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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 12,46-50.

23/07/2018 23:35 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 12,46-50. Evangelio según San Mateo 12,46-50.

Todavía estaba hablando

a la multitud, cuando

su madre y sus hermanos,

que estaban afuera, trataban

de hablar con él.

Alguien le dijo: “Tu madre

y tus hermanos están

ahí afuera y quieren hablarte”.

Jesús le respondió:

“¿Quién es mi madre y

quiénes son mis hermanos?”.

Y señalando con la mano

a sus discípulos, agregó:

“Estos son mi madre y

mis hermanos.

Porque todo el que hace

la voluntad de mi Padre

que está en el cielo, ese es

mi hermano, mi hermana y

mi madre”.

Comentario

Los creyentes descubrimos

en los profetas a

personas capaces de leer

los acontecimientos históricos

con los ojos de Dios.

Ellos miran el mundo,

ponen nombre a cada cosa,

se fijan en lo grandioso

y especialmente en lo

que pasa desapercibido,

denuncian injusticias concretas,

defienden al débil...

y al final, abren la

puerta a la esperanza, con

una fe ciega en que el mal

no tiene la última palabra

en nuestra historia.

En medio de la injusticia

mayor sienten que no

están solos, que Dios sigue

acompañando al mundo,

empeñado en que su

proyecto siga adelante. De

esto último nos habla hoy

Miqueas, cuando hace su

confesión de fe: ¿Qué Dios

hay como tú, que se complace

en ser bueno?

La sociedad y las comunidades

cristianas necesitan

seguir oyendo este

mensaje y convencerse

de que éste es nuestro

Dios. Muchas veces, al hablar

de la fe cristiana, se

han cargado las tintas en

los preceptos.

Se ha predicado mucho

más lo que no hay que hacer

que lo que estamos llamados

a hacer; ¡y mira que

hay tema para hablar! De

este modo se ha hecho de

la fe cristiana un cajón cerrado

de cumplimientos.

Justo lo contrario a lo que

es nuestro Dios: bondad,

misericordia, amor.

Vivir para cumplir la

norma nos hace dudar de

todo lo que hacemos (¿estaré

haciendo bien?, ¿es

esto lo correcto?) y al final

nos paraliza. Vivir desde el

amor abre horizontes: invita

a buscar soluciones

a los problemas, porque

quien ama cree en las personas

y no guarda rencor.

Vivir desde el amor invita

a entregarse sin medida

porque el amor no lleva

cuentas; invita a caminar,

=a crecer, a llevar a plenitud

el proyecto del Padre.

En el Evangelio de hoy

encontramos una llamada

a vivir desde ese Amor: El

que cumple la voluntad de

mi Padre, ése es mi hermano,

mi hermana y mi

madre.

¿Cuál fue la reacción

de los familiares de Jesús

al escuchar estas palabras

tan rotundas? Nos

las tendremos que imaginar

porque ninguno de

los tres evangelistas nos

la cuentan. La que sí podemos

percibir es nuestra

reacción: al escuchar

estas palabras de Jesús,

¿nos sentimos verdaderamente

sus hermanos?,

¿podemos decir que vivimos

cumpliendo la voluntad

del Padre?

Lo que debes saber
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