"Él está con Dios", dijo la madre de otro soldado identificado en Malvinas

Casi cuatro décadas pasaron para que una familia santiagueña pudiera restañar las profundas heridas de una guerra como la de Malvinas, que sepultó a un hijo y hermano en la bruma de lo incierto, y que ahora se pudo saber que está enterrado en las islas que con genuino amor a la patria se embarcó para defender hasta su último aliento. El soldado Mario Gustavo Rodríguez murió junto a Jorge Maciel, quien también fue identificado en la jornada del jueves. Colegas de armas, las noticias del hallazgo de sus restos, volaron juntas a sus respectivas familias. Mario Rodríguez nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, el 16 de junio de 1962. Cuando recién había cumplido los tres años, sus padres se separaron y sus abuelos se hicieron cargo de los pequeños. Su madre Norma partió hacia Santiago del Estero, donde aún vive, en la localidad de Herrera. El pasado jueves, Adriana, su hermana, recibió la notificación de que había sido identificado y sintió que los años de silencio y dolor volvían con fuerza para abrazarla. "Partió a fines de marzo del 82 a Malvinas. Fui a despedirlo a La Plata". Ella fue la encargada de avisarle a su madre, Norma del Valle Guerrero, que vive en suelo santiagueño, que habían confirmado la identificación de los restos de su hijo. Adriana llamó a su madre por teléfono y le contó: "Mario está enterrado en el cementerio de Malvinas". En Herrera, donde Norma vive, cuentan que la mujer se levantaba todas las mañanas durante años para esperar un tren que ya no pasa, y allí sentada en la estación aguardaba a que su hijo descienda de esos vagones invisibles vestido con su uniforme militar. Norma desde hoy ya no lo espera, pero siente paz: "él está con Dios".