cura para manifestar
que la salvación se
concreta mediante su poder
sanador. El Reino está
presente y actuante en
la actividad de Jesús. Sin
embargo, no alcanza con
pedir la salud, todavía la
comprensión de quién es
Jesús y cuál es el sentido
de su ministerio está velada
a los hombres, por eso
se da la orden de guardar
silencio. ¿Acaso la actuación
de Jesús no supone la
experiencia de una religión
“terapéutica”, es decir, una
religión que sana, que devuelve
la alegría, que goza
de la vida humana, que impulsa
al amor y al servicio
del hermano? Tantos siglos
de una religión “patológica”,
basada en preceptos,
en ritos vacíos, en el
temor y la amenaza. Dios
es amor y ama la vida, no
puede querer el sufrimiento
de sus hijos. Jesús cuando
cura nos da libertad,
desata aquellas ataduras
que nos esclavizan y nos
hacen infelices. Por eso, la
gente lo sigue, disfruta de
su presencia amorosa y sanante.
Conclusión
Cuántas son hoy las patologías
que enferman a los
hombres: deseo de poder
ilimitado, ambición por
atesorar dinero y bienes
materiales, individualismo
que impide descubrir
el rostro de Dios en el hermano,
la destrucción de la
naturaleza, las ideologías
cerradas y manipuladoras,
los odios, guerras, divisiones.
Los cristianos debemos
sacudir la conciencia y
el corazón de las personas
y sociedades. Otro mundo
es posible. Más humano,
más fraterno, más solidario.
Un mundo libre de
todas las ataduras que menosprecian
la dignidad de
las personas, un mundo
que experimente la cercanía
de Dios, que se deje
sanar por su presencia
siempre amiga y curadora
de la vida. Jesús nos
muestra ese Dios, los cristianos
debemos manifestarlo
con nuestro comportamiento.