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El escenario internacional y la competitividad local

15/02/2018 00:00 Opinión
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El escenario internacional y la competitividad local El escenario internacional y la competitividad local

E l movimiento de las tasas de interés en los Estados Unidos se origina en mayores expectativas de inflación como resultado de una actividad económica creciente, encarecimiento de los salarios y un estímulo fiscal como resultado de recortes impositivos y mayor gasto fiscal. Aunque no es esperable que se produzca en el corto plazo un evento disruptivo, cualquier turbulencia a nivel internacional que pueda afectar la disponibilidad o el costo de los fondos provenientes del ahorro externo es un problema para nuestro país, dado que el Gobierno ha decidido financiar las transformaciones imprescindibles, en gran parte, recurriendo al crédito internacional. La estrategia gradual, adecuada en las actuales circunstancias, es la consecuencia de características culturales asentadas en nuestra forma de pensar e interpretar la realidad, y que resulta en el hecho de que nuestro país históricamente gasta más de lo que produce. Recurramos a una ecuación básica de la economía para que nos sirva como base de análisis: el superávit o el déficit del Gobierno, sumado al superávit o al déficit del sector privado, es igual al saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos con el resto del mundo (balance comercial y de servicios). Déficits gemelos Hoy el déficit de la cuenta corriente asciende a alrededor del 4% del Producto Bruto, mientras que el déficit fiscal, incluyendo intereses de la deuda pública, es del 6% del PBI, lo que resulta en un superávit del sector privado de dos por ciento. Es decir, seguimos consumiendo e invirtiendo, exiguamente, más de lo que producimos y ello se refleja en: 1- El sector público (deficitario) se financia no solo con ahorro del exterior, sino que toma recursos del sector privado (superavitario) a través de letras de Tesorería. 2- Para que el sector privado financie al Estado las tasas que este ofrece deben ser suficientemente altas y los impuestos resultantes deben ser altos. 3- El ingreso de dólares vía el financiamiento tiende a deprimir el nivel del tipo de cambio y la monetización de las necesidades financieras netas del Estado genera inflación. 4- Resultante de la inflación, el Estado cobra el "impuesto inflacionario". 5- El Estado así "sofoca" al sector privado. Rojo de la balanza comercial Como resultado de estos efectos, más la histórica baja productividad en la generación de bienes manufacturados y servicios, hoy las importaciones superan a las exportaciones en 8.500 millones de dólares. A ello debe sumarse que el precio de las materias primas agropecuarias sigue estancado. Desde inicios de año el Gobierno ha dejado que el peso se deprecie, como forma de dar cierto incentivo a las exportaciones y desincentivos a las importaciones y el turismo, ha relajado la meta de inflación, llevándola al 15% y trata de anclarla con base en la convergencia de los incrementos salariales a esta meta. En paralelo, y en consonancia con el aumento de la incertidumbre en las tasas de financiamiento internacional, aceleró la toma de fondos en el mercado internacional. Cabe destacar que se espera que la economía siga creciendo alrededor del 3%, que se cumplirá la meta de déficit fiscal en este año y que la economía brasileña comenzará a recuperarse. Precios de las materias primas Por otro lado, la apreciación internacional actual del dólar hace que no se pueda esperar demasiado del precio de nuestras exportaciones agrícolo-ganaderas. Esto es coyuntura. Sin embargo, apuntando al mediano y largo plazo, subyacen ciertos factores que deben ser solucionados, concentrados en bajar el peso del Estado en la economía y mejorar significativamente nuestra competitividad. De lo contrario, el costo del financiamiento se incrementará o se restringirá significativamente, lo que llevaría a la necesidad de cambios acelerados: 1- Ahorrar más, fundamentalmente en el sector público. Esto se logrará si arribamos al 2020 con déficit fiscal del 1%, perseveramos con el rediseño del sistema impositivo y encaramos reformas estructurales en el sistema jubilatorio. 2- Llegar a una tasa de inflación en 2020 del 10%, lo que es para nosotros una tasa razonable, aunque internacionalmente muy alta, luego de finalizado el proceso de corrección de precios relativos, legado explosivo del Gobierno anterior. 3- Invertir más, con énfasis en bienes transables, que son los que a mediano plazo incrementarán las exportaciones o sustituirán importaciones de bienes y servicios manufactureros (nuestras exportaciones totales respecto del PBI son de las más bajas del mundo, con el 12%). 4- Dotar de competitividad a los sectores transables mediante mejoras en la infraestructura, en los costos de intermediación y transaccionales, estatales o paraestatales, así como modernizar los convenios colectivos y la litigiosidad en el mercado laboral. 5- Ya más con una vista en el largo plazo, proceder a una reforma educativa que mejore la calidad de nuestro capital humano. Pasos imprescindibles ¿Creemos que la administración actual está consciente del todo esto? Definitivamente sí. La clave de su consecución es lograr los acuerdos políticos para mejorar y dar las señales de que Argentina se encuentra finalmente recorriendo una senda de cambio. Recién ahí podremos hablar, responsablemente, de una futura "lluvia de inversiones". .

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