La responsabilidad cristiana La responsabilidad cristiana
La responsabilidad es el cumplimiento
de las obligaciones, el cuidado
al hacer o decidir algo. El ser responsable
reflexiona antes de tomar
cualquier decisión, aunque después
haya consecuencias.
Todos somos responsables de
nuestros actos y acciones. Una persona
se caracteriza por su responsabilidad
porque tiene la virtud no solo
de tomar una serie de decisiones de
manera consciente, sino también de
asumir las consecuencias que tengan
las decisiones, ante quien corresponda,
en cada momento.
En la vida cotidiana somos responsables
de todo y como creyentes
debemos vivir la responsabilidad como
seguidores de Cristo.
Dios nos pide que seamos responsables
con todos nosotros.
“Tomemos el control de nuestra
vida. Sin la responsabilidad no podemos
controlar lo que hacemos, ser
responsables de nuestras vivencias y
de cómo vivimos”.
Cuántas personas hoy viven sin
tomar responsabilidades. Hay que
ser responsables con Dios.
Cuántas veces hemos vivido sin
hacer nada pensando que Dios lo iba
a hacer en nuestro lugar.
La responsabilidad es una respuesta
a un llamado, a cumplir lo que
hemos prometido. No hay que hacer
promesas para cumplir, sino que debemos
ser responsables de nuestra
vida.
Asumirla no es salir corriendo, es
más bien enfrentar el asunto, la vida
concreta.
Después oí la voz de Dios que decía
“a quién enviaré”. Entonces respondí
yo: envíame a mí.
Es una disposición de hacer lo
que Dios quiere. Dios nos tiene propósitos
y como creyentes tenemos la
oportunidad de ser parte de estos
propósitos asumiendo nuestra responsabilidad.
“Si yo quiero ver a Dios obrar en
mí debo ser responsable conmigo
mismo. A todo Dios da, pero no hacemos
nada para ponerlo en práctica”.
Dios no bajará para darnos de comer.
Dios nos da responsabilidades
para que nosotros nos hagamos cargo.
¿No es mejor asumir nuestra responsabilidad
y dejar que Dios haga lo
que él quiera hacer? hay que asumir
y aceptar.
Nuestra responsabilidad es también
mantenernos firmes en el Señor.
“Somos libres y la libertad nos da
la oportunidad de vivir como responsables
de nuestras acciones ante
Dios y nuestra sociedad”.
Este domingo celebramos la Trinidad
y hay tres personas; cada una
tiene su responsabilidad para que el
mundo llegue a la salvación. Cada
persona hace lo que debe. Eso es lo
importante.
Nosotros vivimos en este mundo y
si cada uno toma su responsabilidad,
el mundo irá mejorando. Cuando dejamos
todo pensando que los demás
van a tomar nuestra responsabilidad,
no vamos a llegar a nada.
Los apóstoles que dejaron todo
para seguir a Cristo han tomado
una decisión y la responsabilidad de
seguir a Cristo, sin condiciones, sin
promesas.
Los santos, los mártires,
todos, han tomado una decisión de
seguir a Cristo para cambiar su vida,
sus proyectos, sus destinos.
Entonces, nosotros que decimos
que somos devotos de los santos debemos
mirar y ver si también podemos
cumplir la voluntad de Dios,
cumplir nuestras responsabilidades.
La responsabilidad en la Iglesia es
muy importante. Tenemos un montón
de actividades, tenemos muchos
servicios y ministerios. Hay que tomar
responsabilidades y no vivir solo
para decir que somos devotos. Hay
que poner en práctica lo que hemos
recibido de Dios.
Nuestra responsabilidad es ayudar
a los demás a reconocer que se
puede llegar a vivir libre como responsables,
sabiendo lo que está bien
y lo que está mal.
Que esta fiesta de la Trinidad nos
ayude a mirar estas tres personas, cada
una en su lugar, con su responsabilidad.
Que Dios de la Trinidad nos ayude
a que en nuestra familia, en nuestro
lugar de trabajo, en nuestras relaciones,
seamos todos responsables buscando
el bien de todos.
Amén.