Va a juicio el salvaje asesinato de un joven a ladrillazos, durante los corsos de carnaval Va a juicio el salvaje asesinato de un joven a ladrillazos, durante los corsos de carnaval
Un tribunal juzgará a un adolescente de Garza, departamento Sarmiento, rostro visible de una patota que persiguió durante tres cuadras a un joven, lo agredió a trompadas y patadas y terminó ejecutándolo de un certero ladrillazo en la cabeza.
La víctima resultó Antonio David Paz, conocido como "Porteño" o "Nona", por cuyo asesinato será sentado en el banquillo de los acusados Santiago Enríquez.
La tragedia se precipitó el 28 de febrero del 2017, casi en el ocaso de los corsos que atrajeron a cientos de familias en el pueblo.
Investigación
Según la causa de la fiscal Aída Farrán Serlé, el "Porteño" mantenía duros cruces con dos o tres grupos de adolescentes.
En las semanas previas, envalentonados por el alcohol, los muchachos habían destrozado el mobiliario del local de un baile, al zanjar diferencias a trompadas y botellazos.
De hecho, no era extraordinario que los adolescentes limaran asperezas a golpes, o fogonearan el odio por Facebook o grupos de Whatsapp.
Provocación
Dos días antes del horror, un joven de nombre Iván, habría arengado a sus amigos para que se batieran a puñaladas, machetazos y pedradas con sus antagonistas.
Con ello, Ivan procuraba vengarse de otro adolescente que había intentado sacarle la novia.
El 28, el corso fue la excusa para que "chocaran" e inocularan el odio contenido los Enríquez, Maldonado y los González.
Como el "Porteño" integraba el bando de una de las facciones, y a pesar de que no era él quien se había propasado con la novia de Iván, sus enemigos -que se la tenían jurada- no pudieron contenerse la tentación de golpearlo.
Pacto de silencio
Pese a que nadie quiso abrir la boca, un jovencito de 12 años rompió el pacto de silencio y entregó a los dos hermanos Enríquez como autores del ataque.
En Cámara Gesell, el adolescente afirmó que más de una docena de jóvenes "lo sacó corriendo (al "Porteño); lo alcanzaban, pateaban y pegaban con palos; él muchacho se levantaba y seguía; quería llegar a la casa de la tía en la que estaba parando".
Le faltaban apenas unos contados metros para lograrlo, cuando Santiago Enríquez le dio alcance. Recogió del piso la mitad de un ladrillo que convirtió en arma letal. Con un golpe directo a la cabeza, segó la vida del "Porteño".
Al verlo inmóvil, en un charco de sangre, sus perseguidores huyeron. Cuando llegaron los policías, el "Porteño" había fallecido y la patota se ocultó en sus casas.
