Evangelio según San Juan 15,18-21. Evangelio según San Juan 15,18-21.
“Si el mundo los odia, sepan
que antes me ha odiado
a mí.S i ustedes fueran del
mundo, el mundo los amaría
como cosa suya. Pero como
no son del mundo, sino que
yo los elegí y los saqué de él,
el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les
dije: el servidor no es más
grande que su señor. Si me
persiguieron a mí, también
los perseguirán a ustedes;
si fueron fieles a mi palabra,
también serán fieles a la de
ustedes.
Pero los tratarán así a
causa de mi Nombre, porque
no conocen al que me
envió”.
Comentario
La muerte, a la que, una
vez que ha sido vencida por
el Salvador y condenada al
deshonor en la cruz, atados
los pies y las manos, todos
los que caminan en Cristo
arrojan a los pies y, dando
testimonio de Cristo,
se burlan de ella y la insultan,
repitiendo las palabras
que habían sido escritas en
otra ocasión : “¿Dónde está,
muerte, tu victoria; dónde,
infierno, tu aguijón” ?... ¿Es
una pobre demostración de
la victoria conseguida sobre
ella por el Salvador, cuando
niños y jóvenes muchachas
en Cristo desprecian la vida
presente y se preparan
para morir ? El hombre teme
por naturaleza la muerte
y la disolución de su cuerpo;
y lo más maravilloso es que
se ha revestido de la fe de
la cruz, desprecia este sentimiento
natural y por Cristo
no teme ya la muerte...
Y si antes la muerte era
tan poderosa y por ello tan
temible, pero ahora tras
la venida del Salvador y la
muerte de su cuerpo y su resurrección,
se la desprecia,
es claro que es por Cristo,
que ascendió a la cruz, por
quien la muerte ha sido aniquilada
y vencida. Cuando
tras la noche el sol aparece
e ilumina toda la superficie
de la tierra, no se puede
dudar en absoluto que el sol
que despliega por todas partes
su luz es el mismo que ha
ocultado las tinieblas e ilumina
todo.
No hay duda en absoluto
de que el Salvador que se
ha manifestado en el cuerpo
es el mismo que ha aniquilado
la muerte y que cada día
hace ver en sus discípulos...
Si se ve a hombres, a mujeres
y a jóvenes correr y lanzarse
a la muerte por la fe en
Cristo, ¿quién sería tan estúpido
y tan incrédulo, quién
tendría el espíritu tan ciego,
para no comprender y pensar
que es Cristo, a quien
estos hombres rinden testimonio,
quien da y garantiza
a cada uno la victoria sobre
la muerte y destruye el poder
de la muerte en cada uno
de los que tienen fe en él y
llevan el signo de la cruz?