La necesidad de un retiro espiritual en la vida cristiana La necesidad de un retiro espiritual en la vida cristiana
una pausa que necesitamos
en nuestra
vida para encontrarnos
de una manera más
profunda y directa con Dios.
Como cada año hacemos chequeos
de salud, también debemos
hacer chequeo espiritual.
Podemos vivir con tristeza,
angustia o todo lo que puede
amargarnos la vida. Los discípulos
de Emaús, por ejemplo,
pensaban que Cristo había
muerto y no iba a resucitar;
no tenían ánimo, por eso
volvieron a su pueblo. Pero Jesús
se acercó y dio una oportunidad
para que lleguen a vivir.
Han perdido toda la razón de
ser discípulos de él.
Por eso lo importante es parar
y hacer un encuentro con
él.
El retiro espiritual es una
práctica de la iglesia. Siempre
hubo esa manera de reflexionar
sobre la vida, encontrarse
con su propia posteridad y sobre
todo con su desierto. Necesitamos
un desierto para reflexionar
y hacer la abstinencia
del silencio. Es importante hacer
una pausa, revisar la vida o
los eventos que nos han marcado,
descubrir que tenemos mucho
para agradecer porque hemos
recibido mucho de Dios,
su obra y su presencia en nuestra
vida. Es también experimentar
la verdad, porque Jesús
es la verdad en Dios mismo.
J
esús ha dicho: “Yo estaré
con ustedes, todos los días hasta
el fin del mundo” (Mateo 28-
20). Ver como Dios nos cuida de
una manera personal, es testigo
directo de su actuar en la vida
de los demás. Hay que mirar
la acción de Dios en otros.
Encontrar el descanso, necesitamos
descansar y no necesariamente
hay que ir de vacaciones;
los tres días de un retiro
espiritual nos pueden dar
un descanso del cuerpo y también
de la mente. Hay que buscar
una vida nueva, renovarse.
El retiro es un lugar en donde
podemos recobrar fuerzas
para continuar. Es entrar en un
espíritu de oración porque no
podemos retirarnos ni estar en
un desierto, sino comunicados
con nuestro Dios. Allí vamos a
ver lo importante que es la vida
de oración.
A veces pensamos que ir a
la misa o rezar por las noches
es suficiente, así como también
las oraciones repetidas de memoria.
Pero no, es importante
la adoración, la contemplación,
y escuchar a Dios. La oración
es vital para un cristiano.
“Descubrí que los mejores
amigos son los que me acercan
a Cristo. La persona que me invita
a ir a un retiro es un amigo,
porque quiere acercarme a
Dios”.
Para mí la misa es un retiro
porque en ese momento subimos
a la montaña o estamos en
el desierto. Es el acto penitencial
la palabra de Dios y la comunión
con Cristo.
Dejar mi casa y retirarme a
un templo para orar es un retiro
que debemos hacer en silencio,
escuchando la palabra
de Dios para enfrentar luego
nuestra vida.
En el camino, los discípulos
de Emaús reconocen que Jesús
al partir el pan sale al encuentro
y reconforta a sus discípulos
tristes a los que le falta la fe.
Los sacramentos de la reconciliación
y de la Eucaristía
son la fuerza para renovarse en
Cristo. No hay que dejar pasar
esta oportunidad. Por eso la invitación
de todos los domingos
para parar y hacer un retiro es
importante.
Recibir su perdón y alimentarnos
de su espíritu es importante.
A veces lo hacemos mecánicamente,
en silencio y despacio.
El ambiente del retiro
nos permite la necesidad de
Dios.
Debemos tener hambre de
Dios, estar con Dios y que él
entre a nuestra vida.
Al final del retiro podemos
decir con convicción que Dios
está vivo, que está con nosotros,
como han hecho los discípulos
de Emaús.
El corazón les abría y así salieron
corriendo a contar a los
demás que Cristo había resucitado.
Que Dios nos ayude para
que nuestras celebraciones y
momentos de oraciones sean
momentos de reflexión sobre
nuestra vida.
Que nuestra Madre en su silencio
haga la oportunidad para
que podamos conocer que
Dios nos ama.
Que no seamos cristianos
tristes, sino alegres porque
Dios es un Dios de alegría, que
ha vencido todo lo que puede
amargar nuestra vida.
Que podamos buscar todos
los años, a través de los retiros,
un encuentro verdadero con
Dios por nuestras vidas y por
los demás.
Amén.