Santo Evangelio según San Lucas (21,5- 11) Santo Evangelio según San Lucas (21,5- 11)
algunos hablaban del templo,
de lo bellamente adornado
que estaba con piedra de
calidad y exvotos, Jesús les
dijo: “Esto que contempláis,
llegarán días en que no quedará
piedra sobre piedra que
no sea destruida”. Ellos le preguntaron:
“Maestro, ¿cuándo
va a ser eso?, ¿y cuál será la
señal de que todo eso está para
suceder?”.
él dijo: “Mirad que nadie os
engañe. Porque muchos vendrán
en mi nombre diciendo:
“Yo soy”, o bien: “Está llegando
el tiempo”; no vayáis tras
ellos. Cuando oigáis noticias
de guerras y de revoluciones,
no tengáis pánico. Porque es
necesario que eso ocurra primero,
pero el fin no será enseguida”.
Entonces les decía:
“Se alzará pueblo contra pueblo
y reino contra reino, habrá
grandes terremotos, hambres
y pestes”.
Comentario
¡Alégrese el cielo, goce la
tierra, el Señor ya llega a regir
la tierra! Las palabras del salmo
95 no quitan dramatismo
a la visión que hoy nos ofrece
Juan pero la enmarcan en un
contexto de esperanza.
Juan ve una nube blanca y
a uno sentado con aspecto de
hombre llevando en la mano
una hoz afilada para segar la
tierra. Y ve un ángel del templo
celeste llevando también
una hoz afilada para vendimiar
la viña de la tierra y echar
las uvas en el gran lagar de la
ira de Dios. Lo importante es
la llegada definitiva de Dios a
su tierra. La consecuencia, la
tarea de despojamiento que
supone. Si nos desvivimos
por limpiar y poner detalles
en nuestra casa ante la llegada
de un ser querido, ¡cuánto
más ante la llegada inminente
de quien nos da la posibilidad
de habitar en su casa!
La tierra pertenece al Señor
y se alegra por su presencia.
Se nos ha dado el encargo de
salvaguardar la creación hasta
su vuelta, y ésta es inminente.
También nosotros nos
alegramos por su presencia,
porque el Señor toma las riendas
de su propiedad y hará inútil
la pregunta ¿dónde está tu
Dios? En la imitación de Cristo
se lee: “Mucho hace quien
mucho ama”. El amor es el
mejor de los maestros. Tanto
haremos cuanto en verdad
amemos aquello-Aquel por
quien nos afanamos. Los últimos
días del año litúrgico ponen
al descubierto la verdad
de nuestro amor. Si es verdad
que el amor es el mejor
de los maestros, las palabras
de Jesús del evangelio de hoy
las podemos meditar en esta
clave: Lo importante no es
la decoración externa sino la
calidez de nuestro amor, esa
Verdad sostén de nuestra alma
y de nuestras convicciones
que sobrevive a los cambios
de decorado. “Esto que
veis, llegarán días en que no
quedará piedra sobre piedra
que no sea derruida... Mirad
no os dejéis engañar. Porque
vendrán muchos usurpando
mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’
y ‘el tiempo está cerca’. No les
sigáis... Habrá grandes terremotos,
peste y hambre en diversos
lugares, habrá cosas
espantosas, y grandes señales
del cielo”.