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EL LIBERAL . El Evangelio

Cuarto domingo de Pascua: 26 de abril de 2015

21/04/2018 21:37 El Evangelio
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Cuarto domingo de Pascua: 26 de abril de 2015 Cuarto domingo de Pascua: 26 de abril de 2015

La imagen pastoril

en la tradición bíblica

designa primeramente

a Israel como el “rebaño

de Dios” conducido

por el desierto durante

su proceso de liberación

y luego hacia un cumplimiento

único. También

expresa la relación personal

del israelita con su

Dios. A veces, Dios encarga

esta tarea a algunos:

Moisés, los Jueces,

David, etc. Las situaciones

de abuso de poder

de estos “encargados”

suscitan en el pueblo

la esperanza de que

el mismo Dios venga a

hacerse cargo de su rebaño,

así lo señalarán

los profetas jeremías y

Ezequiel.

En tiempos de Jesús,

hay que situar el discurso

del “buen pastor” en

el contexto de su polémica

con las autoridades

religiosas y políticas

del pueblo de Israel que

lejos de “proteger” al rebaño,

abusan de él.

Jesús se presenta como

el buen pastor, dispuesto

a dar la vida por

sus ovejas, contrariamente

al “mercenario”,

de quién no son las ovejas,

que al ver venir al

lobo las abandona y huye.

El buen pastor está

dispuesto a dar su vida

por las ovejas, porque

las conoce, es decir, las

ama, como se conocen

y aman con el Padre. El

amor donativo de Jesús

por sus ovejas, su pueblo,

nace de la experiencia

de comunión con el

Padre, por eso Jesús durante

todo su ministerio

estuvo al servicio de

la vida de su pueblo, sanando,

perdonando, incluyendo

a los últimos,

dignificando.

El buen pastor viene

a reunir a sus ovejas,

pueblo de Israel, junto

a “otras ovejas” que

no son del redil, es decir,

no son judías, en

un solo rebaño. También

estas ovejas escucharán

su voz, después

de dar su vida, para que

haya un solo rebaño bajo

el cayado de un solo

pastor. La misión de Jesús

es universal, no queda

reducida al pueblo

de Israel. él es el Cordero

que está en medio del

trono y apacentará a las

ovejas llevándolas a la

fuente de la vida.

Conclusión

Esta imagen del

buen pastor, es un modelo

para la dirigencia

política y religiosa de todos

los tiempos. La misión

del dirigente es reunir

y apacentar al pueblo,

alimentarlo no solo

con el pan material, sino

también con el pan de la

justicia, de la libertad y

dignidad. Se trata de estar

al servicio de la vida,

preocupándose y ocupándose

por cada persona,

por la realidad en

que vive, sin discriminar

a nadie por su condición

social, política y

religiosa. El dirigente

a imagen del buen pastor,

camina delante de

su pueblo, promoviendo

la vida, ayudando a cada

persona a alcanzar su

máximo potencial, siendo

puente de reconciliación

y fraternidad. Jamás

se aprovecha del

pueblo, nunca vive a

costillas de él, está para

servir y no para ser servido.

En esto consiste su

identidad, solo es dirigente

para servir y usar

su poder para dignificar

a todos.

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