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EL LIBERAL . El Evangelio

El que sirve a los demás es el más grande

22/09/2018 21:59 El Evangelio
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El que sirve a los demás es el más grande El que sirve a los demás es el más grande

Mientras caminaba

por Galilea, Jesús anuncia

su pasión a los discípulos.

Habla de una “entrega”

a los hombres, es

decir, Dios mismo entregará

a su elegido al poder

cruel de los hombres. La

muerte del Justo pone en

evidencia la maldad del

ser humano, pero al mismo

tiempo la acción de

Dios que lo entrega. Su

muerte es parte del plan

de Salvación de Dios. Los

discípulos carecen de inteligencia

para comprender

el significado del

anuncio porque temen

sufrir como el maestro.

Por eso, Jesús: “no quería

que nadie lo supiera”,

porque no acepta que alguien

pretenda apartarlo

de la Cruz.

En el camino a Jerusalén,

a “su pasión”, Jesús

observa que sus discípulos

discuten. Al llegar

a Cafarnaún, les pregunta:

“¿De qué discutían

por el camino?.

Ellos se quedaron callados

porque venían discutiendo

acerca de cuál era

el más grande entre ellos.

Jesús pone fin a la discusión

y plantea un principio

de mística y de convivencia

eclesial para todos

los tiempos: “si uno quiere

ser el primero, sea el

último de todos, y el servidor

de todos”.

Para ejemplificar el

principio, Jesús llama

a un niño, lo coloca en

medio de los discípulos,

lo abraza y les dice: “el

que reciba a un niño como

este en mi nombre,

a mí me recibe; y el que

me reciba a mí, recibe a

Aquel que me ha enviado”.

El niño representa a

los pequeños, a los marginados

y excluidos de la

sociedad. Por eso, el que

los recibe, ama y sirve a

éstos, recibe a Jesús que

con ellos se identifica y al

Padre Dios que ha enviado

a su Hijo para instaurar

su reinado.

Conclusión

En nuestra sociedad

actual, ser grande está

asociado a fama, dinero,

poder, y éxito mundano.

La mayoría de las personas

admira a deportistas

y cantantes famosos, dirigentes

políticos con poder,

personas con dinero

que lo muestran impúdicamente,

y quisieran ser

como ellos, porque creen

que de esta manera tienen

asegurada la vida y

serán felices.

Igualmente, los discípulos

en la Iglesia, no

siempre están dispuestos

a aceptar al Crucificado,

y mucho menos, que

el seguimiento implique

renuncia de la propia vida.

Por eso, a veces, en la

comunidad se disputan

puestos de “poder” porque

creen equivocadamente

que ser “grande”

significa ocupar ciertos

lugares de prestigio religioso

o social. Para Jesús,

contrariamente, el

más grande, es aquel que

se hace servidor de los

“pequeños”, de los despreciados

de este mundo.

La verdadera felicidad

está en compartir la

vida con los pobres, con

los que el mundo desprecia,

lavarles los pies, aliviarles

el dolor, ayudarlos

a encontrar razones

de esperanza.

Ser fiel a Jesús será

entonces amar y servir

a los pequeños

con los cuáles

se identifica

el Señor.

¡El que

tenga oídos,

que oiga!

Lo que debes saber
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