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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Lucas 5, 1-11

05/09/2018 23:53 El Evangelio
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Evangelio según san Lucas 5, 1-11 Evangelio según san Lucas 5, 1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor

de Jesús para oír la palabra de Dios,

estando él a orillas del lago de Genesaret.

Vio dos barcas que estaban junto a la orilla;

los pescadores habían desembarcado y estaban

lavando las redes.

Subió a una de las barcas, la de Simón,

y le pidió que la apartara un poco de tierra.

Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

“Rema mar adentro, y echad las redes para

pescar”.

Simón contestó: “Maestro, nos hemos

pasado la noche bregando y no hemos cogido

nada; pero, por tu palabra, echaré las

redes”.

Y, puestos a la obra, hicieron una redada

de peces tan grande

que reventaba la red. Hicieron

señas a lo socios de la

otra barca, para que vinieran

a echarles una mano. Se

acercaron ellos y llenaron

las dos barcas, que casi se

hundían.

Al ver esto, Simón Pedro

se arrojó a los pies de Jesús

diciendo: “Apártate de mi,

Señor, que soy un pecador”.

Y es que el asombro

se había apoderado de él y

de los que estaban con él,

al ver la redada de peces

que habían cogido; y lo mismo les pasaba a

Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran

compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón: “No temas; desde

ahora serás pescador de hombres”.

Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo

todo, lo siguieron.

Comentario

Un primer contacto con la primera lectura

de hoy, nos puede desconcertar como

si San Pablo estuviese en contra de la inteligencia

humana, pues es uno de los grandes

dones que Dios nos ha regalado. Con ella

nos ha dado la capacidad de llegar a la verdad.

Pero tenemos que reconocer con San

Pablo que nuestra inteligencia es humana, limitada,

no es infalible y se puede equivocar

en su intento de descubrir la verdad.

Nosotros tenemos un criterio bien claro

para saber cuándo “la sabiduría humana”

se equivoca. Nosotros “somos de Cristo”,

al que hemos descubierto como el Hijo

de Dios, el que siempre nos ofrece la verdad,

el que no se puede equivocar, el que acierta

al señalarnos la senda a seguir en nuestro

caminar por la vida. “Yo soy el camino, la

verdad y la vida”. Cuando haya conflicto entre

la “sabiduría de Jesús” y la “sabiduría de

este mundo”, siempre nos quedaremos con

Jesús, nuestro Maestro y Señor y... acertaremos.

“Somos de Cristo”.

Es cierto que en la vocación de cada seguidor

de Jesús siempre hay algo personal

que se da solo en él. Pero también es cierto

que hay algo común. El evangelio nos relata

la reacción de Pedro, de Juan y de Santiago

ante una acción prodigiosa de Jesús, ante

la pesca más que abundante que recogieron

gracias a las indicaciones de Jesús, después

que ellos, con sus propios conocimientos de

experimentados pescadores,

no habían

cogido nada en toda

la noche: “Rema mar

adentro y echad las

redes para pescar”.

Pedro, Juan, y

Santiago quedaron

con la boca abierta y

el corazón tocado por

Jesús, y el asombro

inundó sus personas.

Cayeron en la cuenta

de que estaban ante

alguien muy superior a

ellos. En ese instante,

y poco a poco en su trato posterior con él,

descubrieron que Jesús era, con lenguaje de

hoy, de otra galaxia, era de la galaxia divina.

“Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies

de Jesús, diciendo: “Apártate de mí, Señor,

que soy un pecador”. Pero Jesús, en lugar

de apartarse de Pedro, de Juan y de Santiago

les propuso seguirle y hacerles pescadores

de hombres en su compañía. “Ellos sacaron

las barcas a tierra y, dejándolo todo,

lo siguieron”.

Todo seguidor de Jesús ha tenido esta

misma experiencia. Jesús sale a nuestro encuentro

y se las arregla para hacer una pesca

milagrosa delante de nosotros, dejarnos

asombrados y deslumbrados con sus palabras,

sus promesas, su inmenso amor... su

persona, y convencernos de que además de

ser hombre es Dios. Por eso, gozosamente

nos rendimos a él: “Te seguiré donde quiera

que vayas”

Lo que debes saber
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