Evangelio según San Juan 6,44-51. Evangelio según San Juan 6,44-51.
puede venir a mí, si no lo
atrae el Padre que me envió;
y yo lo resucitaré en el último
día”.
“Está escrito en el libro de
los Profetas: Todos serán instruidos
por Dios. Todo el que
oyó al Padre y recibe su enseñanza,
viene a mí.
Nadie ha visto nunca al Padre,
sino el que viene de Dios:
sólo él ha visto al Padre.
Les aseguro que el que
cree, tiene Vida eterna.
Yo soy el pan de Vida.
Sus padres, en el desierto,
comieron el maná y murieron.
Pero este es el pan que
desciende del cielo, para que
aquel que lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo bajado
del cielo.
El que coma de este pan
vivirá eternamente, y el pan
que yo daré es mi carne para
la Vida del mundo”.
Comentario
Nuestro Salvador, en la última
cena, la noche que le traicionaban,
instituyó el sacrifico
eucarístico de su cuerpo y
sangre, con el cual iba a perpetuar
por los siglos, hasta su
vuelta, el sacrificio de la cruz,
y a confiar así a su Esposa,
la Iglesia, el memorial de su
muerte y resurrección, sacramento
de piedad, signo de unidad,
vínculo de caridad, banquete
pascual, en el cual se
recibe como alimento a Cristo,
el alma se llena de gracia y
se nos da la prenda de la gloria
venidera.
Por tanto, la Iglesia, con
solícito cuidado, procura que
los cristianos no asistan a este
misterio de fe como extraños
y mudos espectadores,
sino que, comprendiéndolo
bien a través de los ritos
y oraciones, participen consciente,
piadosa y activamente
en la acción sagrada, sean
instruidos con la Palabra de
Dios, se fortalezcan en la mesa
del Señor, den gracias a
Dios, aprendan a ofrecerse a
sí mismos al ofrecer la hostia
inmaculada no sólo por manos
del sacerdote, sino juntamente
con él; se perfeccionen
día a día por Cristo Mediador
en la unión con Dios y
entre sí, para que, finalmente,
“Dios sea todo en todos”
(1C 15,28).