Jesús es todo para mí

D ebemos saber, sobre todo los que somos creyentes y cristianos, quien es Jesús. Mateo habla de la fe de Pedro y de la promesa de Jesús. Para decir que Jesús es todo para mí hay que conocer y saber quién es.

Mateo 16.13 a 16: Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: “Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre?”. Respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas”.

Jesús les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

Pedro contestó: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.

Jesús le replicó: “Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.

Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.

Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Jesús es para nosotros el Mesías. Hoy podemos decir, manifestar y afirmar que Jesús es el Salvador que ha venido para liberarnos.

Cuántas veces hoy buscamos otros dioses, protectores, pero Jesús es para nosotros un signo y una presencia que alivia, que da confianza y que da esperanza.

¿Quién es Jesús para mí? Puedo dar un montón de razones y nombre como: Jesús es mi Dios, Jesús es mi Salvador, Jesús es el Mesías, Jesús es el Libertador, Jesús es Sanador… muchas cosas, pero lo importante es cuando estamos frente de una situación difícil. Mirar a él, hablar con él y depositar todo lo que tenemos en nuestra vida y no lo podemos aguantar.

No hay otro Dios que pueda darme alivio.

Si Jesús es todo para mí hay que entregarse de verdad, no entregarse a medias por las dudas él escucha. Eso es un abandono total a él. Hay que hacer una entrega total para que Jesús sea realmente el Salvador.

Si Jesús es todo para mí, ¿quién soy yo para él? Soy su hermano, soy el hijo de Dios, soy su seguidor. Hay un compromiso para amar y para sentir que de verdad él es el todo para mí.

Marcos 12.28.34: “El Señor, nuestro Dios es el único Señor, y tú amarás a tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma, todo tu espíritu y todas tus fuerzas.

Entonces, si Jesús es todo para mí, también yo soy todo para él. Es él quien guía mi vida, es él quien muestra mi camino, que me dice la verdad, porque todos pueden abandonarme, menos él. Con él no hay decepción, es la verdadera persona que da a nosotros la gracia, el alivio y la fuerza para seguir adelante.

Hoy podemos mirar a Dios que nos confía su misión, misión para hacer conocer a los demás, hacer conocer su nombre a otras personas, para decir lo que ha hecho en mi experiencia de vida con él, para que las personas no busquen otros dioses… él es el único que da la posibilidad de vivir con felicidad.

Mirá todo lo que ha hecho la Virgen María: ha confiado en Dios, ha entregado su vida, ha hecho todo para cumplir la voluntad de Dios.

Cumplir su voluntad es para decir, no soy nada sin ese salvador, sin ese Mesías.

Que Cristo nos ayude en este tiempo de Cuaresma para que reconozcamos que sin él no tenemos vida, no tenemos alegrías ni fuerzas.

Que Nuestra Madre nos ayude a reconocer a Dios Hijo, para que todo lo que hagamos lo hagamos por la gloria de Dios, hagamos todo para que él sea todo en nuestra vida, hoy y para siempre.

Amén.