Evangelio según San Marcos 10,13-16. Evangelio según San Marcos 10,13-16.
unos niños para que los tocara,
pero los discípulos
los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se
enojó y les dijo: “Dejen que
los niños se acerquen a mí
y no se lo impidan, porque
el Reino de Dios pertenece
a los que son como ellos.
Les aseguro que el que
no recibe el Reino de Dios
como un niño, no entrará
en él”.
Después los abrazó y
los bendijo, imponiéndoles
las manos.
Comentario
Nos ha nacido un niño:
el Dios de toda majestad,
se anonadó a sí mismo, se
hizo semejante a nosotros
no sólo tomando el cuerpo
terrestre de los mortales,
sino aún más, haciéndose
a la edad de un niño,
cargado de debilidad y pequeñez.
¡Bienaventurada infancia,
cuya debilidad y simplicidad
son más fuertes y
más sabias que todos los
hombres!
Porque, en verdad, la
fuerza de Dios y la sabiduría
de Dios llevan a cabo
aquí su obra divina a
través de nuestras realidades
humanas. Sí, la debilidad
de este niño vence
al príncipe de este mundo;
rompe nuestras ataduras
y nos libera de nuestra
cautividad.
La simplicidad de este
niño, la cual parece muda
y faltada de palabra, vuelve
elocuentes las lenguas
de los hijos; les hace hablar
con el lenguaje de los hombres
y de los ángeles...
Este niño parece ignorante
pero es quien enseña
la sabiduría a los hombres
y a los ángeles, él que, en
realidad, es... la Sabiduría
de Dios y su Verbo, su Palabra.
¡Oh santa y dulce infancia,
que devuelves a los
hombres la verdadera inocencia
gracias a la cual a
cualquier edad se puede regresar
a la bendita infancia
y asemejarse a ella, no por
la pequeñez de sus miembros,
sino por la humildad
de corazón y la suavidad
de su comportamiento! Indudablemente,
vosotros los
hijos de Adán, que sois tan
grandes a vuestros propios
ojos..., si no os convertís y
no os hacéis como ese niño,
no entraréis en el Reino
de los cielos.
“Yo soy la puer ta del
Reino”, dice ese niño.
Si la altura de los hombres
no se inclina, esta humilde
puerta no los dejará
entrar.