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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo (13,31-35)

29/07/2018 22:58 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo (13,31-35) Evangelio según San Mateo (13,31-35)

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas".

Les dijo otra parábola: "El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente".

Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo".

Comentario

A la vista de los hechos, la gente podía objetar a Jesús: "¿Y eso es el Reino de Dios? ¿Cuatro o cuarenta curaciones, otros cuatro o cuarenta exorcismos, cuatro o cuarenta seguidores y seguidoras, cuatro o cuarenta historias y dichos? Nosotros esperábamos un Hijo del hombre que, de modo fulgurante, instaurara su soberanía de Oriente a Occidente. Eso sí que sería el Reino de Dios, que repele al adversario del Altísimo y aniquila todo mal, injusticia y sufrimiento. El Reino que anuncias es un manto que le queda demasiado grande a tu breve puñado de hechos".

Jesús responde contando historias. Porque su mirada conoce la promesa de las cosas: la promesa de un grano de mostaza, la de un puñado de levadura, la de estas señales menudas que parecen cantidades despreciables y que, sin embargo, alojan en sí un asombroso potencial de vida que nadie puede represar.

Con estos relatos nos educa la mirada, quizá lista para dejarse seducir por lo espectacular y apabullante, por lo que deslumbra, y quizá descuidada y algo obtusa para percibir el brillo de los milagros diarios de la vida y el milagro de los gestos diarios de la fe.

El hechizo mismo que puede producir un espectáculo humano (por ejemplo, en el circo) no debe hacer olvidar que esa exhibición se ha forjado en el ejercicio cotidiano de personas entregadas apasionadamente a su oficio. La pasión de Jesús por el Reino definitivo y pleno de Dios se desgranaba en actos y señales que iluminaban y conmovían a los que tenían ojos para ver. Pidamos y eduquemos esa mirada. 


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