Cabeza, brazo y mano

En todo el armado, la cabeza, el brazo y la mano fueron desafíos particulares. El encargado de los trabajos describió sobre esas partes: "A la cabeza del Cristo la hizo el escultor en su taller. La cargamos en un camión y la trajimos desde su taller que tenía en la calle Independencia. La trabajamos con cartón corrugado por dentro, metal desplegado por fuera y la cubríamos con mortero, en partes tendrá cuatro centímetros, tres, cinco. Después él tomaba la terminación final, se subía a esos andamios, con una escalera que le habíamos puesto para su seguridad, y él con los albañiles empezaban a rellenar los pómulos y otros detalles del rostro cascote de ladrillo y mezcla". "Con esa cabeza él trajo otra más chica como modelo en una especie de jaulita también y multiplicaba las medidas por cinco", para modelarla, explicó. El brazo La parte más delicada, quizás, fue cómo desplegar el brazo extendido: "Al brazo había que sustentarlo. El profesor Delgado me pregunta un día cómo había pensado sostenerlo, porque intercambiábamos ideas. Yo pensaba partir desde los hombros o un poco más abajo, llenarlo de hormigón y de ahí partir con los hierros para el brazo. Lo sostienen unos hierros por la parte superior como anclaje y estribos". Para que resulte más liviano "el brazo es hueco", señaló Valladares. "Trabajamos mucho con metal desplegado y cartón corrugado por dentro, y sobre eso untábamos la mezcla reforzada para ir dándole las primeras formas rústicas diríamos para después pasar a darle la terminación". El arquitecto Tomás Lucio, también relató que de manera similar se procedió con la mano que bendice: "Delgado la hizo en su casa y la llevó hecha para ponerla en la estatua. Y era una mano más grande que las proporciones reales, pero él la hizo así a propósito, porque decía que ahí residía toda la intención de la obra, al otorgar su bendición a los santiagueños".