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EL LIBERAL . Santiago

Victoria Ocampo, la gran protagonista de la cultura argentina del siglo XX

23/06/2018 21:37 Santiago
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Victoria Ocampo, la gran protagonista de la cultura argentina del siglo XX Victoria Ocampo, la gran protagonista de la cultura argentina del siglo XX

l año de 1890 comenzó con el entusiasmo

propio de las borracheras en sus primeros

tragos. Sin embargo, nadie imaginaba en

el comienzo de ese año que el transcurso

iba a hacer inimaginable la secuencia de hechos políticos,

económicos y sociales que dejarían en el camino

fortunas, vidas y una presidencia, la del cordobés

Miguel Juárez Celman.

Sin embargo, en el hogar formado

por Manuel Ocampo y Ramona Aguirre, toda la

atención estaba puesta en la llegada de la primogénita.

El matrimonio estaba entroncado en familias patricias,

es decir, aquellas con fortuna y con abolengo.

Manuel era nieto de su homónimo que, entre otras varias

tareas, fue el administrador personal de Domingo

Faustino Sarmiento. Y Ramona era descendiente del

cabildante Manuel de Aguirre, que luego como regidor

sería uno de los encargados de la construcción de la Pirámide

de Mayo, el primer monumento patrio levantado

en 1811.

INFANCIA Y FORMACIóN

El 7 de abril de 1890 nace en Buenos Aires, en

la esquina de Viamonte y San Martín, frente al viejo

convento de las Catalinas, Victoria Ramona Rafaela

Ocampo Aguirre, la mayor de seis hermanas, cinco de

las cuales llegaron a la adultez y tres de ellas alcanzaron

una gran notoriedad en la sociedad argentina del

siglo XX.

Angélica, la segunda, se convertirá en una

gran filántropa que dedicó su vida a organizar instituciones

vinculadas al servicio médico, como Fundaleu,

fundación de la que fue creadora y presidente hasta su

retiro a los 87 años; y la menor de todas, Silvina, fue

una prodigiosa escritora, a la que su matrimonio con

Adolfo Bioy Casares la ensombreció en la literatura injustamente.

Hacia el tiempo del nacimiento de Victoria,

sus padres comenzaron a construir un palacio en

las barrancas de San Isidro, que se iba a convertir en la

casa preferida de la niña.

Victoria iba a ser criada en un ambiente liberal,

que adoptaba las formas y los modos de la sociedad

porteña de esos años, que hacían de París el destino

predilecto y de la cultura francesa su inspiración.

Así

fue que Victoria aprendió primero a hablar en francés

y luego lo hizo en castellano. Durante su niñez fue educada,

en su casa, en álgebra, religión, música e historia,

y para su adolescencia había incorporado el italiano

y el inglés a las lenguas que hablaba fluidamente.

Tenía seis años cuando su familia viaja a Europa, y conoce

París, Ginebra, Roma, y participa del jubileo de

la reina Victoria en Londres. Ya por entonces era una

lectora voraz y autodidacta.

Fue de las primeras mujeres

que practicaron tenis en la Argentina y su pasión

por la música de Chopin comienza en su adolescencia.

JUVENTUD, LITERATURA

Y SOCIEDAD

Quizá el rasgo más notable de la personalidad de

Victoria Ocampo es su capacidad para rodearse de los

grandes intelectuales y artistas de la época, y establecer

una relación sin complejos con el mundo a través de

ellos.

Ya su carácter rebelde se había mostrado cuando

decidió fumar en una confitería céntrica de Buenos Aires,

de la que la echaron por ello. Luego fue la primera

mujer argentina en obtener el brevet (así se llamaba al

carné de conductor) y cuando transitaba por las calles

al mando de su auto, era común que la insultaran.

También

fue la primera en lucir un pantalón como vestimenta

de calle, imitando a Lola Mora que lo hacía mientras esculpía

en el Congreso Nacional. Cuando cumple 18 años

vuelve a Europa y al regreso, en 1912, se casa con Luis

Bernardo de Estrada, con quien tendrá un corto matrimonio

cordialmente infeliz.

Se separaran legalmente en

1922. Ya en la luna de miel conoció a un primo de su marido,

mucho mayor que ella, Julián Martínez, de quien dirá:

“En el momento en que lo vi de lejos, su presencia me

invadió... miraba mi boca, como si mi boca fueran mis

ojos... Duró un siglo: un segundo. Nos dimos la mano. La

arquitectura de la cara era de una sorprendente belleza”.

Victoria y Julián mantuvieron una relación de trece años,

sin convivencia, que terminó amablemente.

REVISTA “SUR”, POLíTICA Y FEMINISMO

Sin duda, la creación de la revista “Sur” puede

considerarse como el hecho cultural más importante

de la Argentina en el siglo XX. Salió a la calle el

1 de enero de 1931 y las mejores plumas literarias,

filosóficas, musicales y de toda índole enaltecieron

sus páginas a lo largo de 40 años de la publicación.

El criterio extraordinario en la cultura argentina de

considerar sólo la calidad de los textos, sin aplicar

ningún tipo de censura, convirtió a “Sur” en poco

tiempo en la revista más importante de la historia

sudamericana. Antes de su fundación, el padre de

Victoria le dijo una sola frase: “Te vas a fundir”.

Y

Octavio Paz mucho tiempo después, proclamó: “Sur

no es sólo un revista o una institución: es una tradición

del espíritu... Victoria ha hecho lo que nadie

antes había hecho en América”.

Entre quienes visitaron a Victoria Ocampo en su

casa de San Isidro y quienes escribieron en “Sur” se

cuentan Graham Greene, Aldous Huxley, Rabindranat

Tagore, Virginia Wolff, Gabriela Mistral (con quien

mantuvo una larga correspondencia), Jorge Luis Borges,

Waldo Frank, Walter Gropius y Alberto Prebisch,

Igor Stravinsky, Indira Gandhi, Albert Camus, Teilhard

de Chardin, y José Ortega y Gasset, entre muchísimos

otros.

Fue miembro del directorio del Teatro Colón, en

los inicios de los ’30.

En 1934, en un viaje junto a Eduardo Mallea a

Italia, se entrevista con el primer ministro Benito

Mussolini. Victoria le hace preguntas incisivas sobre

el papel que el fascismo le reserva a la mujer.

El Duce

le contesta que “la primera tarea de la mujer es darle

hijos al Estado”. De allí salió convencida del desastre

que le esperaba a Italia y se convirtió en una militante

antifascista.

Su prédica a favor de los derechos de la mujer

la llevaron a fundar, en 1936, la Unión Argentina de

Mujeres, junto a María Rosa Oliver y Susana Larguía.

Organizó una manifestación de mujeres en la Plaza

Miserere para luchar contra la prostitución.

Habló

allí ante 20.000 asistentes. La UAM bregó por los derechos

políticos de la mujer, la asistencia a la maternidad,

la protección femenina en el trabajo y la formación

educativa para la mujer.

Fue la única latinoamericana en participar de

los juicios de Nüremberg, contra los jerarcas nazis,

invitada por el gobierno británico, que despachó un

avión especial para llevarla a Alemania en 1946.

El 8 de marzo de 1953 fue arrestada mientras

estaba en su casa de Mar del Plata y fue llevada a la

cárcel del Buen Pastor, vecina al templo de San Telmo,

en Buenos Aires. La prisión de Victoria causó un

repudio generalizado en el mundo. Intercedieron por

ella el primer ministro de la India, Nehrú, Gabriela

Mistral, Aldous Huxley, y tras un mes detenida fue

liberada. Sin embargo, la persecución se mantuvo a

través de una vigilancia estricta de sus actividades y

la negativa a otorgarle su pasaporte para viajar al extranjero.

En 1958 fue nombrada presidenta del Fondo Nacional

de las Artes, y ejerció ese cargo hasta que renunció

en 1973 diciendo: “Por desgracia, en arte popularidad

no es invariablemente sinónimo de calidad.

Y sin calidad no hay arte...”.

En 1977 se convirtió en la primera mujer integrante

de la Academia Argentina de Letras y poco

tiempo antes de su muerte publicó su última traducción

de una obra de Paul Claudel.

A lo largo de su vida escribió muchos libros, destacándose

“De Francesca a Beatrice”, “La laguna de

los nenúfares”, “La mujer, sus derechos y sus responsabilidades”,

“Domingos en Hyde Park”, “Testimonios”,

“El viajero y una de sus sombras” y su “Autobiografía”.

MUERTE Y HOMENAJES

Luego de luchar durante años contra un cáncer persistente,

Victoria Ocampo murió en su casa de San Isidro,

donde había disfrutado de la compañía de los gigantes de

la cultura universal del siglo XX, el 27 de abril de 1979. La

ironía del destino fue que en sus últimos tiempos no pudo

hablar y se comunicaba por medio de una pizarra.

Fue sepultada

en el panteón familiar del cementerio de la Recoleta,

donde yace junto a sus bisabuelos, abuelos, padres y

hermanas. En su funeral el escritor ángel Battistessa dijo:

“A veces basta la desaparición de una persona para que

toda una generación quede disminuida”. Jorge Luis Borges,

con quien Victoria había discutido muchas veces, escribió

una necrológica en la que se lee: “Estoy agradecido

personalmente por todo lo que hizo por mí, pero sobre todo,

estoy agradecido como argentino por todo lo que hizo

por la Argentina”.

En vida fue condecorada por Francia, Inglaterra, Estados

Unidos y recibió gran cantidad de premios y distinciones.

El mayor homenaje a Victoria Ocampo es su propio legado.

Su casa dilecta de San Isidro, Villa Ocampo, fue donada

por ella a la Unesco y es el único centro cultural que

sigue los designios de su donante que la institución tiene

en el mundo.

La casa que Alejandro Bustillo construyó, siguiendo

las directivas de Victoria, en el barrio Parque de

Palermo, en Buenos Aires es hoy la sede del Fondo Nacional

de las Artes, y su casona de verano en Mar del Plata,

llamada Villa Victoria es un centro cultural perteneciente

a la Municipalidad de Villa Pueyrredón. Decenas de calles

en ciudades y pueblos del país la recuerdan y las colecciones

de “Sur” en innumerables bibliotecas del mundo, que

siguen siendo consultadas, son el mejor testimonio de la

obra de Victoria Ocampo a favor y en el nombre de la cultura

argentina.

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