Qué hacer cuando nos enfermamos Qué hacer cuando nos enfermamos
Todos los seres humanos nos enfermamos
en algún momento de nuestra vida.
La enfermedad hace que perdamos
energía, movilidad, capacidad laboral y,
a veces, atractivo físico. Algunas enfermedades
perduran en el tiempo (crónicas) y modifican
nuestra situación por completo; otras surgen de
repente y pueden requerir incluso una cirugía.
En la mayoría de los casos, la enfermedad provoca
temor, debido a la limitación y las pérdidas que trae
a nuestras vidas. Y en los casos más graves, la posibilidad
de la muerte, ya sea propia o de un ser querido.
Pero cualquiera sea el diagnóstico, y por mucho que
nos atemorice, es fundamental hacer el esfuerzo por
construir esperanza que nos ayude a transitar el período
de enfermedad.
La enfermedad es una parte de la vida pero no es
la vida entera. Tener fe en Dios (o la vida si no se es
creyente), en el tratamiento, en los médicos y en uno
mismo por lo general resulta muy útil. ¿Qué NO deberíamos
hacer cuando enfrentamos una enfermedad?
Comparto algunas ideas al respecto:
1. En primer lugar evitar sentirnos impotentes.
Mucha gente, cuando se enferma, deja de realizar
todas las actividades que venía realizando, lo cual
equivale a ponerse en el “lugar de la víctima”. Siempre
que sea posible, en medio de una enfermedad,
nunca deberíamos abandonar las actividades cotidianas
sino sumarle a estas el tratamiento indicado.
Tampoco es este el momento adecuado para revisar
nuestra vida, lo que hemos hecho y lo que no hemos
hecho. El pasado ya no existe. Lo ideal es mirar hacia
adelante, con una actitud positiva, y ver qué podemos
construir.
2. En segundo lugar, no tenemos que sentir
culpa. En esto pueden colaborar otras personas
con sus comentarios pero jamás deberíamos
pensar (ni permitir que nos digan) que nos enfermamos
por no cuidarnos o por hacer o no hacer
tal o cual cosa. Tal pensamiento es totalmente inútil,
pues toda enfermedad obedece a diversos factores
que tal vez nunca conoceremos con certeza.
Así que ¡fuera culpa!
3. Y por último, no hay que manipular a otros
con la enfermedad. Al igual que los niños, algunos
adultos aprovechan una situación de enfermedad para
manipular a sus seres queridos y conocidos. Muy
probablemente hacían lo mismo en su infancia porque
los trataban mejor que cuando estaban sanos. Y
de grandes, continúan recurriendo a la misma estrategia
para conseguir lo que quieren.
¿Qué hacer entonces cuando nos enfermamos?
Fundamentalmente no darnos por vencidos y
procurar darle batalla a la enfermedad todos los días.
Es importante cuidarnos (también cuando no estamos
enfermos), tanto a nivel físico como emocional.
Cuidar nuestro aspecto físico, en la medida de nuestras
posibilidades, puede ayudarnos a tal fin. También
buscar el apoyo de las personas que nos quieren
de verdad, es decir, armar una red de contención, en
lugar de aislarnos. Y por supuesto, en la enfermedad,
siempre se debe participar activamente en el tratamiento.
Un diagnóstico, por terrible que parezca, no es
la última palabra sino más bien el comienzo de un
tiempo especial de esperanza y amor por uno mismo,
para salir adelante creyendo que nuevas oportunidades
hay cada mañana.