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En tiempos de Netflix, el cineclub santiagueño mantiene su magia

26/05/2018 21:23 Viceversa
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En tiempos de Netflix, el cineclub santiagueño mantiene su magia En tiempos de Netflix, el cineclub santiagueño mantiene su magia

El placentero hábito de sentarse

en un bar, pedir algo para

comer y beber mientras se mira

una película, sigue siendo una

alternativa apasionante para

muchos santiagueños amantes

del séptimo arte. Desde hace un

buen tiempo, los dos cineclubes

más activos de Santiago, Melies

y La Moviola, se consagran como

los espacios predilectos para

disfrutar de algunos estrenos

y ciclos de films que muchas veces

no forman parte del circuito

comercial.

Con sus fieles espectadores,

en sus diminutas salas acondicionadas,

año tras año renuevan

los ciclos a proyectar, muchas

veces al pedido del público.

Durante la semana, a través

de sus fanpage en Facebook

(Cineclub Melies y La Moviola

cineclub), uno puede encontrar

la próxima exhibición y una

breve sinopsis de la película.

El contexto del bar permite

ver el cine de una manera distinta,

desde otro enfoque, y si la

ocasión lo amerita, se comparte

un debate, donde la experiencia

de poder analizar en conjunto la

película permite tener una idea

más acabada del argumento del

film. Por eso es que en estos dos

espacios uno puede visualizar

a pequeños grupos de público

donde muchos se conocen e interactúan,

y asisten por el sólo

hecho de compartir un espacio

semanal y entablar cercanías, lo

que lo hace más enriquecedor.

La fuerte incidencia del consumo

cinéfilo hogareño en plataformas

digitales como Netflix,

no desalienta los rituales

que ofrecen los cineclubes,

si a eso le sumamos la ventaja

de poder socializar la experiencia

vivida con la proyección del

film. Así al menos lo explican

en esta entrevista Marcelo Argañaraz

(La Moviola cineclub)

y Alejandro Jozami (Cineclub

Melies). El boom del cine online

y las descargas de internet a

la que acceden los cinéfilos, representan

una experiencia por

la que los organizadores de los

cineclubes no se ven afectados,

al contar con públicos interesados

en vivir una propuesta diferente

y que busca ganar más

adeptos en Santiago del Estero.

Sólo es cuestión de acercarse

y disfrutar de lo que los cineclubes

tienen para ofrecer todas

las semanas.

¿Cómo se adapta el cineclub

para atraer público

atento a las nuevas plataformas

virtuales como Netflix?

Marcelo Argañaraz (La

Moviola cineclub): Es una

pregunta que nos hacemos cada

año antes de empezar. Son

casi 18 años de vida así que pasamos

por todos los avances de

la tecnología. Incluso pasamos

un tiempo en que no había salas

comerciales de cine en la provincia.

Creo que al final la respuesta

es siempre la misma:

ofrecemos un espacio único que

tiene que ver con ver una película

en un espacio público con

personas que tienen más o menos

el mismo amor por el cine.

Suena a romanticismo y no está

mal. Un cine club tiene más de

romántico que de espectacular.

Y eso está muy bueno.

Alejandro Jozami (Cineclub

Melies): La idea del cineclub,

siempre fue dirigida a

la idea de una experiencia colectiva,

el intercambio de ideas

y opiniones, la experiencia de

ver cine de manera colectiva, en

conjunto, es lo que marca la diferencia

desde el origen con las

plataformas virtuales. El cine

es una experiencia compartida,

mientras que plataformas como

Netflix, son experiencias prácticamente

egoístas y unipersonales,

esa es la razón por la que el

espacio del cineclub sigue funcionando

y va a seguir haciéndolo

frente a estas nuevas formas

de visionado audiovisual.

La selección de películas

de Netflix -u otra plataforma-

no tienen estrenos

y su fuerte son las series...

¿Esa debilidad es un punto

a favor para que el videoclub

pueda acercar otras ofertas?

Marcelo Argañaraz: Es

una ventaja temporal. Las plataformas

se van a seguir multiplicando.

Algunas especializadas

en cine clásico como ya pasa

con Qubit.tv, por ejemplo.

Pero todas van a seguir apuntando

a una experiencia hogareña,

que no siempre quiere decir

solitaria y que tampoco debe

ser juzgada como algo malo.

Hoy las plataformas han mejorado

la calidad de visualización,

especial para los televisores actuales,

y además ya producen

películas que incluso tienen estreno

en grandes festivales como

Cannes (caso “Okja” de

Bong Joon-ho, producida por

Netflix el año pasado). La Moviola

sigue “aprovechando” las

ganas de aquellos que quieren

ver una película en compañía

de pares, a veces amigos, a veces

extraños, que al final comparten

sus opiniones y terminan

enriqueciendo el placer que

da ver cine. También creo que

La Moviola se ha ganado su espacio

a través de la selección de

películas que venimos haciendo

todos estos años y eso hay gente

que lo valora.

Alejandro Jozami: La

propuesta del cineclub no se

hace fuerte con la selección de

películas, o no es su principal

fuerte, sino la experiencia de

compartir el momento en un

ambiente que incluso es diferente

a un cine tradicional ya

que además de ver una película,

se puede consumir bebidas y

comidas por fuera de los snacks

que ofrece un cine comercial. Si

no fuera por esto, existen mayores

peligros que Netflix ante

el cine, por ejemplo las descargas

de películas casi al mismo

tiempo que se estrenan y

en excelente calidad, pero repito

nuevamente, la diferencia la

marca la experiencia.

¿Se generan debates,

que es una de las razones

de los cineclubes, una vez

que concluye la proyección

o el público es pasivo?

Marcelo Argañaraz: Es la

parte más incierta de cada proyección.

Tuvimos proyecciones

donde el debate fue tan encendido

que duró tanto tiempo que

tuvimos que cortarlo porque ya

teníamos que desocupar el espacio

donde proyectábamos.

También pasó lo opuesto; que

terminó la película y el silencio

fue abrumador. Nada está garantizado

en ese sentido. Pero sí

creemos que ese compartir opiniones

al final, ha servido para

que cada uno tenga una herramienta

más de disfrute y comprensión

que tal vez se escapa

cuando no hay charla posterior.

Alejandro Jozami: Siempre

se trata de generar debates,

si no son repentinos, luego

de la proyección, siempre se intenta

compartir algún ítem que

llame la atención de la gente y

sea el foco de inicio del debate/

charla/ compartir experiencias

o sentimientos.

¿Notaron cambios sustanciales

en el público que

asiste a ver las películas

desde hace 10 años a esta

parte?

Marcelo Argañaraz: Pasamos

por diferentes espacios y

eso también influye en el público.

La Moviola nació en el hoy

desaparecido bar Los Cabezones,

pasó por el Colegio de Arquitectos,

el Colegio de Médicos,

el Museo Arqueológico, hasta

llegar finalmente al bar de la librería

Utopía donde se puede

decir que se está “de local”, ya

que sus dueños eran integrantes

de La Moviola antes de ser

libreros. En la última década se

ha modificado todo: vienen espectadores

históricos que tienen

casi asistencia perfecta, vienen

grupos de amigos y amigas a

compartir una experiencia diferente,

vienen personas solas que

llegan cuando comienza la película

y se van antes de que prendamos

las luces. Hemos tenidos

proyecciones donde la sala estaba

repleta y hasta una proyección

con un solo espectador. La

Moviola tiene algo de militancia

por el cineclub, algo de gusto

por presentar películas únicas

y mucho de amor por el cine

que hace que año a año sigamos

manteniéndolo.

Alejandro Jozami: El público

fue cambiando, al principio

era gente del ámbito universitario/

estudiantil (terciario,

etc.), hoy el público que asiste

es gente adulta. Quizás esta variante

sí tenga que ver con el acceso

a las descargas, pero principalmente

con que en el momento

en el que surge el cineclub

y se empiezan a realizar

las proyecciones, en Santiago

del Estero nos habíamos quedado

nuevamente sin salas de cine

(una de las razones por las que

empezamos a proyectar películas

en el marco del cineclub).

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