Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

El defecto físico: cómo superarlo…

18/08/2018 23:09 Santiago
Escuchar:

El defecto físico: cómo superarlo… El defecto físico: cómo superarlo…

DESDE LO

NEUROPSICOLóGICO

Superar un defecto físico puede llegar a suponer un

gran reto para quienes lo sufren. Los defectos físicos

que no aceptamos en nosotros mismos pueden ser el

origen de timidez, vergüenza, nerviosismo, sentimiento

de inferioridad, etc.

No obstante, aunque muchas personas se puedan

sentir inferiores en un momento dado, eso no quiere

decir que tengan un complejo de inferioridad. Para

que se establezca un sentimiento o complejo de inferioridad

no es necesario que esa persona tenga un defecto

real. Tan sólo es necesario que crea tenerlo, pues

eso también se engloba en los defectos físicos.

Con frecuencia, la causa es que en alguna ocasión

se sintió rechazado por los demás. Quizá ese defecto físico

fue el origen del rechazo, como consecuencia, esa

experiencia marcó decisivamente su personalidad.

TODOS TENEMOS

DEFECTOS

Así es. Todas las personas tenemos defectos, seamos

o no conscientes de ello. También puede ocurrir

que algunas personas vean defectos donde no los hay.

En todo caso, lo importante es la percepción subjetiva.

La percepción subjetiva de un defecto hace referencia

a la creencia que tenemos acerca de alguna imperfección,

sea esta real o no. Y eso es lo verdaderamente

importante, pues puede marcarnos de por vida. Por

eso se hace importante superar un defecto físico, psicológico

o de cualquier otro tipo. Los defectos se suelen

adscribir a uno de los siguientes tres ámbitos fundamentales:

El terreno físico (defecto corporal, fealdad, obesidad,

talla demasiado baja o alta, impotencia sexual,

características propias del sexo contrario, etc.).

El plano intelectual (inteligencia mediocre, poca

cultura, etc.).

El terreno social (falta de simpatía, poca facilidad

de palabra, etc.).

Los defectos físicos pueden generar sentimientos

de inferioridad

Si no logramos superar un defecto físico puede que

experimentemos sentimientos de inferioridad. A su

vez, los sentimientos de inferioridad pueden provocar

inhibición y retraimiento. Esto puede dar lugar a que

vaya constituyéndose una personalidad tímida e insegura,

dentro de un marco de escasa actividad social.

El conocido médico neurólogo y psicólogo clínico

austríaco Alfred Adler estudió a fondo este problema,

proponiendo un enfoque del mismo basado en el sistema

de compensaciones neuropsicológicas: cuando alguien

se siente inferior puede optar por la resignación.

Si opta por la resignación, esto dará lugar a una actitud

de modestia y timideces exageradas, inseguridad

e inhibición. Pero si no se resigna, intentará compensar

su defecto de tres modos que no se excluyen totalmente

entre sí y que darían lugar a las “compensaciones

neuropsicológicas”.

PAUTAS PARA SUPERAR

UN DEFECTO FíSICO

Un defecto físico provoca un sentimiento de inferioridad

que hay que afrontar. El origen del complejo

es real, está ahí, pero nunca se puede permitir que llegue

a convertirse en un complejo. Vamos a ver algunas

soluciones prácticas para superarlo:

Es importante circunscribir el defecto con exactitud.

No por tener una nariz horrorosa el resto de la cara

ha de carecer totalmente de atractivo.

Al mismo tiempo que se ve el defecto hay que valorar

las propias cualidades físicas positivas. Se puede

ser bajo, pero tener una bonita conformación física; se

puede tener manos feas, pero una boca preciosa.

Es preciso resaltar lo bueno que uno tiene y amortiguar

el defecto. Así, este llamará menos la atención. No es

negar su existencia, pero sí hacerla menos aparente.

Sin lugar a dudas, hay que aprovechar todos los

trucos estéticos para superar un defecto físico.

Conviene

saber qué tipo de ropa, zapatos, adornos y maquillajes

le van más a uno para superar el defecto.

Las compensaciones tanto físicas como neuropsicológicas

pueden ser altamente satisfactorias. Se debe

compensar el aspecto defectuoso por otro u otros

totalmente distintos.

Por ejemplo, la incapacidad para

hacer deporte puede compensarse con la afición a la

música o a la lectura.

Hay que tener en cuenta que no todo es el físico. El

hombre es cuerpo, mente y espíritu.

No hay que empeñarse en la perfección inalcanzable.

Se tiene que aceptar el propio defecto y aprender

a vivir con él.

Existen algunos defectos que son subsanables.

La obesidad es uno de ellos. Con esfuerzo y ayuda médica

se consigue vencer.

No se debe negar la evidencia del defecto. Hay que

afrontarlo, buscar soluciones y ponerlas en marcha.

Incluso es bueno hablar de él. La actitud del avestruz

(meter la cabeza) no lleva a nada.

Si el defecto va ganando terreno y corre el riesgo de

convertirse en el origen de un complejo, conviene acudir

a un especialista neuropsicólogo que actúe como

guía para encontrar las soluciones y la forma de afrontarlo.

Como hemos podido observar, es posible

superar un defecto físico. Tan solo debemos

apreciar otras virtudes e intentar subsanar el defecto

si es posible. Si se llega a convertir en un complejo,

lo mejor es visitar a un neuropsicólogo para que

nos dé pautas para superarlo.

DEL DEFECTO FíSICO AL

COMPLEJO EMOCIONAL

Vivimos en un mundo que ha establecido un auténtico

culto a la belleza. En realidad, sería más justo decir que

no es a la belleza, sino a un muy específico tipo de belleza.

Hay patrones predefinidos sobre lo que es hermoso.

No es gratuito que esos parámetros encuentren su máxima

expresión en quienes desempeñan un oficio que genéricamente

se conoce como el de “modelos”.

Este tipo de patrones no se originan en los expertos

ni en los artistas. Surgen de los medios de comunicación.

De ahí que penetren tan profundamente en la

conciencia de los individuos, que en su gran mayoría,

y de manera pasiva, se adhieren a esos prototipos para

determinar lo bello y lo feo. La cualidad y el defecto.

En esas circunstancias el defecto físico parece no

tener lugar. A pesar de que la mayoría tenemos algún

rasgo que se sale de los estrechos parámetros de la belleza

comercial. De ahí que en las personas menos críticas,

o en los sectores más alienados, el defecto físico

pueda convertirse en blanco de rechazos, de burlas o

de discriminación.

La consecuencia es que muchas personas terminan

desarrollando lo que se conoce popularmente como

un “complejo”: convierten su condición en una actitud

frente a sí mismos, al mundo y a la vida. Para que

esto no ocurra, conviene seguir un par de indicaciones

básicas.

Establecer los límites precisos de lo que se llama los

“defectos físicos”

Que tengas los ojos almendrados y los quieras redondos

no es un defecto físico.

Es un rasgo fisionómico

que no tiene nada que ver con una deficiencia.

Ahí no tienes mucho que pensar sobre lo que hay en

tu cuerpo, sino más bien evaluar lo que pasa por tu

mente. ¿Por qué te cuesta trabajo aceptarte?, ¿por qué

le otorgas a la televisión y a los televidentes acríticos el

poder de decidir lo que es bello y lo que no?

Ahora, si en tu caso lo que hay es una

malformación o una cicatriz, por ejemplo,

lo que debes hacer es construir una

frontera mental. Debes circunscribir ese

defecto con exactitud.

Si tienes tres manos, son tus manos y

no todo tu cuerpo y tu mente lo que tiene

ese rasgo atípico. Si rengueas, es tu pierna

corta y no todo tu ser. Seguro también tienes

atractivos: tu cabello, tus orejas, o esa

forma tan tuya de aceptarte y mandar al

diablo a los tontos que viven para criticar,

y en esta sociedad y cultura que vivimos es

un alto porcentaje de tontos opinólogos.

De hecho, la expresión “defecto físico”

debería eliminarse. Las mercancías

son defectuosas, las personas no. Un ser

humano es diferente, puede tener rasgos

atípicos. Pero no es defectuoso como tal.

Para mí el “defecto físico” no está en mis

pensamientos y en mi rol como profesional.

No vivas para el

defecto

Algunos rasgos son tan notorios (tener

tres manos, por ejemplo) que es imposible

pasarlos desapercibidos o pedir a los demás

que no los noten.

Depende de vos, y

solamente de vos, que sigas notándolo y

haciéndolo notar para siempre.

Resulta inevitable que esa parte de

tu apariencia cause sorpresa o desconcierto

a primera vista. De hecho, pueden hasta

cercarte con preguntas molestas o incómodas,

seguramente ya estás acostumbrado

a que así sea.

“Las personas más bellas con

las que me he encontrado son

aquellas que han conocido la

derrota, han conocido el sufrimiento,

han conocido la lucha,

han conocido la pérdida y han

encontrado su forma de salir de

las profundidades. Estas personas

tienen una apreciación, una

sensibilidad y una comprensión

de la vida que los llena de compasión,

humildad y una profunda

inquietud amorosa. La gente

bella no surge de la nada”.

Elisabeth Kubler-Ross.

Lo mejor es que aceptes esa situación y

“salgas de eso” cuanto antes. Si notas que

alguien observa insistentemente esa tercera

mano, o la doble nariz, toma la iniciativa:

habla con franqueza de tu defecto,

cuenta la historia y explica que entiendes

la reacción que genera en otros.

Basta con que lo hagas una vez, o a lo

sumo dos. No necesitas estar todo el tiempo

refiriéndote a tu físico ni pasar todo el

tiempo bromeando contigo mismo para

probar que te aceptas.

Sobra decir que si ese rasgo atípico no

es definitivo, sino que puedes cambiarlo,

es bueno que evalúes esa alternativa.

Si quieres hacer una transformación, no

ahorres esfuerzo en ello.

Eres una persona bella, reconócelo

siempre…

Puedes encontrar una persona bella en

todas partes porque cada uno de nosotros

emanamos belleza.

Lo hacemos con nuestra

sensibilidad, con la expresión de nuestras

emociones, con el amor que compartimos

y con cada uno de los actos que nacen

de nuestra bondad sin límites.

La propia naturaleza nos ha aportado el

don de la belleza, siendo algo intrínseco al

ser humano.

Un aspecto básico que todas las

personas poseemos. La belleza no es de unos

pocos, ni está reservada a los seres más privilegiados.

Se encuentra en cada uno de nosotros

y tenemos capacidad para poder explorarla

e ir descubriéndola.

No existen personas más o menos bellas,

simplemente hay quienes indagan

más en su propia naturaleza y son capaces

de observar y manifestar toda la belleza

que se encuentra en su interior. Haciendo

de sus vidas una experiencia digna de admiración,

por la bondad y el amor que son

capaces de albergar y transmitir.

Tú eres una

persona bella,

¡obsérvate!

Obsérvate, verás en vos a una

persona bella que ha tenido que

pasar por muchos senderos diferentes

en su vida. Has hecho un recorrido

lleno de dificultades desde tu nacimiento.

Te has enfrentado al dolor, al sufrimiento,

a la amargura, a la soledad.

También a multitud de decisiones difíciles

de afrontar, haciéndolo lo mejor que has

podido a cada momento.

Has tenido que enfrentarte a vos, a tus

indecisiones, a tus emociones, a tus sentimientos;

a todo lo que has vivido y experimentado

para ser hoy quien eres, con algo

más de conocimiento hacia vos y del mundo

en el que vives.

Te has ganado a pulso

la sensibilidad para apreciar toda la belleza

que te rodea.

Escúchate

Escúchate, has adquirido una sensibilidad

especial para poder dar valor y sentido

a todo lo que vives, para apreciar cada

momento atesorándolo como único. Solo

tienes que escucharte, atenderte y confiar

en lo que sientes. Toda la belleza que eres

capaz de percibir fuera es gracias a tu estado

interno.

“Todas las personas quieren ser

bellas, pero como no saben cómo

serlo, se siguen maquillando

la cara, cortando el pelo, probándose

este vestido o el otro,

haciendo dieta o todo tipo de

cosas, sólo para ser bellas. Pero

no saben que eso no les servirá

de mucho. La belleza es algo

interior. Una vez que está ahí,

descubierta, comienza a irradiar

de tu cuerpo, de tu mente,

de todo aquello de lo que tú

estás compuesto. Una vez que tu

belleza interior está ahí todo se

embellece, incluso lo exterior”.

Osho.

Reconocerás y percibirás mejor tu belleza

cuando te escuches, cuando te tengas

en cuenta y prestes atención a tus necesidades.

Ser una persona bella no

depende de nada ni de nadie, salvo

de vos. Es tu responsabilidad…

Agradezcamos

nuestra belleza

El agradecimiento por lo que somos y

lo que tenemos es una muestra de humildad

y compasión, para llegar a aceptarnos

tal y como somos; de tal manera que

nos perdonemos y reconciliamos con todo

aquello que nos disgusta y rechazamos de

nosotros mismos.

“En tu actitud se encuentra la belleza.

En tus pensamientos, tus

ideas y tus creencias. También

en lo que compartes con los demás;

en tu fuerza de superación

y tus ganas por vivir. La belleza

está en todas las emociones y

sentimientos que experimentas,

en todo lo que haces de corazón.

Todo en vos es belleza”.

Lic. Mariano Vega Botter.

Obsérvate, escúchate y reconócelo, vos

sos una persona bella, digna de amor y cariño.

Mereces tu respeto, tu admiración y

toda tu comprensión. No te castigues, ni

te maltrates, ni te exijas más de lo necesario.

Tu valor como persona está por encima

de toda condición. Vos eres la vida

misma y en tus manos está cuidarla.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy