Un gran amor que se desvanece en el tiempo

Consultada sobre la mujer que habría motivado la construcción del chalet, según las leyendas más frecuentes, a modo de ofrenda amorosa del extranjero, Ana Arce, hija del antiguo cuidador del lugar, refirió: "Decían que tenía una novia o esposa que se llamaba María, por eso le puso ese nombre al campo. No sé si habrá sido francesa o habrá sido de aquí. Decía muchas cosas la gente: que ella había muerto, que él la sepultó debajo de las escaleras, pero era mentira todo eso". "Un sótano también tenían y la gente decía que ahí ponían autos… ¿Cómo van a poner autos ahí si era una cosa chica, una despensa para guardar mercadería. Ay, cómo comenta la gente. Decían que pasaban cosas de terror, que tenían miedo. En 32 años que hemos vivido ahí, jamás he escuchado nada", agregó. A lo que hizo referencia Ana en este caso es a las leyendas que se fueron tejiendo en el tiempo sobre el gran amor que el francés tenía por María, que lo llevó a construirle el castillo para ella, aunque supuestamente su muerte lo habría hecho enloquecer o al menos enfermar. Sobre ello también se multiplican las historias sobre que murió por enfermedad y hasta asesinada por su enamorado. La aparente inexistencia de un cuerpo también impulsó la teoría del crimen y del ocultamiento del cadáver. A partir de allí, sólo restaba un paso para que aparecieran las más febriles historias sobre las fantasmagóricas apariciones de María, quien en vida solía ejecutar con notable dulzura el piano y el violín, y cuyos acordes espantaban a los lugareños y curiosos después de muerta.