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EL LIBERAL . Santiago

Juana Manuela Gorriti: la creadora de la novela histórica argentina

21/07/2018 21:46 Santiago
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Juana Manuela Gorriti: la creadora de la novela histórica argentina Juana Manuela Gorriti: la creadora de la novela histórica argentina

Los historiadores, a veces, no miramos con mucha simpatía la novela histórica, ya que la mezcla de la ficción con los hechos del pasado puede dar lugar a malas interpretaciones, tergiversaciones y sobre todo la invención de episodios para redondear el relato. Pero tenemos mucha admiración por aquellas obras literarias en las que el escritor pone su empeño en ayudar a entender el contexto y sobre todo en contar la historia tal como transcurrió en el pasado. En el mundo hay gran cantidad de ejemplos de novelas históricas que contribuyen al entendimiento del pasado en forma de una exquisita literatura. Y en la Argentina, varias mujeres han dedicado su vida a la literatura histórica en forma de novela. Son ejemplos notables María Esther de Miguel, Florencia Bonelli, y sobre todo quien inició el camino, allá por mediados del siglo XIX, la salteña Juana Manuela Gorriti, a cuya vida nos dedicaremos hoy.

INFANCIA Y JUVENTUD

Si bien hay dudas sobre el exacto lugar y la fecha de su nacimiento, es muy posible que Juana Manuela naciera en el campamento de Los Horcones, en las cercanías de Rosario de la Frontera, al sur de la provincia de Salta, el 15 de junio de 1818.

Era hija del general jujeño José Ignacio Gorriti, héroe de la guerra de la independencia y  compañero del General Martín Miguel de Güemes, uno de los diputados del Congreso General Constituyente que en San Miguel del Tucumán declarara la independencia el 9 de julio de 1816, y  varias veces gobernador de Salta, y de Feliciana de Zuviría, hermana de Facundo, que sería el presidente del Congreso General Constituyente de Santa Fe, que redactara y jurara la Constitución de 1853 y luego miembro de la primera Corte Suprema de Justicia de la Nación, nombrada por el presidente Bartolomé Mitre. La familia tuvo al menos ocho hijos y durante los comienzos de la guerra civil entre federales y unitarios, debieron exiliarse en Bolivia, hacia 1830.

El 19 de agosto de 1832, contrae matrimonio con Manuel Isidoro Belzú, en la iglesia de Nuestra Señora de la Paz, en Tarija. Juana conoció a Manuel mientras los Gorriti eran huéspedes del  marqués de Yaví. Eran tiempos donde las fronteras nacionales eran sumamente flexibles y el tránsito absolutamente natural entre el norte argentino y el sur boliviano. Tuvieron tres hijas: Edelmira, Mercedes y María Delfina. Belzú es un protagonista central de los primeros años de la república de Bolivia, y participó de la guerra de la independencia contra el imperio español, siendo su bautismo de fuego en la batalla de Zepita.

Un episodio que tuvo por protagonista al matrimonio ocurrió cuando Belzú regresó  anticipadamente a su casa en Oruro y encontró a su antiguo amigo, el general José Ballivián cortejando a Juana Manuela, trenzándose en una pelea que culminó cuando Belzú disparó contra Ballivián, quien se fue herido, y comenzó una enemistad furiosa que tuvo su correlato en la política de Bolivia. Belzú se convirtió en adversario político de la aristocracia paceña, y logró la presidencia de la república en 1848, que mantuvo hasta su renuncia en 1855.

Queda claro que por herencia y por matrimonio, Juana Manuela Gorriti perteneció a la clase social vinculada con la independencia y la organización nacional de dos países: el suyo y el de su marido. Era una mujer muy culta para los cánones sociales de su tiempo, poniendo su afición a las artes y a las letras al servicio de una obra literaria extraordinaria. Vale aclarar que su matrimonio no fue feliz y ella, abandonada por su marido, se radicó con sus dos hijas sobrevivientes en el Perú. La muerte violenta de Belzú fue relatada por ella con estas palabras: “El 27 de marzo de 1865, dos días después de la fecha de la carta de Ud., Belzú, mi marido, el hombre que enlutó mi destino entero, vencedor de un combate en el que el pueblo derrotó al ejército, fue asesinado por el general que mandaba este. Vinieron a decirme que Belzú había caído atravesadas las sienes de un balazo, y yo corrí en medio del combate; llegué hasta donde yacía el desventurado ya cadáver, lo levanté en mis brazos y en ellos lo llevé a casa: a ese hogar que él había abandonado tanto tiempo hacía! Con mis manos lavé su ensangrentado cuerpo, y acostándolo en su lecho mortuorio, lo velé y no me aparté de él hasta que lo coloqué en la tumba.

La misión de la esposa parecía ya acabada; mas he aquí el pueblo que me rodea y me pide más:  me pide que lo vengue. Sí: lo vengaré con una noble y bella venganza, haciendo triunfar la causa del pueblo que era la suya.”

SUS OBRAS

En Lima funda un Salón Literario, como consecuencia de las tertulias que comenzaron a realizarse en su casa. Anteriormente había fundado una escuela elemental que la puso en contacto con lo  más granado de la distinguida sociedad limeña. En el ámbito del Salón Literario dio a conocer sus escritos, que causaron sensación, por la temática histórica, pero sobre todo por la exquisitez de sus textos. Comenzó a publicarlos, y lo hizo en Perú, Chile, Argentina y Colombia.

Como periodista fundó una revista llamada “La Alborada del Plata”. Su producción literaria, de una calidad notable, está orientada a los hechos históricos de los que Juana Manuela fue  contemporánea y es notable la fidelidad a lo ocurrido que toda su obra manifiesta.

Escribió libros de cuentos como “Quien escucha su mal oye”, “El lucero del manantial”, “La hija del mazorquero”, “La Hija del Silencio” y “El guante negro”. Sus novelas más importantes fueron “La guerra”, “álbum de un peregrino”, “El pozo del Yocci”, “La tierra natal” y “Oasis en la vida”. Sin embargo “La quena” es una obra fundamental de la literatura argentina, ya que es la novela histórica pionera de nuestras letras.

“Panoramas de la vida” y “Misceláneas” son relatos cortos que muestran con claridad descriptiva  todos los eventos de los que fue testigo Juana Manuela en su vida y en sus tiempos. Fue la autora  de “Camila O’Gorman”, el primer relato de la tragedia romántica más impactante de los últimos tiempos del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Es de destacar el magistral manejo de los distintos tipos de literatura que usó Juana Manuela Gorriti.

Hacia 1874 viajó a Buenos Aires, y se radicó definitivamente allí. En la calma que para ese entonces ya era habitual en la Argentina, se dedicó al ordenamiento de sus cuentos y de sus novelas, y su posterior publicación.

Vuelve en 1879 a Lima, donde su hija Mercedes muere en sus brazos. Anciana, y quizá sintiendo

la cercanía de su muerte, realiza un viaje en tren a su Salta natal, para recuperar sus sensaciones de antaño, y confirmar las impresiones que plasmó en su literatura.

Su gran compañera fue la soledad, y la incomprensión de un mundo en que la mujer no tenía lugar  en la literatura y en la política. Sus ideas progresistas y liberales causaban más espanto que acompañamiento.

Y no deja de ser una paradoja que su libro más conocido y divulgado fuera el que dedicara a las comidas de sus tierras: “La Cocina Ecléctica”, de gran valor culinario, pero sobre todo es un  documento que ha permitido la memoria de la alimentación y el recetario popular del siglo XIX en gran parte del territorio sudamericano.

MUERTE, HOMENAJES Y POSTERIDAD

Juana Manuel Gorriti muere en Buenos Aires, el 6 de noviembre de 1892, y su funeral consta en los libros de necrologías de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, en el barrio del Retiro. Fue  sepultada en el Cementerio de la Recoleta, y a principios del siglo XXI, en noviembre de 2006, la urna que contenía sus restos fue trasladada al Panteón de las Glorias de Norte, el gran mausoleo ubicado en la Catedral de Salta, donde reposa junto a los generales Martín Miguel de Güemes y Rudecindo Alvarado, y dos patricias argentinas: Martina Silva de Gurruchaga y Carmen Puch de Güemes. También está sepultado junto a Juana Manuela su tío, Facundo Zuviría .

Varias calles y escuelas en el país llevan su nombre y se la considera una de las más grandes expresiones de la cultura del norte argentino. Su obra literaria merece un reconocimiento mayor al que tiene actualmente y leer su obra es para los argentinos una oportunidad de acercarse al pasado de la mano de una de primeras grandes escritoras de nuestro suelo. 


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