Litio: oro o veneno blanco Litio: oro o veneno blanco
En el año 2010 comenzó la
fiebre por el litio, que tiene
a Argentina junto a Chile y
Bolivia, como grandes protagonistas
en su provisión,
a extremos que concentran
aproximadamente el 70% de la producción
mundial, principalmente en la zona atacameña
en que convergen dichos países, en lo
que se denomina el triángulo del oro blanco.
Su extracción se produce en los salares
que abundan en dicha región. En Argentina
esa zona está integrada fundamentalmente
por las provincias de Salta y Jujuy, pero Catamarca
y La Rioja son poseedoras de grandes
extensiones de salares.
Acá como santiagueños nos cabe aclarar
que donde se lleva a cabo son salares de altura,
y preguntarnos (en tal sentido reconozco
humildemente mi ignorancia en geología)
si nuestras amplias Salinas Grandes,
salares de llanura, son aptas y merecedoras
de investigar la existencia de litio.
Con posterioridad al año 1900 las sales
de litio fueron usadas con efectos medicinales,
pero en años recientes, el uso para construir
baterías que conserven la electricidad
(usadas para celulares, autos eléctricos, satélites,
etc.), fundamentalmente, y utilización
en la producción de energía nuclear, en
la industria aeronáutica y de precisión óptica,
generó un requerimiento mayúsculo del
litio y una suba exponencial de su precio.
Indudablemente que correctamente explotado
y administrado ello es factor de importantes
ingresos para los países productores,
y en lo interno de potenciales recursos
para las provincias en las que se encuentra.
En paralelo, su explotación, está generando
daños irreparables en el medio ambiente.
"Su extracción se produce en los salares que abundan en dicha región. En Argentina esa zona está integrada fundamentalmente por las provincias de Salta y Jujuy, pero Catamarca y La Rioja son poseedoras de grandes extensiones de salares”.
Dicha explotación se realiza, como se dijo,
en los salares que le contienen, para lo
cual se practican excavaciones de piletas
con agua, la cual se hace evaporar, al cabo
de 8 a 10 meses y por tanto se pierde, para
luego retirar el litio del fondo ya secado.
Esa pérdida del agua evaporada es la que
genera un negativo impacto en el medio ambiente,
además del citado daño en el salar.
En ese sentido, en San Pedro de Atacama,
en Chile, sus pobladores están sumamente
preocupados pues la explotación de litio,
sostienen, hace peligrar la existencia del
único río que da vida a esa pintoresca población.
Igual suerte corren poblaciones y regiones
cercanas a ese triángulo internacional.
Es muy difícil el equilibrio entre la explotación
de recursos en procura de ingresos
para las poblaciones de esos países y provincias
tan necesitados de atender carencias
socio-económicas y evitar el daño ambiental
ecológico. Incrementar los recursos y hacerlo con
saneamiento es factible.
El equipo liderado por el científico argentino
Ernesto Calvo, profesor de la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
e investigador de la UBA, obtuvo el primer
puesto del concurso internacional Bright
Minds Challenge (Mentes Brillantes) que se
llevó a cabo en la ciudad de Amsterdam, por
un proyecto que consiste en eliminar la contaminación
en el proceso de extracción de litio.
El diseño de este laureado equipo consiste
en evitar la evaporación del agua
reutilizándola y quitando el agregado de
sustancias químicas, mediante un sistema
de bombeo que extrae la salmuera para introducirla
en un reactor que atrapa selectivamente
el cloruro de salmuera, por un
lado y el litio, por otro, devolviendo aquel
al salar.
La exigencia a las mineras y concesionarias
de la explotación, todas extranjeras, de
la utilización de esa metodología, evitaría,
en gran medida, el negativo impacto ambiental
que actualmente se registra.
Desde otro ángulo, y una vez respetado
el medio ambiente y los pueblos que habitan
la región, antes que la situación y los daños
sean irreversibles, sin incurrir en demagogias,
es menester que la explotación de las
entrañas de nuestra Latinoamérica, generen
para ésta recursos importantes y no migajas
en pago de su sangrado.
Se han hecho muchos intentos pocos
fructíferos de unidades de nuestras naciones,
la mayoría de los cuales hoy yacen
adormecidos, tal vez porque fueron demasiado
ambiciosos en diversidad de materias
y tópicos como objetivos, y por carecer
de una auténtica voluntad política, que nos
permita permanecer unidos ante el embate
de los intereses adversos.
La tan mentada unidad latinoamericana
no solo es patrimonio de los populismos demagógicos.
Sería muy útil que en el caso de
la explotación del litio, Argentina, Chile y
Bolivia se unieran con la finalidad específica
de exigir, mancomunadamente que la misma
se lleve a cabo con el menor impacto y
daño ambiental, y al mismo tiempo encarar
en conjunto no sólo la provisión de la materia
prima.
Esos países tienen la capacidad suficiente
de exportar el litio industrializado, como
por ejemplo en baterías, y mucho más si lo
encaran unidos, ya sea con intervención estatal
o con manos privadas controladas, a
las que no hay que temer sino supervisar correctamente.
Ello significaría no sólo un incremento
en los ingresos por exportaciones, sino aumento
de la ocupación de mano de obra en
la tarea de enriquecer la materia prima, y lo
que es fundamental convertiría a la unidad
de los tres países en la primera productora
del mundo, generando lazos comunes concretos
de fortaleza real, superiores a las declamaciones
teóricas.
Dicha fortaleza les permitiría, además,
esquivar los intereses económicos internacionales
que pretendieran insidiosamente
interferir, en resguardo y provecho de sus
propias industrias, en el desarrollo industrial
propuesto.
Argentina y Chile, pese a tantos lazos,
guardan rencores de conflictos limítrofes
pasados, y cuestiones bélicas ingratas que
les afectaran. Bolivia y Chile, de igual modo,
mantienen incluso en la actualidad un diferendo
serio sobre la salida al mar que reclama
aquella.
Unirse en cuestiones libres de debate y
discusión, en provecho conjunto, es la mejor
manera de dejar los diferendos para un plano
de entendimiento y hermandad capaz de
superarlos.