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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 9,9-13.

05/07/2018 23:29 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 9,9-13. Evangelio según San Mateo 9,9-13.

Jesús, al pasar, vio a

un hombre llamado Mateo,

que estaba sentado a

la mesa de recaudación de

impuestos, y le dijo: “Sígueme”.

él se levantó y lo

siguió.

Mientras Jesús estaba

comiendo en la casa, acudieron

muchos publicanos

y pecadores, y se sentaron

a comer con él y sus discípulos.

Al ver esto, los fariseos

dijeron a los discípulos:

“¿Por qué su Maestro come

con publicanos y pecadores?”.

Jesús, que había oído,

respondió: “No son los sanos

los que tienen necesidad

del médico, sino los

enfermos.

Vayan y aprendan qué

significa: Yo quiero misericordia

y no sacrificios.

Porque yo no he venido a

llamar a los justos, sino a

los pecadores”.

Comentario

¿Por qué Jesús no llamó

a Mateo al mismo tiempo

que a Pedro, a Juan y a

los demás? Así como vino

sobre la tierra cuando sintió

que los hombres estaban

dispuestos a obedecerle,

del mismo modo llamó

a Mateo cuando supo

que lo seguiría.

Es por la misma razón

que llamo a Pablo solamente

después de la Resurrección

(Ac 9).

Pues, sondeando los

corazones, penetrando a

lo más íntimo del alma de

cada uno, sabía bien a qué

momento cada uno estaba

dispuesto a seguirle. Si

Mateo no fue llamado desde

el principio, es que aún

tenía duro el corazón; pero

después de los numerosos

milagros, cuando el renombre

de Jesús había crecido,

estaba más dispuesto a escuchar

al Maestro, y Jesús

lo sabía.

Conviene admirar también

la virtud de este apóstol,

que no disimula su vida

pasada... Su profesión era

vergonzosa, sin conciencia;

el provecho que sacaba

no tenía excusa alguna.

Pese a todo esto, Jesús

lo llamó. No se avergonzó

en llamar a un publicano,

como tampoco lo hizo

al hablarle a una prostituta,

a quien incluso le permitió

que le besara los pies

y que se los regara de lágrimas

(Lc 7:36s).

Pues si vino, no es solamente

para sanar los cuerpos,

sino también para sanar

las almas.

Es lo que acababa de

hacer con el paralítico;

después de haber mostrado

claramente que tenía el

poder de perdonar los pecados,

vino hacia Mateo,

a fin que las personas no

se sorprendan al verlo escoger

un publicano como

discípulo.

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