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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Juan 15,12-17.

04/05/2018 00:16 El Evangelio
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Evangelio según San Juan 15,12-17. Evangelio según San Juan 15,12-17.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Este es mi mandamiento:

ámense los unos a los otros,

como yo los he amado.

No hay amor más grande

que dar la vida por los amigos.

Ustedes son mis amigos si

hacen lo que yo les mando.

Ya no los llamo servidores,

porque el servidor ignora lo

que hace su señor; yo los llamo

amigos, porque les he dado

a conocer todo lo que oí de

mi Padre.

No son ustedes los que me

eligieron a mí, sino yo el que los

elegí a ustedes, y los destiné

para que vayan y den fruto, y

ese fruto sea duradero. Así todo

lo que pidan al Padre en mi

Nombre, él se lo concederá.

Lo que yo les mando es que

se amen los unos a los otros”.

Comentario

Qué párrafo más extraordinario

del evangelio de Juan,

aunque es otro de los textos

que por leído abundantemente

y hasta musicalizado y cantado

otras tantas veces, también

corre el riesgo de caer en

nuestras escuchas rutinarias.

Hoy, en estos días de libertades

constitucionales y

constitutivas parece que imponer

a alguien un mandamiento

de amor ni siquiera

suene bien, “¡Te mando que

ames!”. Desde luego si entendemos

la acción de amar no

tanto como el típico ejemplo

gramatical de verbo de la primera

conjugación, sino todo lo

que supone de carga afectiva,

de entrega personal, desvelo,

renuncia, de poner al otro en

el centro de la vida hasta hacerlo

semejante y prójimo. Tan

próximo que ocupa un lugar

de grandes dimensiones en mi

corazón, es decir en mi preocupación

“efectiva” de voluntad

convertida en acto hacia

él, tornando míos sus problemas,

tanto fracasos como

éxitos, sus noches oscuras y

sus proyectos ilusionantes, su

enfermedad y salud, sus trabajos

y desempleos, su riqueza

y pobreza, su mirada alegre

y sus lágrimas...

Desde luego parece que

este mandato por mucho que

lo cantemos corre el riesgo de

quedarse en norma ideal y de

escaso cumplimiento y desde

luego a la vista de los resultados

salvo los muy honrosos y

venerables ejemplos- así parece

ser.

Es probable que hayamos

puesto mucho empeño memorístico

en la primera parte del

estribillo y poca reflexión en la

segunda, ¡en el cómo! Si dijéramos

hay que cumplir el ¡como

Yo os he amado! de Jesús,

abriríamos una puerta distinta;

la de experimentar la fuente

misma del Amor, el desbordamiento

del amor de Jesús

en mi vida, que me ha hecho

“amigo” en su corazón (“Amigos

fuertes de Dios” que expresaba

Teresa de Jesús) y me

permite comprenderme como

una “persona nueva” a la

luz de quien da la vida en gratuidad.

Descubrir al otro en el

amor mismo en que Dios me

tiene a mí más que mandato

es consecuencia.

Esta es una experiencia de

intimidad y profundidad que

si bien leemos en las insignes

biografías contemplar y actuar-

sin embargo, hoy nuestro

vehemente empeño por cambiar

la realidad (bueno, urgente

y signo del Espíritu), nuestras

multitareas, multiexplicaciones,

multiexcusas... nos impide

gozar suficientemente, porque

sentirse amado por Dios

es una gozada, un alegrón, un

manantial de vida de tal caudal

que necesariamente se torna

en vida entregada a los otros.

Así es que ya sabes, si encuentras

dificultad en cumplir

el mandamiento del amor, date

a disfrutar el “como yo os he

amado”.

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