Después de las turbulencias, ¿cómo sigue la economía? Después de las turbulencias, ¿cómo sigue la economía?
¿Cómo estaba la economía
antes de las turbulencias?
De acuerdo a estimaciones
privadas, en el
1er. trimestre del 2018, el
nivel de actividad económica
en Argentina se expandió
a un ritmo cercano
al 4.4% anual respecto del
mismo período del 2017.
Si bien esta cifra representa
un mayor crecimiento al
que registró la economía
durante todo el año 2017
(2.8%), con respecto del IV
trimestre del 2017, la economía
continuó creciendo
pero desaceleró notoriamente
su ritmo de expansión
.
Esta desaceleración del
nivel de actividad es consistente
con lo sucedido
con la mayoría de los motores
del consumo2 que cayeron
con respecto a los últimos
meses del 2017.
La desaceleración del
nivel de actividad durante
los últimos meses coincidió
con una importante
aceleración en la tasa de
inflación, fruto de diversos
factores: caída en las tasas
reales de interés (netas de
inflación), aumento del dólar
(diciembre de 2017 y febrero
de 2018) y mayores
expectativas de inflación
luego del cambio en las
Metas de Inflación.
Las razones de
las turbulencias
El aumento en las tasas
de interés en Estados Unidos
sin duda influyó y bastante
en las turbulencias
del mercado cambiario.
No obstante, teniendo en
cuenta que los efectos tanto
sobre los tipos de cambio
como sobre las primas
de riesgo en otros países
fueron bastante menores
que en nuestro país, existen
claramente otros fenómenos
adicionales que han
complicado aún más la situación
para Argentina.
Los factores que “potenciaron”
el efecto de la suba
de tasas en Estados Unidos
fueron varios.
El primero
de ellos está dado por el hecho
que nuestro país es altamente
dependiente del
financiamiento externo ya
que lo necesita para cubrir
el exceso de gasto que presenta
su economía (déficit
en cuenta corriente) . La
menor cantidad de fondos
disponibles para los mercados
emergentes derivada
del aumento en las tasas de
interés en Estados Unidos
repercute más fuerte en las
economías más necesitadas
de fondos como la Argentina.
El alto grado de dependencia
de los fondos externos
para financiar el exceso
de gasto que tiene la Argentina
estuvo acompañado
por otros factores como
la aceleración de la inflación
en los últimos meses,
la disputa entre la Jefatura
de Gabinete y las autoridades
del Banco Central que
debilitó la independencia
de este último órgano,
la entrada en vigencia del
impuesto a los tenedores
extranjeros de Lebacs, las
menores divisas esperadas
por los problemas climáticos
de la cosecha del agro
y la importante oposición
(inclusive dentro del partido
oficialista) al último
ajuste realizado en las tarifas
públicas (corazón del
problema fiscal).
Todos estos hechos coincidieron
en una especie
de tormenta perfecta y desataron
las fuertes tensiones
en el mercado financiero
y cambiario. Las medidas
adoptadas por el gobierno
Las medidas implementadas
por las autoridades
monetarias para afrontar
estas turbulencias no
llegaron todas juntas y fueron
complementarias.
Por un lado, algunas de
las acciones apuntaron a
mejorar la oferta de dólares
en el corto plazo y a reducir
su demanda.
Por otro
lado, se tomaron también
medidas tendientes a reducir
el desequilibrio de las
cuentas públicas y asegurar
la cobertura de las necesidades
financieras del
gobierno.
A efectos de reducir la
magnitud de los desequilibrios
fiscales se anunció
una aceleración en la reducción
de la meta del déficit
fiscal primario para este
año así como también
que el país comenzaría a
negociar una línea de crédito
con el Fondo Monetario
Internacional 6 a fin de
respaldar la total cobertura
de las necesidades financieras
del sector público.
Los efectos
de las turbulencias
Este nuevo escenario
puede traer aparejado importantes
cambios para la
dinámica macroeconómica
del país más allá de los
montos y condicionalidades
que pueda tener el crédito
solicitado al FMI.
En primer lugar, el menor
financiamiento externo
implica un nivel más
elevado del Tipo de Cambio
Real (poder adquisitivo
del dólar) de equilibrio
de la economía. En segundo
lugar, un menor grado
de financiamiento externo
necesariamente reduce
la magnitud del exceso de
gasto de la economía. Los
canales por los cuales puede
materializarse esta caída
del gasto probablemente
sean varios.
El canal por el cual debería
acelerarse el ajuste
del gasto público en parte
ya fue adelantado por el
propio gobierno y es el de
reducir principalmente la
Obra Pública. No obstante,
de las condicionalidades
del préstamo del FMI
pueden surgir otras variantes
complementarias
y/o adicionales.
Con respecto
al gasto privado, tanto
el gasto en Inversión como
en Consumo es probable
que también se desaceleren.
El fuerte aumento en
la prima de riesgo país juega
en contra del proceso de
inversiones.
Respecto al consumo,
diversos factores también
podrían acentuar la desaceleración
de sus motores
ya evidenciada en el 1er.
trimestre del año.
El aumento
de la incertidumbre
derivada de las turbulencias
probablemente afecte
negativamente a la confianza
de los consumidores
y a la dinámica de los préstamos
para consumo que a
su vez también se verán alterados
por el aumento en
las tasas de interés.
Por otro lado, el aumento
del dólar durante las últimas
semanas seguramente
se traducirá en una
nueva aceleración (probablemente
transitoria) de la
inflación núcleo como sucedió
durante los primeros
meses del año .
Esta situación
jugará claramente
en contra de una rápida recuperación
en el poder adquisitivo
de los salarios (en
caída durante los últimos
meses).
En cuanto a los sectores,
la construcción seguramente
evidenciará también
una desaceleración
debido a la fuerte volatilidad
del dólar (alta incertidumbre),
también la ralentización
esperada en la
Obra Pública como consecuencia
del ajuste fiscal
anunciado. Entre los sectores
favorecidos se encuentran
aquellos que son
exportadores y/o sustitutos
de importaciones ya
que la recuperación del Tipo
de Cambio Real les ayudará
seguramente a mejorar
la rentabilidad de sus
actividades.