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EL LIBERAL . Opinión

Litio: oro o veneno blanco

31/07/2018 10:29 Opinión
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Litio: oro o veneno blanco Litio: oro o veneno blanco

En el año 2010 comenzó la

fiebre por el litio, que tiene

a Argentina junto a Chile y

Bolivia, como grandes protagonistas

en su provisión,

a extremos que concentran

aproximadamente el 70% de la producción

mundial, principalmente en la zona atacameña

en que convergen dichos países, en lo

que se denomina el triángulo del oro blanco.

Su extracción se produce en los salares

que abundan en dicha región. En Argentina

esa zona está integrada fundamentalmente

por las provincias de Salta y Jujuy, pero Catamarca

y La Rioja son poseedoras de grandes

extensiones de salares.

Acá como santiagueños nos cabe aclarar

que donde se lleva a cabo son salares de altura,

y preguntarnos (en tal sentido reconozco

humildemente mi ignorancia en geología)

si nuestras amplias Salinas Grandes,

salares de llanura, son aptas y merecedoras

de investigar la existencia de litio.

Con posterioridad al año 1900 las sales

de litio fueron usadas con efectos medicinales,

pero en años recientes, el uso para construir

baterías que conserven la electricidad

(usadas para celulares, autos eléctricos, satélites,

etc.), fundamentalmente, y utilización

en la producción de energía nuclear, en

la industria aeronáutica y de precisión óptica,

generó un requerimiento mayúsculo del

litio y una suba exponencial de su precio.

Indudablemente que correctamente explotado

y administrado ello es factor de importantes

ingresos para los países productores,

y en lo interno de potenciales recursos

para las provincias en las que se encuentra.

En paralelo, su explotación, está generando

daños irreparables en el medio ambiente.

"Su extracción se produce en los salares que abundan en dicha región. En Argentina esa zona está integrada fundamentalmente por las provincias de Salta y Jujuy, pero Catamarca y La Rioja son poseedoras de grandes extensiones de salares”.

Dicha explotación se realiza, como se dijo,

en los salares que le contienen, para lo

cual se practican excavaciones de piletas

con agua, la cual se hace evaporar, al cabo

de 8 a 10 meses y por tanto se pierde, para

luego retirar el litio del fondo ya secado.

Esa pérdida del agua evaporada es la que

genera un negativo impacto en el medio ambiente,

además del citado daño en el salar.

En ese sentido, en San Pedro de Atacama,

en Chile, sus pobladores están sumamente

preocupados pues la explotación de litio,

sostienen, hace peligrar la existencia del

único río que da vida a esa pintoresca población.

Igual suerte corren poblaciones y regiones

cercanas a ese triángulo internacional.

Es muy difícil el equilibrio entre la explotación

de recursos en procura de ingresos

para las poblaciones de esos países y provincias

tan necesitados de atender carencias

socio-económicas y evitar el daño ambiental

ecológico. Incrementar los recursos y hacerlo con

saneamiento es factible.

El equipo liderado por el científico argentino

Ernesto Calvo, profesor de la Facultad

de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA

e investigador de la UBA, obtuvo el primer

puesto del concurso internacional Bright

Minds Challenge (Mentes Brillantes) que se

llevó a cabo en la ciudad de Amsterdam, por

un proyecto que consiste en eliminar la contaminación

en el proceso de extracción de litio.

El diseño de este laureado equipo consiste

en evitar la evaporación del agua

reutilizándola y quitando el agregado de

sustancias químicas, mediante un sistema

de bombeo que extrae la salmuera para introducirla

en un reactor que atrapa selectivamente

el cloruro de salmuera, por un

lado y el litio, por otro, devolviendo aquel

al salar.

La exigencia a las mineras y concesionarias

de la explotación, todas extranjeras, de

la utilización de esa metodología, evitaría,

en gran medida, el negativo impacto ambiental

que actualmente se registra.

Desde otro ángulo, y una vez respetado

el medio ambiente y los pueblos que habitan

la región, antes que la situación y los daños

sean irreversibles, sin incurrir en demagogias,

es menester que la explotación de las

entrañas de nuestra Latinoamérica, generen

para ésta recursos importantes y no migajas

en pago de su sangrado.

Se han hecho muchos intentos pocos

fructíferos de unidades de nuestras naciones,

la mayoría de los cuales hoy yacen

adormecidos, tal vez porque fueron demasiado

ambiciosos en diversidad de materias

y tópicos como objetivos, y por carecer

de una auténtica voluntad política, que nos

permita permanecer unidos ante el embate

de los intereses adversos.

La tan mentada unidad latinoamericana

no solo es patrimonio de los populismos demagógicos.

Sería muy útil que en el caso de

la explotación del litio, Argentina, Chile y

Bolivia se unieran con la finalidad específica

de exigir, mancomunadamente que la misma

se lleve a cabo con el menor impacto y

daño ambiental, y al mismo tiempo encarar

en conjunto no sólo la provisión de la materia

prima.

Esos países tienen la capacidad suficiente

de exportar el litio industrializado, como

por ejemplo en baterías, y mucho más si lo

encaran unidos, ya sea con intervención estatal

o con manos privadas controladas, a

las que no hay que temer sino supervisar correctamente.

Ello significaría no sólo un incremento

en los ingresos por exportaciones, sino aumento

de la ocupación de mano de obra en

la tarea de enriquecer la materia prima, y lo

que es fundamental convertiría a la unidad

de los tres países en la primera productora

del mundo, generando lazos comunes concretos

de fortaleza real, superiores a las declamaciones

teóricas.

Dicha fortaleza les permitiría, además,

esquivar los intereses económicos internacionales

que pretendieran insidiosamente

interferir, en resguardo y provecho de sus

propias industrias, en el desarrollo industrial

propuesto.

Argentina y Chile, pese a tantos lazos,

guardan rencores de conflictos limítrofes

pasados, y cuestiones bélicas ingratas que

les afectaran. Bolivia y Chile, de igual modo,

mantienen incluso en la actualidad un diferendo

serio sobre la salida al mar que reclama

aquella.

Unirse en cuestiones libres de debate y

discusión, en provecho conjunto, es la mejor

manera de dejar los diferendos para un plano

de entendimiento y hermandad capaz de

superarlos.

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