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EL LIBERAL . El Evangelio

La cruz de jesús es y será un escándalo - Marcos 8, 27-35

15/09/2018 21:12 El Evangelio
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La cruz de jesús es y será un escándalo - Marcos 8, 27-35 La cruz de jesús es y será un escándalo - Marcos 8, 27-35

Acompañado por sus discípulos,

Jesús partió de Betsaida hacia

el norte, a la ciudad de Cesarea de

Filipo, ubicada al pie del monte Hermón,

en el nacimiento del río Jordán.

Para Marcos, este punto alejado de

Jerusalén, es propicio para plantear

la cuestión del camino hacia la pasión

y del seguimiento de Jesús. En

este contexto, la pregunta acerca

de la opinión del pueblo sobre Jesús:

“Quién dicen los hombres que soy

yo”, sirve de contraste para la confesión

de Pedro.

Después de escuchar lo que la

gente decía acerca de la identidad

de Jesús, Pedro como portavoz del

grupo responde: “Tú eres el Cristo”,

es decir, el Mesías esperado por el

pueblo de Israel. Qué tipo de Mesías

es Jesús será develado posteriormente,

cuando haya pasado por la

Cruz. Por eso les ordena guardar silencio,

porque el misterio de su mesianidad

se develará y encontrará

su sentido en la Cruz.

Después de la confesión de Pedro,

Jesús comienza a enseñarles

que debía sufrir, ser rechazado,

condenado a muerte y resucitar. El

“padecer mucho” resume los sufrimientos

que Jesús, el Hijo del Hombre,

experimentará en su vida terrena.

Jesús es presentado como el

Justo que sufre en manos de los poderosos

del pueblo. Pero su sufrimiento

y muerte serán vencidos por

el poder del Hijo del Hombre que resucitará.

Pedro, que antes había confesado

a Jesús como Cristo, ahora

se revela ante el anuncio de la pasión

y lo reprende al maestro. La

idea de la pasión le produce rechazo

y no está dispuesto a aceptarla.

Jesús, consciente de la meta hacia

la que camina, se vuelve a Pedro y

a sus discípulos y le dice: “apártate

de mí, Satanás, porque tus pensamientos

no son los de Dios, sino

de los hombres”. Pedro es llamado

Satanás porque su objeción pretende

tentar a Jesús para que abandone

su camino. No cabe duda, que la

amenaza más peligrosa para los discípulos

y la comunidad es el rechazo

del Crucificado.

Conclusión

Después del anuncio de la pasión

del Hijo del Hombre, se puede

expresar con claridad lo que significa

ser discípulo; se necesitan dos

condiciones: negarse y renunciar a

sí mismo para poner la existencia de

discípulo por encima de los propios

deseos y planes, y estar disponible

a cargar con la Cruz, es decir, estar

dispuesto a sufrir y a morir por causa

del seguimiento. Ahora, la salvación

de la vida depende de la unión

con Jesús en el seguimiento hacia la

pasión: “el que pierda su vida por mí

y por el Evangelio, la salvará”.

La Cruz es y será un escándalo

para los creyentes, no siempre

los cristianos estamos dispuestos a

aceptar al “crucificado”, es más fácil

creer en el Cristo glorioso. Pero una

Iglesia que rechaza la cruz y al crucificado,

tendrá la tentación de constituirse

en un poder terrenal, aliado

de otros poderes de la tierra. Por

eso, para seguir a Jesús es necesario

aceptar la Cruz que significa en primer

lugar solidarizarse con los crucificados

del mundo, con aquellos que

sufren la exclusión, el abandono y el

olvido. Como Cristo, al lado

de los crucificados,

ayudándoles a cargar

la cruz y anunciando

un nuevo mundo donde

no haya excluidos y

todos puedan gozar

de los bienes de

la vida.

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