Evangelio según San Juan 21,20-25. Evangelio según San Juan 21,20-25.
lo seguía el discípulo al que Jesús
amaba, el mismo que durante
la Cena se había reclinado
sobre Jesús y le había preguntado:
“Señor, ¿quién es el
que te va a entregar?”.
Cuando Pedro lo vio, preguntó
a Jesús: “Señor, ¿y qué
será de éste?”.
Jesús le respondió: “Si yo
quiero que él quede hasta mi
venida, ¿qué te importa? Tú sígueme”.
Entonces se divulgó entre
los hermanos el rumor de que
aquel discípulo no moriría, pero
Jesús no había dicho a Pedro:
“él no morirá”, sino: “Si yo
quiero que él quede hasta mi
venida, ¿qué te importa?”.
Este mismo discípulo es el
que da testimonio de estas cosas
y el que las ha escrito, y
sabemos que su testimonio es
verdadero.
Jesús hizo también muchas
otras cosas. Si se las relata detalladamente,
pienso que no
bastaría todo el mundo para
contener los libros que se escribirían.
Comentario
Desde el origen del mundo,
Jesucristo vive en nosotros; él
actúa en nosotros todo el tiempo
de nuestra vida...; comenzó
en sí mismo, y en sus santos
continúa una vida que no
terminará jamás... Si “el mundo
entero no es capaz de contener
todo lo que se podría escribir
acerca de Jesús”, sobre lo
que hizo, o lo que dijo, y acerca
de su vida; si el Evangelio nos
esboza unas cuantas líneas, si
la primera hora es tan desconocida
y tan fecunda, ¿cuantos
evangelios sería necesario
escribir para trazar la historia
de todos los momentos de esta
vida mística de Jesucristo,
que multiplica las maravillas
hasta el infinito y las multiplicará
eternamente, puesto que
todos los tiempos, propiamente
dicho, no son más que la historia
de la acción divina?
El Espíritu Santo marcó en
caracteres infalibles e incontestables
algunos momentos
de esta vasta duración; recogió
en las Escrituras algunas
gotas de este mar; hace ver de
qué maneras secretas y desconocidas
hizo aparecer Jesús
al mundo...
El resto de la historia de
esta divina acción que consiste
en toda la vida mística que
Jesús lleva en las almas santas,
hasta el fin de los siglos,
es sólo el objeto de nuestra
fe... Ahora el Espíritu Santo sólo
escribe evangelios en el corazón;
todas las acciones, todos
los momentos de los santos
son el evangelio del Espíritu
Santo; las almas santas son
el papel, sus sufrimientos y sus
acciones son la tinta.
El Espíritu Santo, por medio
de la pluma de su acción,
escribe un evangelio viviente.
Y no lo podremos leer que
hasta el día de gloria, en el cual
después de haber salido de la
prensa de esta vida, lo publicarán.
¡Oh que bella historia! ¡El
bello libro que el Espíritu Santo
escribe actualmente! está
por ser impreso, almas santas,
no hay día en que las letras no
sean retocadas, en que se les
aplique la tinta, en que se impriman
las hojas.
Pero estamos en la noche
de la fe: el papel es más negro
que la tinta, este evangelio no
se podrá leer sino en el cielo.
Estamos por concluir el
tiempo pascual, tiempo especial
de gracia por el que escuchamos
el testimonio de aquellos
que fueron los testigos oculares
de la Resurrección. En la
primera lectura nos presenta
Pablo en Roma, lugar de su
martirio. Pero Lucas no nos dice
cual a sido el destino de Pablo
en los Hechos de los Apóstoles.
Eso se explica porque,
aunque los Hechos nos cuentan
la historia de la Iglesia a través
de Pedro y Pablo, en definitiva,
lo que cuenta es la historia
del anuncio de Jesús que, impulsada
por el Espíritu Santo,
resuena en todos los rincones
del mundo. No hay cadenas, ni
muerte que pueda contener la
fuerza de la Palabra.