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EL LIBERAL . Santiago

¿Cómo Tratarla?

15/09/2018 23:39 Santiago
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¿Cómo Tratarla? ¿Cómo Tratarla?

La terapia de exposición realizada por

neuropsicólogos, como en casi todas las

fobias, suele ser el tratamiento más utilizado

a la hora de tratar la hidrofobia. La

exposición puede ser de dos tipos: exposición

in vivo o exposición virtual (esta última

gracias a la llegada de las nuevas tecnologías).

En cualquier caso, la persona se

expone al ambiente temeroso y aprende a

“desaprender su miedo” al agua de manera

gradual, pasando de las situaciones que

le producen más temor a aquellas que le

producen menos.

En combinación con la terapia de exposición,

los neurólogos a menudo prescriben

ciertos medicamentos que pueden

ayudar a los fóbicos a volver a aprender a

reaccionar ante los miedos. Los ISRS o los

inhibidores selectivos de la recaptación de

serotonina pueden reducir los ataques de

ansiedad y pánico. Recuerde que: los medicamentos

no tienen efectos duraderos y

pueden tener síntomas de abstinencia. Por

lo tanto, se debe tener cuidado para evitar

el uso a largo plazo.

Se utilizan también técnicas de reducción

de estrés como la relajación, el yoga,

la meditación etc. Además, cada día se utilizan

más ayudas que se centran en la recuperación

de la conciencia plena: Mindfulness

y Focusing.

Cómo

Superar

tus fobias

Todos tenemos una fobia o conocemos

a alguien con alguna. Algunas pueden

ser a cosas que no nos condicionan

en nuestro día a día, de manera que podemos

vivir perfectamente ignorándolas.

Por ejemplo, tener fobia a las serpientes

o a las ratas no te va a generar

mucha ansiedad en tu vida cotidiana si

vives en una ciudad.

Sin embargo, la fobia a conducir

(amaxofobia) sí que puede llegar a suponerte

un problema hoy en día. O la fobia

a volar si tienes que viajar a menudo en

tu trabajo. Por ello, es importante trabajar

la ansiedad que nos generan algunos

estímulos inofensivos, produciendo a su

vez conductas de evitación que alimentan

este pánico.

La Clave de la Fobia

es la ansiedad

La ansiedad es la emoción que aparece cuando tenemos una fobia. Por

ello, antes de nada, debemos aprender a disminuir su intensidad cuando ésta

se dispare. Con este fin, podemos informarnos sobre aquello que nos provoca

dicha fobia, ya que en ocasiones lo que la produce son solo creencias erróneas

y desmontándolas desaparece. De la misma manera, nos va a servir de

ayuda adquirir habilidades de manejo de la situación temida.

Vamos a ver un ejemplo sobre ello: si le tenemos fobia a los perros, puede

que creamos que todos son peligrosos. Si nos informamos sobre ello, veremos

que esto no es así. Además, si buscamos cómo comportarse con los perros

para poder regular su comportamiento en distintas situaciones, tendremos

más recursos que usar en las situaciones en las que nos encontremos.

Estos recursos nos darán seguridad y disminuirán nuestro nivel de ansiedad;

ahora la amenaza ya no lo es tanto.

Además de informarnos de la realidad del estímulo fóbico y de aprender a manejarlo,

es fundamental que trabajemos otra serie de herramientas. En este sentido,

nos va a ser de gran ayuda aprender a relajarnos. Existen numerosas técnicas

neuropsicológicas para conseguirlo, el caso es encontrar aquella que mejor

nos funcione, dependiendo del estímulo y de nuestras características personales.

El siguiente paso: exponerte al objeto de tu fobia

Cuando aparece ante nosotros aquello que nos provoca la fobia nuestra ansiedad

se dispara. Sentimos el corazón latiéndonos a toda velocidad. La respiración

se acelera. Nos bloqueamos y nuestra atención queda capturada por el propio estímulo.

Sólo queremos huir o evitarlo,

De hecho, esto último es lo que hacemos. Entonces la ansiedad baja… Hasta

que vuelve a aparecer el estímulo fóbico y actuamos contra la ansiedad de la misma

manera. Así, esta manera queda reforzada.

Está claro que esta estrategia de evitación nos es efectiva a corto plazo, pero no

a la larga. Entonces, ¿qué podemos hacer? Tenemos que dejar de huir. Sé que suena

difícil, pero por eso el primer paso ha sido aprender a relajarnos y a controlar

nuestra ansiedad. Así, cuando nuestra fobia aparezca, seremos capaces de manejar

esa emoción negativa. Para ello, es necesario que nos vayamos exponiendo poco

a poco al estímulo fóbico. Es decir, prepararemos una lista con las situaciones

relacionadas con nuestra fobia y las ordenaremos de menor a mayor, según el grado

de ansiedad que nos generen. Una vez que lo tengamos, tendremos que ir pasando

por cada una de ellas sin huir.

Empezaremos por la que menos ansiedad nos genere y, cuando notemos que

aparece esta emoción desagradable, pondremos en marcha las estrategias neuropsicológicas

que ya hemos adquirido para manejarla (Ej.: relajación, atención

disociada del estímulo, parada del ciclo de pensamientos, etc.) en lugar de evitarla.

Una vez que la superemos, estaremos listos para exponernos a la siguiente. De

esta manera, veremos como poco a poco podremos llegar a exponernos con calma

a situaciones que antes nos generaban una ansiedad muy grande.

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