En tiempos de Netflix, el cineclub santiagueño mantiene su magia En tiempos de Netflix, el cineclub santiagueño mantiene su magia
El placentero hábito de sentarse
en un bar, pedir algo para
comer y beber mientras se mira
una película, sigue siendo una
alternativa apasionante para
muchos santiagueños amantes
del séptimo arte. Desde hace un
buen tiempo, los dos cineclubes
más activos de Santiago, Melies
y La Moviola, se consagran como
los espacios predilectos para
disfrutar de algunos estrenos
y ciclos de films que muchas veces
no forman parte del circuito
comercial.
Con sus fieles espectadores,
en sus diminutas salas acondicionadas,
año tras año renuevan
los ciclos a proyectar, muchas
veces al pedido del público.
Durante la semana, a través
de sus fanpage en Facebook
(Cineclub Melies y La Moviola
cineclub), uno puede encontrar
la próxima exhibición y una
breve sinopsis de la película.
El contexto del bar permite
ver el cine de una manera distinta,
desde otro enfoque, y si la
ocasión lo amerita, se comparte
un debate, donde la experiencia
de poder analizar en conjunto la
película permite tener una idea
más acabada del argumento del
film. Por eso es que en estos dos
espacios uno puede visualizar
a pequeños grupos de público
donde muchos se conocen e interactúan,
y asisten por el sólo
hecho de compartir un espacio
semanal y entablar cercanías, lo
que lo hace más enriquecedor.
La fuerte incidencia del consumo
cinéfilo hogareño en plataformas
digitales como Netflix,
no desalienta los rituales
que ofrecen los cineclubes,
si a eso le sumamos la ventaja
de poder socializar la experiencia
vivida con la proyección del
film. Así al menos lo explican
en esta entrevista Marcelo Argañaraz
(La Moviola cineclub)
y Alejandro Jozami (Cineclub
Melies). El boom del cine online
y las descargas de internet a
la que acceden los cinéfilos, representan
una experiencia por
la que los organizadores de los
cineclubes no se ven afectados,
al contar con públicos interesados
en vivir una propuesta diferente
y que busca ganar más
adeptos en Santiago del Estero.
Sólo es cuestión de acercarse
y disfrutar de lo que los cineclubes
tienen para ofrecer todas
las semanas.
¿Cómo se adapta el cineclub
para atraer público
atento a las nuevas plataformas
virtuales como Netflix?
Marcelo Argañaraz (La
Moviola cineclub): Es una
pregunta que nos hacemos cada
año antes de empezar. Son
casi 18 años de vida así que pasamos
por todos los avances de
la tecnología. Incluso pasamos
un tiempo en que no había salas
comerciales de cine en la provincia.
Creo que al final la respuesta
es siempre la misma:
ofrecemos un espacio único que
tiene que ver con ver una película
en un espacio público con
personas que tienen más o menos
el mismo amor por el cine.
Suena a romanticismo y no está
mal. Un cine club tiene más de
romántico que de espectacular.
Y eso está muy bueno.
Alejandro Jozami (Cineclub
Melies): La idea del cineclub,
siempre fue dirigida a
la idea de una experiencia colectiva,
el intercambio de ideas
y opiniones, la experiencia de
ver cine de manera colectiva, en
conjunto, es lo que marca la diferencia
desde el origen con las
plataformas virtuales. El cine
es una experiencia compartida,
mientras que plataformas como
Netflix, son experiencias prácticamente
egoístas y unipersonales,
esa es la razón por la que el
espacio del cineclub sigue funcionando
y va a seguir haciéndolo
frente a estas nuevas formas
de visionado audiovisual.
La selección de películas
de Netflix -u otra plataforma-
no tienen estrenos
y su fuerte son las series...
¿Esa debilidad es un punto
a favor para que el videoclub
pueda acercar otras ofertas?
Marcelo Argañaraz: Es
una ventaja temporal. Las plataformas
se van a seguir multiplicando.
Algunas especializadas
en cine clásico como ya pasa
con Qubit.tv, por ejemplo.
Pero todas van a seguir apuntando
a una experiencia hogareña,
que no siempre quiere decir
solitaria y que tampoco debe
ser juzgada como algo malo.
Hoy las plataformas han mejorado
la calidad de visualización,
especial para los televisores actuales,
y además ya producen
películas que incluso tienen estreno
en grandes festivales como
Cannes (caso “Okja” de
Bong Joon-ho, producida por
Netflix el año pasado). La Moviola
sigue “aprovechando” las
ganas de aquellos que quieren
ver una película en compañía
de pares, a veces amigos, a veces
extraños, que al final comparten
sus opiniones y terminan
enriqueciendo el placer que
da ver cine. También creo que
La Moviola se ha ganado su espacio
a través de la selección de
películas que venimos haciendo
todos estos años y eso hay gente
que lo valora.
Alejandro Jozami: La
propuesta del cineclub no se
hace fuerte con la selección de
películas, o no es su principal
fuerte, sino la experiencia de
compartir el momento en un
ambiente que incluso es diferente
a un cine tradicional ya
que además de ver una película,
se puede consumir bebidas y
comidas por fuera de los snacks
que ofrece un cine comercial. Si
no fuera por esto, existen mayores
peligros que Netflix ante
el cine, por ejemplo las descargas
de películas casi al mismo
tiempo que se estrenan y
en excelente calidad, pero repito
nuevamente, la diferencia la
marca la experiencia.
¿Se generan debates,
que es una de las razones
de los cineclubes, una vez
que concluye la proyección
o el público es pasivo?
Marcelo Argañaraz: Es la
parte más incierta de cada proyección.
Tuvimos proyecciones
donde el debate fue tan encendido
que duró tanto tiempo que
tuvimos que cortarlo porque ya
teníamos que desocupar el espacio
donde proyectábamos.
También pasó lo opuesto; que
terminó la película y el silencio
fue abrumador. Nada está garantizado
en ese sentido. Pero sí
creemos que ese compartir opiniones
al final, ha servido para
que cada uno tenga una herramienta
más de disfrute y comprensión
que tal vez se escapa
cuando no hay charla posterior.
Alejandro Jozami: Siempre
se trata de generar debates,
si no son repentinos, luego
de la proyección, siempre se intenta
compartir algún ítem que
llame la atención de la gente y
sea el foco de inicio del debate/
charla/ compartir experiencias
o sentimientos.
¿Notaron cambios sustanciales
en el público que
asiste a ver las películas
desde hace 10 años a esta
parte?
Marcelo Argañaraz: Pasamos
por diferentes espacios y
eso también influye en el público.
La Moviola nació en el hoy
desaparecido bar Los Cabezones,
pasó por el Colegio de Arquitectos,
el Colegio de Médicos,
el Museo Arqueológico, hasta
llegar finalmente al bar de la librería
Utopía donde se puede
decir que se está “de local”, ya
que sus dueños eran integrantes
de La Moviola antes de ser
libreros. En la última década se
ha modificado todo: vienen espectadores
históricos que tienen
casi asistencia perfecta, vienen
grupos de amigos y amigas a
compartir una experiencia diferente,
vienen personas solas que
llegan cuando comienza la película
y se van antes de que prendamos
las luces. Hemos tenidos
proyecciones donde la sala estaba
repleta y hasta una proyección
con un solo espectador. La
Moviola tiene algo de militancia
por el cineclub, algo de gusto
por presentar películas únicas
y mucho de amor por el cine
que hace que año a año sigamos
manteniéndolo.
Alejandro Jozami: El público
fue cambiando, al principio
era gente del ámbito universitario/
estudiantil (terciario,
etc.), hoy el público que asiste
es gente adulta. Quizás esta variante
sí tenga que ver con el acceso
a las descargas, pero principalmente
con que en el momento
en el que surge el cineclub
y se empiezan a realizar
las proyecciones, en Santiago
del Estero nos habíamos quedado
nuevamente sin salas de cine
(una de las razones por las que
empezamos a proyectar películas
en el marco del cineclub).