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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 11,28-30.

18/07/2018 21:48 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 11,28-30. Evangelio según San Mateo 11,28-30.

Jesús tomó la palabra y dijo:

“Vengan a mí todos los que

están afligidos y agobiados, y

yo los aliviaré.

Carguen sobre ustedes mi

yugo y aprendan de mí, porque

soy paciente y humilde de

corazón, y así encontrarán alivio.

Porque mi yugo es suave

y mi carga liviana”.

Comentario

“Ayúdense mutuamente a

llevar sus cargas, y cumplirán

así la ley de Cristo”. El pecado

es una carga, como lo atestigua

el salmista cuando dice:

“Mis pecados pesan sobre mí

como una carga pesada”. El

Salvador se encargó de esa

carga por nosotros, enseñándonos

de este modo por su

ejemplo lo que debemos hacer

nosotros mismos.

Pues el mismo carga el peso

de nuestros pecados, él

sufre por nosotros (Is 53:4),

e invita a los que están agobiados

bajo el fuerte peso de

la ley y de sus pecados a cargar

el peso ligero de la virtud

cuando dice: “Mi yugo es

suave y mi carga ligera” (Mt

11:30).

Aquél que no se desespera

por la salvación de su hermano,

tiende la mano a aquél

que implora su apoyo, llora

con el que llora, es débil con

los débiles, y mira los pecados

del otro como los suyos propios,

ése cumple por la caridad

la ley de Cristo. ¿Cuál es

esa ley de Cristo? “El mandamiento

que les doy es que se

amen los unos a los otros” (Jn

13:34). ¿Cómo el Hijo de Dios

nos amó? “Nadie tiene mayor

amor que el que da su vida por

sus amigos” (Jn 15:13).

Aquél que no es clemente,

que no se revistió de las entrañas

de la misericordia y de

las lágrimas, por muy elevado

que sea en espiritualidad, no

cumple la ley de Cristo.

Aquél que viene a socorrer

al pobre agobiado bajo

el peso de la indigencia y se

hace amigo del dinero injusto

(Lc 16:9), ése carga con

las necesidades de su hermano.

Es a él que Jesús dirá

después de la resurrección

general: “Vengan, benditos

de mi Padre, reciban

la herencia del Reino preparado

para ustedes desde la

creación del mundo. Porque

tuve hambre y me dieron de

comer, tuve sed y me dieron

de beber” (Mt 25:34-35).

En este momento de nuestra

vida, ¿qué significa cargar

con el yugo de Jesús?

¿Qué responsabilidad tenemos

respecto de los yugos

de nuestros hermanos? ¿Somos

conscientes de la fuerza

del amor para flexibilizar y

serenar las situaciones de estrés?

Que el Espíritu Pacificador

serene nuestras vidas y

nos capacite para serenar las

de nuestros hermanos más

intranquilos, más cansados,

más tristes.

C o m o d i j o G a n d h i :

“¡Hombre! no pierdas la fe,

no descanses. El mundo se

oscurecerá y tú verterás luz

sobre él y disiparás las tinieblas...

¡Hombre! no descanses;

procura descanso a

los demás”.

Lo que debes saber
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