Cumbres del presidente Juan Perón (1946 - 1955) Cumbres del presidente Juan Perón (1946 - 1955)
El presidente Juan Perón asume la presidencia el 4 de
junio de 1946, a poco de la finalización de la Segunda Guerra
Mundial. Es muy importante repasar el contexto regional
para descubrir los grandes cambios políticos y sobre
todo el alineamiento ideológico de los países, que por supuesto
hicieron posibles cumbres entre líderes afines.
La
primera cumbre de la que participa el presidente Perón es
con su par brasileño Eurico Gaspar Dutra en ocasión de la
inauguración del puente entre Paso de los Libres y Uruguayana,
donde los temas tratados tuvieron que ver con la
relación de los dos países con Estados Unidos.
El intento del gobierno de Perón de establecer una “tercera
posición” entre las superpotencias dominantes, Estados
Unidos y la Unión Soviética, no fue bien visto ni por
unos ni por otros.
Pero quedaba claro que Perón era sinceramente
anticomunista. Perón era muy poco afecto a viajar
al exterior. La notable sinfonía ideológica que se produce
en el subcontinente desde 1950 hizo posible una serie
de visitas al país por parte de gobernantes que simpatizaban
con la orientación del gobierno peronista.
Perón visitó a su colega chileno, el general Carlos Ibáñez
del Campo, en febrero de 1953, para fortalecer las relaciones
entre los dos países.
Quedó en evidencia la simpatía
que ambos líderes se profesaban y al tiempo el chileno
retribuyó la visita, llegando a Buenos Aires en julio del
mismo año.
En octubre de 1953, Perón viajó a Asunción del Paraguay
para entrevistarse con el presidente Federico Chávez.
En un acto multitudinario comenzó el largo romance entre
Perón y el pueblo paraguayo.
El argentino dirá desde la
tribuna: “Si alguna vez la causa de este bendito pueblo se
ve en peligro, nuestro pecho no ha de faltar a su lado”. Sumada
a estas palabras la devolución de los trofeos de guerra
provenientes de la guerra de la Triple Alianza, durante
su segunda visita en 1954, para el Paraguay Perón iba a
convertirse en un amigo confiable.
A su regreso a Buenos
Aires en octubre de 1953 llega a la Argentina el presidente
de Nicaragua, general Anastasio Somoza García (no confundir
con su hijo Anastasio Somoza Debayle, posterior
dictador de su nación), que fue recibido con toda la pompa,
ya que el encuentro iba en el sentido de afianzar alianzas
con gobiernos afines a Estados Unidos, país con el que
el gobierno argentino buscaba mejorar su relación.
En su viaje al Paraguay de agosto de 1954 lo recibe el
nuevo presidente guaraní, el general Alfredo Stroessner,
a quien Perón le obsequia su sable de general, réplica del
corvo del libertador San Martín. Dirá en un discurso el argentino:
“Este sable que os dejo, lo usé desde que fui ascendido
a General y sepan, señores, que si algún día he de
tomarlo nuevamente, será para morir por ustedes”.
Estas
palabras provocaron una gran impresión entre los anfitriones.
En su estrategia regional, Perón intentó reunirse con
Getulio Vargas, presidente del Brasil desde 1951, pero las
interferencias entre los gobiernos no lo permitieron antes
del suicidio del brasileño en 1954, hecho que impactó personalmente
al argentino, que sentía gran afinidad ideológica
con Vargas.