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EL LIBERAL . Santiago

El estrés, un riesgo para nuestra salud ocular

16/10/2018 00:00 Santiago
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El estrés, un riesgo para nuestra salud ocular El estrés, un riesgo para nuestra salud ocular

¿Sabes cómo afecta el estrés a nuestra visión? Seguro que alguno de nuestros lectores estarán disfrutando de un merecido descanso, pero lo cierto es, que la gran mayoría estamos transitando un período de trabajo, de quehaceres diarios, responsabilidades, horarios y rutinas de cada temporada laboral. Y sin dudas, este ritmo produce en nosotros el estrés tan temido.

Todas estas prácticas rutinarias y a la vez exigentes son ingredientes habituales y un caldo de cultivo perfecto para generar una situación de estrés a la que pueden, además, sumarse situaciones concretas, y no necesariamente típicas de esta época, que agravan el escenario: preocupaciones, presión, crisis vitales, muchas horas de trabajo, discusiones, exámenes, fechas importantes próximas, falta de sueño.

El resultado es una reacción que puede afectar de muy distintas formas a nuestra salud, dependiendo de la intensidad del cuadro y de cada persona. Así, a unos les afecta al corazón o a la cabeza -partes del cuerpo más habitualmente perjudicadas, junto a la piel-, a otros al estómago…y a muchos, más de lo que pensamos, a la visión. Porque sí, el estrés también puede pasarle factura a nuestros ojos.

De hecho, los tics o temblores de ojos son una de las manifestaciones oculares más habituales del estrés, aunque en realidad el que actúa involuntariamente como consecuencia de la liberación de adrenalina provocada por este tipo de situaciones no es el ojo, sino el músculo de Müller, responsable de elevar el párpado; y se trata, además, de una alteración generalmente transitoria, benigna y que no presenta gravedad ni, en términos generales, necesidad de tratamiento oftalmológico. Este problema es un clásico en estudiantes en época de exámenes o profesionales con picos de trabajo o tareas acumuladas, a quienes les recomendamos para eliminarlo que aumenten las horas de sueño y reduzcan el consumo de cafeína y/o nicotina, además de aplicarse un suave masaje en la zona.

Otra reacción típica del estrés es la inflamación de párpados o blefaritis, a menudo asociada a la sequedad ocular, y que puede derivar en picor o enrojecimiento de los ojos, cansancio ocular o visión borrosa, casos en los que la administración de lágrimas artificiales y la realización de una limpieza concienzuda, pero delicada de la piel de esta zona puede ayudarnos mucho.

Si el estrés, o su afectación ocular, es mayor la inflamación se produce a nivel de la mácula, pudiendo causar entonces oscurecimiento de la zona central de la visión o visión borrosa, percepción de imágenes distorsionadas o deformadas, o visualización de pequeños puntos negros que aparecen y desaparecen.

La maculopatía serosa central es una inflamación benigna de la mácula (la parte de la retina encargada de la percepción de los detalles). La maculopatía suele producir una visión borrosa e incluso pérdida repentina de la visión. Los tratamientos para este problema son muy variados y debe ser el oftalmólogo el que determine el más adecuado para cada caso. La coroidopatía central serosa puede originar oscurecimiento de la zona central de la visión, pérdida de nitidez visual y percepción de imágenes distorsionadas o deformadas.

Las personas entre 20 y 50 años son quienes más pueden sufrir este cuadro, que debe mejorar disminuyendo el estrés y aumentando las horas de sueño.

Riesgos

Sin embargo, si la situación de estrés es permanente o muy intensa, la inflamación es mayor y se puede llegar a sufrir una pérdida súbita de la visión, también llamada amaurosis. Un síntoma que se presenta con mayor frecuencia en niños o adultos que somatizan así un trauma, estrés intenso o incluso un trastorno psiquiátrico y que resulta muy alarmante, aunque generalmente desaparece en unos minutos. Aun así debemos acudir al oftalmólogo para descartar que sea señal de otro tipo de problemas y, si se excluye el origen oftalmológico o neurológico, valorar la consulta con el psicólogo.

Y, por supuesto, siempre que, aunque los síntomas no sean graves, nos quede alguna duda o preocupación, o si aparecen de forma recurrente o permanente, la mejor decisión es visitar al especialista.

Desde la Sociedad Oftalmologica de Santiago del Estero aconsejamos siempre estar atentos a cada síntoma o anormalidad en los ojos y acudir al oculista con la mayor premura para evitar situaciones que comprometan nuestra salud ocular.

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