Santo evangelio según san Lucas (10,1-9) Santo evangelio según san Lucas (10,1-9)
Señor otros setenta y dos y
los mandó por delante, de dos
en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: “La mies es
abundante y los obreros pocos;
rogad, pues, al dueño de
la mies que mande obreros
a su mies. ¡Poneos en camino!
Mirad que os mando como
corderos en medio de lobos.
No llevéis talega, ni alforja, ni
sandalias; y no os detengáis
a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa,
decid primero: “Paz a esta
casa”. Y si allí hay gente de
paz, descansará sobre ellos
vuestra paz; si no, volverá a
vosotros. Quedaos en la misma
casa, comed y bebed de lo
que tengan, porque el obrero
merece su salario. No andéis
cambiando de casa. Si entráis
en un pueblo y os reciben
bien, comed lo que os pongan,
curad a los enfermos que haya,
y decid: ‘Está cerca de vosotros
el reino de Dios.’
Comentario
Es imposible que Lucas tuviera
mal carácter. El Jesús
que él nos transmite es el
rostro visible de un Dios misericordioso.
Sólo Lucas nos
transmite, por ejemplo, las
parábolas del buen samaritano
y del hijo pródigo.
Sólo Lucas nos transmite
algunos rasgos de María,
la madre de Jesús, que caen
también dentro del “principio
de misericordia”.
Su manera de entender
y transmitir el evangelio de
Jesús conecta bien con los
hombres y mujeres de nuestro
tiempo, a menudo heridos
en el camino que “baja
de Jerusalén a Jericó”, o
pródigos que han emigrado
de la casa paterna, o discípulos
desalentados que huyen
de Jerusalén y bus -
can refugio en su Emaús de
siempre.
El ‘principio camino’ se
advier te en su evangelio
(que está concebido como
un camino que va de Galilea
a Jerusalén) y en el libro de
los Hechos (que está también
concebido como un camino
que parte de Jerusalén
y expande el evangelio por
Judea, Samaría y hasta los
confines de la tierra).
Pero, más allá de este
primer significado “geográfico”,
el camino es una concepción
de la vida cristiana,
una manera de entender el
seguimiento de Jesús como
proceso de configuración
con él. También esto conecta
con nuestra sensibilidad
moderna.
H o y, q u e s omo s t a n
conscientes de nuestros límites,
nos alegra saber que
no podemos con “todo” el
evangelio en “todo” momento,
pero que podemos ir dando
pasos cada día, que podemos
colocarnos junto al
grupo de hombres y de mujeres
que iban poniendo sus
pies sobre las huellas dejadas
por el Maestro.