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EL LIBERAL . Viceversa

Poetizar un gesto del tiempo

07/04/2018 22:28 Viceversa
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Poetizar un gesto del tiempo Poetizar un gesto del tiempo

Gabriela álvarez busca poesía en todos los sitios. Y desde esos lugares sabe volver a la infancia, a reconstruir los gratos momentos compartidos y aprender a desandar el camino desde la palabra poetizada, como un retorno al lugar de origen.

Afincada hoy en la ciudad bonaerense de La Plata, reconoce que la publicación de su fanzine “Luz Natural”, significó la realización de una importante etapa en su vida literaria, poesías y relatos que se emanciparon de su mundo.

Con mucho entusiasmo comenta que este año habrá nuevos proyectos literarios, por eso, casi como una obsesión, se concentra en poner todo de sí para lanzar un nuevo poemario, que ella define: “Es como un trabajo “más consistente de su unidad, quizás por eso siento que sería como mi primer poemario. `Luz natural' reúne no sólo diferentes series de poemas, sino pequeños relatos”, explica. Algo diferente será io su próximo proyecto que titulará “Migraciones”, el cual “ha sido trabajado con otros tiempos, con más profundidad en la temática que quiero abordar, y tiene un ritmo que hilvana todo el poemario”, señala de lo que pronto saldrá a la luz.

Alrededor de ello, Gabriela contó también acerca del proyecto de “un nuevo material audiovisual, que requerirá días de filmación, edición y de grabación de la voz. Ese juego y combinación de recursos que por ahora me tiene inquieta y expectante. Es un lenguaje nuevo para mí, en el que estoy descubriendo otro modo de poetizar”, resume.

¿Qué cambió en vos a partir de “Luz natural”? ¿Se abrieron nuevas puertas para la difusión?

- “Luz natural” es un fanzine de reciente publicación pero reúne una selección de poemas escritos hace un tiempo. Son esos poemas que una es capaz de comprenderlos dentro de un modo de escribir que quizás luego se transforma, sea por nuevas lecturas, por nuevos temas que nos convocan, o por algo interno que nos modifica.

Entonces por un lado, Luz Natural es el reflejo de todo eso, de marcar la realización de una etapa y darle valor. Pienso que marca ese inicio inocente de reconocer en mí los poemas y la poesía. Y lo que cambió a partir de su publicación tiene que ver también con la valorización del arte, de entender que lo que una hace forma parte de algo más grande y no sólo de una reunión de papeles que acumulamos con nosotras, sino de una voz que se transmite. También me ha llevado a ser consciente de la creatividad que hay en la edición de lo que una misma publica. La libertad a la hora de elegir el papel, el color, las letras, las imágenes, la estética y la textura que enmarcan las palabras que contiene. Hacerlo visual y material reúne ese tiempo comprendido y aprendido para seguir creando. Y el modo de difusión actualmente es muy diverso. En mi caso me cuesta más lo virtual, los blogs, y las redes. Entonces me siento más cómoda intentando hacer estos fanzines. Creo que abre una ventana para que las cosas se disfruten en un tiempo y espacio diferente.

¿Qué lugar ocupa la fotografía en tu vida artística? ¿Se complementa al lenguaje poético?

- Siempre recuerdo que tengo pocas fotos mías de niña o de bebé. Siento un poco esa ausencia del rostro, los gestos, la mirada. Cuando nació mi hermano menor creo que desplacé inconscientemente esa necesidad hacia él y tomaba registro de cada movimiento que veía. Pienso de algún modo que en la fotografía existe esa relación con el tiempo muy intima como en la poesía. Hay un trabajo constante con el pasado y el futuro. El presente se vuelve en esa luz que permite ser testigo de ello. Sólo un puente. Y se complementa con lo poético en que las imágenes que luego observo en las fotografías tienen mucho que ver con un gesto del tiempo. Las imágenes generalmente son fragmentos, quiebres de figuras (sea un árbol, una hoja, unas manos, unos ojos) y eso crea un sentido o una sensación. O al menos eso intento entre poesía y fotografía. Pensar que el objeto o el referente en la fotografía no sólo es lo que vemos sino lo que estamos sintiendo. El puente hacia dónde ello nos lleva. En la poesía lo mismo. Un espacio hacia dónde giramos los ojos y la voz.

En La Plata participo en Otra-óptica, un colectivo de Fotógrafas/os críticos. En ese espacio he aprendido mucho. Me he animado más a acercarme al cuerpo y no sólo a los objetos que tengan que ver con la naturaleza. Quizás como en la poesía pasé de algo muy intimista a generar otro vínculo con las cosas, y con la contemplación.

¿Qué libros te siguen emocionando y qué otros nuevos trabajos han despertado tu interés?

-Mi memoria y mis emociones son dispersas y me cuesta nombrar algo específico de por sí. Los diarios de Alejandra Pizarnik han sido muy importantes para mí en mis inicios con la poesía. Las Cartas de Pizarnik con Ostrov, su poesía; ella y la pasión que encuentro en cada frase me inundó en mis comienzos. En general disfruto mucho del género epistolar. Encuentro en las cartas y en los diarios también la materia más transparente de quien escribe, sea poesía o narrativa. El escritor francés Pascal Quignard es un referente contemporáneo que me motiva mucho también. Me abruma, me inquieta. Y eso, soy alguien que todo el tiempo está disfrutando y extrayendo algo de los libros. No sé en qué momento de la vida comencé a ser más caótica con las lecturas. Pero es infinito y los caminos para recorrer en literatura son muchos. Pero siempre hay una llegada y una partida propia dentro de ese universo. Creo que lo que me emociona es la unión que se genera entre lo que leemos y lo que nos hace sentir. Hay algo ahí con un texto que nos enreda y nos suelta de repente. Nos hace parte de él y nos olvida al mismo tiempo. Eso me emociona.

Se evidencia en tu trabajo ese amor irrenunciable a las cosas simples vividas en la infancia, la familia, Santiago… ¿Cómo describirías cada regreso a Santiago?

- Los regresos a veces son aún sin regresar en el plano material. Creo que a veces hay más de esos regresos, que de los que tenemos la real oportunidad de volver. Pero disfruto de la sensación que ambos me traen. De saber que el regreso existe porque hubo un espacio que nos ha tenido a nosotros como habitantes. Sea la infancia, la familia o el lugar de origen. Para mi Santiago es amistad, es reconocimiento, es silencio, es crudeza a veces, es amor, amor al presente que se construye desde ese acontecimiento. Mi próximo libro se llama Migraciones. Creo que sin quererlo explica algo de esa identidad. De algo que en mí al menos, me sigue a cada paso. Me he mudado muchas veces, de provincias, de ciudades, de casas, de círculos en los que nos detenemos y después reconfiguramos. Y en cada regreso encuentro eso del paso del tiempo que siempre nos está trayendo al fin y al cabo presencias.

Las cosas simples no entienden mucho de fronteras. Se afianzan en otros órdenes para transcurrir.

¿Has tenido interés en conocer nuevas voces poéticas que estén emergiendo en nuestra provincia?

-Sí, claro. Hace poco tuve la oportunidad de conocer hermosos escritores/as con quienes he podido compartir mesas de lecturas en la octava Feria del Libro de la provincia y en otros espacios. Por nombrar algunas de ellas Leticia Auat, Exequiel álvarez, Sebastián Barrionuevo y Claudio Rojo Cesca, con quien he tenido además el gusto de encontrar ese amor especial por la poesía. Admiro mucho sus escrituras y agradezco encontrar esos seres en el camino.

POEMAS DE GABRIELA 

TODA ESA LUZ

¿qué más buscas niño

en ese canasto

repleto de amapolas?

veo tus manos rojas

y desteñidas veo

cómo reaparece sobre tu cuerpo

el perfume equivocado

bajo la pérgola el sol forma

un altar para las uvas

nos guía como hambrientos

hacia ellas te arrastras

por miedo de crecer

como un pez hablas

quiero mi vida no la tuya

y con violencia robo tu tiempo

cansado de melancolía

fue toda esa luz como una lava

rompiendo una piedra

contra otra

una sucesión de gotas

perforando el barro

y la hierba

mis ojos se van

alcanzan su figura transformada

se ríe de la mía

¿cómo podrás olvidarte

de las veces que te dejé ir

de la forma que tomó mi imagen

cuando ya nadie

me necesitaba?

quiero que todo nos escuche

y que alguien caiga por nosotros

olvidar lo que digo

que estuve siempre

donde guardas el río

ese bosque bajo el lago

1.

recuerdo el día en que conocí

un bosque bajo el lago

salí a mirar el cielo

pero aún no era de noche

los huequitos en la ropa

me hacían más frágil

y traté de sostenerme sin perder de vista el sol

erguida hacia él

sabía que al caer

tendría en su vacío

las puertas que nos faltaban

es más fácil pecar de ciega

y que los ojos ayuden a lamer

las grietas

tocar el agua

que corre por debajo

quizás alguien tenga su reino

en la humedad de aquello

que hemos descartado

cuando dijimos aquí no se vive

ni crecen los árboles ahogados

2.

nadie sabe las luces

que llevamos esos días

estuve viendo

cómo unir lo diferente

pedí coraje

para desarmar su verdad

quise levantar sobre mis ojos

un espacio de liberación

como una ínfima boca

que fuera capaz

de desandar sus manos

para ver correr el agua

me decías no toques el paisaje

dejalo sobrevivir

tenía vértigo en las manos

y hundía las uñas en la tierra

desarmaba las piedras

y los colores se mezclaban

aparecían restos

de huesos pequeños

quebrados por el tiempo

allí donde había pájaros

quedaban mis marcas

esa tierra revuelta

como señal de vida

3.

a contraluz soy como muecas

que fluyen

en la danza del vacío

vos dirás el húmedo latir

no alcanza

yo tendré las hojas distraídas

junto al fuego viven limpias

las almas

y se aprecia el temor

cuando amanezca

¿podré trepar al sitio verde

que aleja estas horas?

sé que partes al vivir

rama por rama

el agua

(inéditos, Migraciones)

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