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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 9,38-40

22/05/2018 23:54 El Evangelio
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Evangelio según San Marcos 9,38-40 Evangelio según San Marcos 9,38-40

Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".

Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.

Comentario

¡Pobres discípulos (y pobre Jesús)! Es que no dan una. Para una vez que Juan, el hijo del Trueno, abre la boca en este Evangelio, es para desencadenar un chaparrón. Es la vieja pretensión-tentación de tener la verdad en exclusiva y sentirse con el ‘poder’ de controlar a todos los demás, repartiendo patentes de ortodoxia, de pertenencia...

Era la vieja mentalidad de tener una serie de códigos, pistas y condiciones para definir correctamente quiénes estaban a un lado de una línea (con Dios de su parte) y los que estaban -¡pobrecillos!- dejados de la mano de Dios, perdidos, confundidos. Pero la novedad del Reino de Jesús no va por ahí. Fuera de la Iglesia sí hay salvación, y hay Espíritu, y gentes buenas de las que tenemos que aprender mucho. "En la Iglesia Católica -escribía San Agustín- hay quienes no son católicos. Pero también se pueden encontrar católicos fuera de la Iglesia. Muchos que parecen estar fuera, están dentro; muchos de lo que parecen estar dentro están fuera".

El católico es aquel que tiene un espíritu universal, que eso es lo que significa esta palabra, y sabe descubrir lo valioso en los otros, el que se sabe siempre en búsqueda de la Verdad, y los otros tienen mucho que enseñarle.

+ ¿Tú verdad? no, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela.

+ La verdad no está de parte de quién grite más.

+ Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado.

+ No poseemos la verdad ni el bien nada más que en parte, y mezclados con la falsedad y con el mal.

 

El buscador y defensor de la verdad no le cierra la boca al que tiene otras ideas, ni lo trata como enemigo, ni le prohíbe seguir pensando, investigando o expresándose. No convierte al distinto en enemigo, sino que hace mucha mayor gala de los principios del diálogo, entre los cuales no está el creerse ya, como punto de partida, con toda la razón.

Es verdad que en tiempos de relativismo, de fuertes cambios, y de confusión hay la fuerte tentación de subrayar lo propio, cerrar filas, acallar disonancias, estar muy pendientes de los posibles errores y abusos, y encontrar donde sea enemigos para plantarles cara.

Pues no va con el estilo de Jesús ese empeño de algunos grupos, movimientos y personas que pretenden tener la exclusiva de la verdad, de la salvación, de la fe, de la revelación divina e imponérsela a los otros. No va con Jesús lo de excluir, precisamente él que fue un excluido por la ortodoxia judía, y que fue durante toda su vida rodeándose de excluidos, heterodoxos y personas de mala fama. Sino más bien, buscar puntos de encuentro, tender la mano a todos los colaboradores que quieran luchar contra los demonios de nuestro mundo, reconocer la bondad ajena, tener mucha paciencia...

No encontramos en ningún lugar del Evangelio una preocupación o intención por parte de Jesús por ser muchos, ni por mostrar el poder de los números de la gente que le seguía, ni siquiera puso las cosas fáciles para que "se le apuntaran" más. 

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