Cómo estudiaron el tsunami cerebral Cómo estudiaron el tsunami cerebral
Para estudiar la actividad eléctrica de
este órgano pusieron electrodos sobre la
superficie cerebral. Su principal objetivo
era descubrir los mecanismos que intervenían
en esa muerte cerebral. También
conocer los eventos neuronales que tenían
lugar durante esos instantes.
Y lo han conseguido. Han observado
en directo el llamado “tsunami cerebral”,
una ola de descargas eléctricas que recorre
toda la corteza cerebral y que provoca
en estos daños irreparables. Ese instante
es el principio del fin de las células cerebrales.
Es el momento en que se apagan,
marcando su muerte irreversible.
Conciencia sin latido
Este tsunami cerebral ocurre incluso 5
minutos después de que el corazón haya
dejado de latir. Sin pulsaciones cardíacas,
por tanto, las neuronas pueden seguir
funcionando. Así, tras el paro circulatorio,
se produce una paulatina pérdida de
potencial electroquímico en las neuronas.
Un fenómeno que se conoce como despolarización
neuronal.
¿Por qué? Porque las neuronas necesitan
oxígeno para poder funcionar adecuadamente.
Cuando dejan de recibir este
combustible, fruto de la mengua de circulación
cerebral, se nutren de reservas
energéticas. Así, se mantienen con vida
unos minutos, antes de apagarse completamente.
“Después de que se detiene la circulación,
la expansión de la despolarización
marca la pérdida de energía electroquímica
almacenada en las neuronas y la
aparición de procesos tóxicos que, eventualmente,
conducen a la muerte”.
Jens Dreier
La disminución paulatina de potencial
desencadena una serie de procesos tóxicos
que, eventualmente, provocan la necrosis
y posterior muerte celular. No obstante,
como sostiene el autor principal del
estudio, el doctor en neurología y neuropsicología
Jens Dreier expresa que cuando
se restablece la circulación sanguínea, este
proceso puede revertirse.
Por tanto, los expertos concluyen que
existe una similitud entre la muerte cerebral
de los animales y la de los humanos.
Ya se sabía que en animales, después de
pasar 30 segundos sin oxígeno, el cerebro
comienza un proceso de ahorro de energía,
volviéndose inactivo y deteniendo la
comunicación entre neuronas. Esta pérdida
de energía se extiende, en forma de
ola masiva, a través de la corteza y otras
partes del cerebro, originando el envenenamiento
sistemático de las células nerviosas.
Este daño es irreversible, ya que
los efectos neuronales no se pueden recuperar.
Además, sostienen que existe un
período en el que la restauración del
funcionamiento cerebral es posible,
hipotéticamente.
La relevancia
de su
descubrimiento
El cerebro sigue siendo uno de los
órganos humanos de los que menos
conocimiento se tiene. Por eso, junto
a los grandes avances que se han llevado
a cabo en las últimas décadas,
gracias sobre todo a las técnicas de
neuroimágenes, este hallazgo puede
“conducir a la mejora en un futuro de
procedimientos de diagnóstico y tratamiento”,
según aseguró el propio líder
de la investigación.
La muerte cerebral es “el cese irreversible
de todas las funciones cerebrales”,
según el Sistema de Salud de
la Universidad de Miami, de Estados
Unidos. No obstante, en la actualidad
los científicos no saben con certeza
cuál es el método de diagnóstico de
la misma. Además, no se sabe el momento
exacto en que se pierde la capacidad
de conciencia.
Según explicaron los propios investigadores
en Alemania, este descubrimiento
tiene como objetivo buscar
nuevas estrategias médicas para extender
la sobrevivencia de las células
nerviosas cuando se frena la circulación
cerebral.
Obtener datos relevantes sobre un
“punto de inflexión” antes que se produzca
el daño cerebral irreparable
también podría ayudar a salvar vidas
de personas con condiciones complejas,
tras derrames o lesiones de consideración.
Por lo tanto, este descubrimiento
podría ayudar a reanimar a personas
con serio riesgo cerebral, evitar muertes
por isquemia cerebral (daño en la
circulación) u otros accidentes cardiovasculares,
aunque aún queda mucha
experimentación por adelante.
En este sentido, esta investigación
supone un avance, también para desarrollar
estrategias contra el paro
cardíaco y los accidentes cerebrovasculares
(ACV). Los resultados de esta
investigación pionera proporcionan
datos asombrosos sobre la neurobiología
de la muerte y son muy esperanzadores.
¿Se puede salvar de la muerte
cerebral a una persona que ha sufrido
un paro cardíaco? Las investigaciones
nos llevan a la esperanza que
puede ser irreversible.