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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

Sagrado Corazón de Jesús

09/06/2018 23:53 Padre Koffi Gilbert
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Sagrado Corazón de Jesús Sagrado Corazón de Jesús

Sabemos que Jesús tiene un corazón bueno; un corazón bondadoso; un corazón humilde, pero antes de hablar de ese corazón, hay que ese corazón ha hecho la encarnación, o sea que ha decidido venir a nosotros para compartir las virtudes de ese corazón, y decir "sí, aquí estoy para ir a salvar al mundo", de ese corazón es del que queremos hablar.

Ese corazón de Jesús no es un corazón cerrado, es un corazón abierto, y con ese corazón ha llegado a nosotros. Entonces, la encarnación es la manera de abrirse al mundo, nos invita a poner nuestro corazón al ritmo del de él. En ese corazón de Jesús hay un montón de virtudes, que podemos clasificarlas. Conocemos la historia de la reparación y todo lo que hay, pero antes de llegar a esa reparación hay que ver lo que tiene ese corazón de Jesús como virtudes de caridad, amor, humildad, obediencia, entrega plena y desinteresada, mansedumbre. Esas son las virtudes de ese corazón de Dios, un corazón pasivo que llega a sacrificarse y a estar al servicio de los demás.

Es un corazón divino que ha dejado esa condición divina para tomar la condición humana. El corazón es el centro vital del ser humano y expresión de su entrega y amor total, amor a la humanidad. Los mismos sentimientos de Cristo Jesús que podemos ver en la carta a los Filipenses, hay que tenerlos, que son sentimientos que faltan hoy y que hacen que dejemos de vivir en la división, dejar de vivir la unión. Todo lo que hacemos viene del corazón del ser humano.

El corazón también es el símbolo de amor, de afecto y de cariño, de lo que ha mostrado Jesús cuando ha llegado a este mundo. Jesús pasaba con ese corazón amable, sencillo, que se acerca a los demás. Jesús es amor hecho obras, impulso generoso a la donación de sí mismo hasta la muerte. Ese el corazón que queremos imitar, al que queremos llegar con el misterio de la redención, nosotros también queremos entrar en ese misterio de la redención, de la salvación.

El cristianismo no es solamente decir "soy cristiano", hay que imitar el amor de Dios. Falta hoy en nuestras celebraciones esos corazones de amor. No podemos llegar a la muerte cuando no llegamos a vivir entre nosotros esas virtudes de Jesús, lo que sale del corazón. Lo que sale del ser humano viene de adentro, del ser interior que debemos corregir, no reparar únicamente los pecados, sino corregir, porque a veces vivimos exteriormente sin entrar en el interior de nosotros.

Entonces hay que actualizar nuestra devoción a la actualidad del corazón de Jesús, no quedarnos con la reparación de los pecados, hay que abrirse a los demás, abrir el corazón a los demás, ver las necesidades, las realidades de nuestros hermanos. Podemos decir también, llegar a trasplantar nuestro corazón con el corazón sagrado de Jesús.

Hubo fiesta anteayer, pero este domingo podemos pensar también con todo lo que vamos a leer en el evangelio que habla de misericordia. El corazón de Jesús, el corazón de Dios es un corazón misericordioso, un corazón que perdona, que reconcilia, que llama para que podamos llegar a vivir esa generosidad, esa solidaridad con los demás. Dejemos entonces que todo lo que no viene del interior del ser humano, lo que no viene de Dios. Hay que dejar de pensar en nosotros mismos y pensar en los demás. Lo que dice en esa carta a los Colonenses 3-12-13, puede ayudarnos: "Pónganse el vestido que conviene a los elegidos de Dios, sus santos más queridos, la compasión tierna, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, sopórtense y perdónense unos a otros, si unos tienen motivos de queja contra otros, como el Señor los perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo".

Que esta fiesta, esta devoción nos ayude a todos a mirar bien lo que es Cristo, que no es únicamente interior, es exterior, que su corazón transforme nuestros corazones, que viven de una manera sencilla y sensibles a las necesidades que viven hoy nuestros hermanos. Que nuestra Madre, que ayer hemos celebrado ese corazón inmaculado de la Virgen María, nos ayude para que imitando a su Hijo, al corazón de su Hijo, imitando las virtudes del corazón de nuestra Madre, podamos dar testimonio; testimonio de que somos seres humanos pero tenemos la divinidad, porque hemos recibido de Dios la vida. Que todo lo que hagamos, lo hagamos por el bien de nuestros hermanos, hoy y para siempre. Amén. 


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