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EL LIBERAL . El Evangelio

Vende todo lo que tienes

13/10/2018 21:30 El Evangelio
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Vende todo lo que tienes Vende todo lo que tienes

En el camino hacia Jerusalén

se acerca un hombre

a Jesús con una pregunta

que habría preocupado

a muchos: “maestro

bueno, ¿qué tengo que

hacer para heredar la Vida

Eterna?”. Esta pregunta

manifiesta la decisión

de alguien que quiere confrontarse

consigo mismo,

que está dispuesto a exigirse

moralmente y cumplir

la Ley para alcanzar la

Vida.

Jesús rechaza el predicado

de bueno y lo aplica

solamente a Dios, ya que a

él hay que imitar, sólo él es

bueno, y el que quiera alcanzar

la vida debe cumplir

su voluntad, ante todo

cumpliendo los mandamientos

del decálogo.

Jesús enumera los mandamientos

que dicen relación

al prójimo: no mates,

no cometas adulterio, etc.

El hombre dice haberlos

cumplido desde su juventud,

por eso Jesús fijando

su mirada en él, lo amó y

le dijo: “una cosa te falta,

da todo lo que tienes a los

pobres, ven y sígueme”.

Entristecido, el hombre se

marchó porque tenía muchos

bienes.

Al cumplimiento de

los mandamientos, Jesús

agrega una exigencia: desprenderse

de los bienes y

seguirlo. Desde el punto

de vista de la Salvación lo

importante está en seguirlo

a Jesús, al que está subordinado

el desprenderse

de las riquezas. El seguimiento

de Jesús significa

la unión con aquel que

fue pobre personalmente,

que no espera consuelos

de este mundo y que va a

la Cruz decididamente.

Una vez que el hombre

se marchó, Jesús con

cierta decepción, dijo a

sus discípulos: “qué difícil

es que los ricos entren en

el Reino de Dios”. La pregunta

sobre la Vida Eterna,

identificada ahora con

el Reino, sigue siendo determinante;

las riquezas,

los poderes terrenales, son

un obstáculo para entrar

en el Reino. Pero, entonces,

¿quién podrá entrar,

quién se podrá salvar?. Jesús,

dice: “para los hombres,

es imposible, pero no

para Dios, porque todo es

posible para Dios”. De esta

manera, Jesús libera a

los discípulos de la incertidumbre

ante el futuro,

la preocupación del hombre

por la salvación tiene

su respuesta en la Gracia

de Dios. Será accesible al

hombre si sigue a Jesús.

Conclusión

No sólo en este pasaje,

sino también en otros, Jesús

dice claramente que la

riqueza, el poder, el prestigio

mundano y la autoridad

que no está al servicio

del hermano, son un

obstáculo para entrar en

el Reino. No se puede servir

a dos señores, a Dios y

al dinero. La riqueza, muchas

veces, es un impedimento

para seguir a Jesús,

porque nos hace esclavos

y dependientes de

sus privilegios y ventajas,

y nos cierra el corazón a

las necesidades de los hermanos.

De igual manera,

el entrar en el Reino,

es algo que depende exclusivamente

de la Gracia

de Dios. Ni el cumplimiento

de los preceptos,

ni el desprendimiento de

las riquezas nos aseguran

la Salvación. Es necesario,

seguir a Jesús por el camino

de la Cruz

y solidarizarnos

con los

más pobres

compartiendo

lo que tenemos

y somos.

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