Video | Honrar la Patria es en parte ese eterno regresar del santiagueño a su hogar Video | Honrar la Patria es en parte ese eterno regresar del santiagueño a su hogar
¿Quién no ha participado en
algún acto patrio? ¿Quién
no tuvo que alquilar o ingeniarse
para hacer un traje
de dama antigua, de caballero
o de soldado para
su hijo o hija? ¿A qué edad aprendimos que el
corcho quemado es ideal para convertirnos en
negritos candomberos?
Y lo seguimos haciendo. Y vamos a ver bailar
a los hijos y hasta los nietos. Y no nos importa
quién está atrás. “Baila mi niño, señora.
Lo tengo que filmar”.
Ahhh, me acordé del sabor del chocolate,
que siempre te quema la lengua, porque lo
tienen hervido las señoritas o las madres que
se ocupan de la olla. Pero qué rico, igual, con
facturas o pastafrola. Qué delicia de día. Después,
un buen locrito, unas chacareras, gatos,
escondidos, zambas.
No me digan que no es mágico, si es una de
las pocas veces que el cielo baja a la tierra y lo
cubre todo con su celeste infinito y su blancura
de nubes de algodón.
Y las calles se llenan de esas blancas palomas
con trenzas perfectas y colas de caballo
increíblemente simétricas. Atadas con cintas
al tono, obvio. Guardapolvos pulcros. Cabellos
en su lugar. Aire señorial. ¿Se dieron
cuenta? Miren las caras de los chicos cuando
van a su acto del 25 de Mayo, el 9 de Julio
o alguna otra fecha importante de nuestro
rico calendario histórico. Se ven sublimes.
Con esa seriedad de quien marcha a
cumplir la misión encomendada. Honrar a
la Patria. Aunque todavía no sepan muy bien
qué es la Patria, excepto un puñado de tradiciones
y símbolos. Pero eso no les resta un
ápice de almidón a sus nobles rostros. Y van.
Y cumplen. Y emocionan a sus madres, padres,
abuelas, abuelos, hasta las lágrimas.
Por eso tantas fotos. Y vídeos. Vía streaming
también. Sí, cuando éramos chicos nos hacía
una foto el fotógrafo de la escuela y la pagaban
los padres y listo. Hoy son transmisiones
en vivo.
Bueno, sí, la vuelta es otra cosa.
Nuestro interior
Si algo se puede decir de nuestro interior provincial,
es que es un reservorio de tradiciones y
costumbres ancestrales. Se aprenden y practican
de generación en generación y, por mandato de
pueblo chico, tardan más en desaparecer que en
las ciudades más grandes y modernas.
No son pocos los santiagueños que vuelven
al pago para participar de la fiesta del aniversario
del pueblo, o de la fiesta patronal o del
acto patrio, como este próximo 25 de Mayo.
Llegan en todo tipo de vehículo, incluso
micros, de donde fuera que se hayan ido de
jóvenes en busca de un buen porvenir. Desde
esas grandes urbes, como Buenos Aires, Rosario,
Córdoba y muchas otras, no ven las horas
que sea mayo para volver al rancho en que
nacieron, a la barra de amigos y camaradas, a
los brazos de madres y hermanos, y luego a la
fiesta, por supuesto. Cargan las pilas emocionales
y listo, ya pueden volver a enfrentar las
urgencias de las sociedades con sujetos anónimos.
Por eso siempre vuelven, porque aquí
se reencuentran con su esencia.
Este 25 de Mayo recordamos a los próceres
y los acontecimientos que hicieron libre
la Nación y permitieron el nacimiento de una
patria libre y más tarde soberana. Y en ese
eterno regresar al hogar, al encuentro con las
raíces, volvemos a encontrarnos como pueblo
con buenos padres y ricas tradiciones. Eso,
entre muchas otras prácticas, derechos y obligaciones,
eso es la patria.