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EL LIBERAL . Santiago

Un día cualquiera en la vida de la colonia

14/04/2018 22:08 Santiago
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El estilo frugal y laborioso de

los menonitas está impreso en todos

los aspectos de sus vidas. Isaac

Beckert relata con extrema sencillez

y economía de palabras que todos

se levantan a las 6 de la mañana,

los hombres van a trabajar al campo;

las mujeres lo mismo, pero en

sus casas, y los niños pequeños van

a estudiar en la escuela de la propia

comunidad. Los esposos e hijos mayores

de doce años ordeñan sus vacas

y llevan la leche a la cooperativa,

donde la venden o canjean por otras

mercancías; y se ocupan de las demás

labores agrícolas o sus respectivos

oficios, excepto que el clima lo

impida. Las mujeres lavan, limpian

y cocinan. Almuerzan juntos. Si se

puede descansan, sino trabajan hasta

antes del oscurecer y vuelven a

cenar y dormir hasta el otro día.

Los que venden quesos o viajan a

las ciudades por razones de salud o

compras, parten temprano y regresan

antes del anochecer.

Sus creencias

Los menonitas son un desprendimiento

de los Anabautistas, que

se separaron de las iglesias luteranas

y reformadas en Holanda y Suiza

en el siglo XVI. Fue un sacerdote

católico holandés, Menno Simons,

quien le dio nombre a su movimiento.

Sus seguidores fueron llamados

comúnmente “discípulos de Menno”

y con el tiempo simplemente

“menonitas”.

Los varones se bautizan a los 18,

para aceptar sus responsabilidades,

y no se casan sin bautizarse antes.

Para las mujeres no es requisito

indispensable, pero igualmente se

bautizan al cumplir los 18.

Don Isaac Beckert relata que trabajan

todos los días, excepto los domingos,

en que solamente ordeñan

sus vacas (única tarea que no se puede

obviar). Luego van a su reunión religiosa

que dura alrededor de una hora

y media, donde el obispo de la comunidad

y algunos curas que lo ayudan

leen la biblia e imparten el sermón.

No tienen comunión ni consumen ostias

o algún equivalente.

Celebran las principales fiestas

religiosas cristianas como la Navidad,

el 25 de diciembre; Semana

Santa y Reyes. Esos son días especiales

y, al igual que los domingos,

aprovechan para reunirse en familia

y las mujeres preparan comidas especiales

que luego todos comparten.

La educación

Los menonitas no van a escuelas

seculares y cuando se los quiso obligar

a cambiar éste u otro aspecto de

sus costumbres más acendradas,

simplemente migraron a países con

mayor tolerancia, con el principal

argumento a su favor de su laboriosidad

y lo pacífico de su conducta.

Entre los seis y los doce años las

niñas y hasta los 13 años los varones,

asisten a una instrucción propia

en la que aprenden el idioma

alemán antiguo; también a leer, escribir

y hacer cálculos.

A partir de allí se dedican a lo

mismo que sus padres: trabajar.

Sus comidas

A pesar de sus orígenes germanos,

en realidad los colonos de Pampa

de los Guanacos llegaron al norte

de Santiago del Estero con costumbres

mejicanas, ya que provienen de

los grandes asentamientos de Durango.

Por eso Juan Klasen, tesorero de

la cooperativa menonita y apoderado

de esta comunidad, relata: “Nos

gusta la comida con mucho picante,

como los mejicanos”. Amplía luego:

“Hacemos la tortilla de maíz, luego

le ponemos carne de vaca, de pollo o

de cerdo, verduras y picantes”.

Por lo demás, los menonitas en

general se adaptan a las costumbres

alimenticias de donde se radican,

por lo que aquí también disfrutar de

los guisos y los asados, por ejemplo.

En general “los menonitas son

grandes consumidores de lo que

ellos mismos producen, como carne

de vaca y verduras”, describe Klasen

desde la proveeduría de su colonia.

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