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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Juan 6, 1-15

28/07/2018 22:23 El Evangelio
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Evangelio según san Juan 6, 1-15 Evangelio según san Juan 6, 1-15

Jesús pasa al otro lado del mar de Galilea y mucha gente lo sigue porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Estas personas movidas por el entusiasmo porque ven en él, consuelo a sus dolores y respuesta a sus necesidades, acuden a escucharlo. Todavía no comprenden el significado de los signos que Jesús realiza, lo que los lleva a malinterpretar su misión.

Jesús sube a la montaña y se sienta con sus discípulos, en un gesto de solemnidad que recuerda el don de la Ley en el Sinaí y que ahora se perfecciona mediante el don de Jesucristo, dador de la vida. Por eso, se menciona la cercanía de la Pascua, para relacionar este hecho con la muerte de Jesús, a través de la cual dará la vida al mundo.

Sentado en la montaña, Jesús fija su mirada en la gente que se acerca y toma la iniciativa de darles de comer. Este gesto de profunda humanidad lo hace solidario con aquellos que tienen hambre de pan, ofreciéndoles a la vez, el don sí mismo.

Ante la pregunta intencionada de Jesús: “¿de dónde compraremos panes para que coman estas gentes?. Felipe se dejó engañar por los términos de la pregunta y permaneciendo en el plano del “comprar con dinero” calculó lo que se necesitaba para adquirir semejante cantidad de pan, como si el don de la vida fuese de orden cuantitativo.

Andrés le dice que hay allí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero que es imposible alimentar a todos con esa cantidad.

Jesús, les ordena hacer recostar a la gente en la hierba.

“Jesús tomó los panes y, después de dar gracias, los repartió a los convidados; lo mismo hizo con los peces, tanto como querían”.

Este gesto, que nos recuerda la acción eucarística de la última cena, manifiesta la reunión de una multitud de hombres que se convierten en invitados en torno a una mesa en la que Jesús es el único que da de comer.

El don que hace Jesús al pueblo que viene hacia él buscando alimento no debe desperdiciarse, es necesario “reunirlo” para que esté disponible a los futuros creyentes que deseen recibirlo.

Al proclamar que Jesús es el profeta, la gente reconoce en él al personaje prometido por Dios que sería semejante a Moisés. Jesús discierne en la aclamación de la gente que pretendían hacerlo rey, figura de fuertes connotaciones políticas. Por eso, huyó sólo a la montaña.

Conclusión

Este relato muestra a Jesús como aquel que ha venido al mundo a dar la vida. El gesto de dar de comer a la multitud hambrienta, revela su rostro humano y sus sentimientos de compasión con aquellos que sufren. Frente a sus discípulos que buscan respuestas mercantiles para aliviar el dolor, Jesús se ofrece a sí mismo como don, dispuesto a dar su vida para que todos tengan vida digna. El amor, la solidaridad, y el compromiso con los que sufren constituyen el horizonte del ministerio de Jesús que entrega su vida en la cruz y de su Iglesia que haciéndose dispensadora de la vida como Jesús se prepara para celebrar la Eucaristía como signo de comunión con Dios en la historia y anticipo de la comunión eterna.

 


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