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EL LIBERAL . Viceversa

Ahora en el verano te juro que lo leo

19/01/2019 21:13 Viceversa
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Ahora en el verano te juro que lo leo Ahora en el verano te juro que lo leo

En el rubro de la poesía, la escritora y periodista santiagueña Alejandra M. Zani recomendó los siguientes títulos:

Amiga (Santos Locos, 2017), de Malena Saito: “¿Por qué hay que salvarse?”, se pregunta la autora. O le pregunta a ella, a esa amiga a quien le dedica el poemario entero. Rozando el trasfondo político de esta época de persecución a la cultura independiente, construida al margen, Malena Saito busca una respuesta: “Amiga, salvarse es un error. / Construir, una estrategia / nuestra estrategia”. Su poemario nos interpela directamente, como mujeres y amigas de otras mujeres, y nos llama a ser parte de esa estrategia colectiva que busca remediar las carencias del presente a través de la palabra. ¿Es o no es un mito, la sororidad? El libro es un recorrido que lo descubre en cada página.

Caer a golpes (Elemento Disruptivo, 2018), de Juan Francisco Moretti. Las heridas concretas, los dolores del cuerpo, son posibles de convertirse en una inmensa gozadera. En Caer a golpes nos encontramos con un narrador heredero de un linaje que se parece a un naufragio de palabras de otras épocas, palabras que quizás dijeron “los padres de nuestros padres” y quienes vivieron antes que ellos. Y aún así, con una voz fresca, joven y recién salida del agua dulce, la poesía de Juan F. Moretti nos habla de nuestra época y nos habla a nosotros: “Los padres de nuestros padres murieron en el naufragio, / nuestros padres esquivaron todo puerto, / y nosotros inventamos paraguas / para esperar a secas”.

Escribo pidiendo ayuda (Nulú Bonsai, 2018), de Micaela Szyniak. Otra poeta contemporánea que no llega a los treinta con unas cuantas maravillas publicadas. “Escribo pidiendo ayuda es una road movie en clave de ciencia ficción lésbica”, escribe Malén Denis en el prólogo. Las poesías de este libro están trabajadas hasta el máximo logro, son hermosas metáforas para dar voz a las situaciones cotidianas que nos atraviesan. Dejo al libro hablar por sí mismo: “Todas tenemos una ex al otro lado del campo / todas vemos ese punto achicándose por siempre / ¿quiénes de ustedes, lectoras, ha separado con certeza / el deseo de la necesidad? / ¿Quién viajó al centro del amor y volvió / con el cuerpo fresco? / Oh, el amor, esa casa pequeña / en el borde de la montaña”.

En cuanto a narrativa, Alex recomienda:

El montaje obsceno (Nudista, 2018), de Claudio Rojo Cesca. Para quienes gustan de la narrativa, el libro de cuentos que están buscando es El montaje obsceno, del escritor santiagueño Claudio Rojo Cesca. Se trata de ocho cuentos cortos que se sitúan en los distintos rostros del paisaje de Santiago del Estero escritos con un juego de palabras en donde “lo que no se nombra perturba”, pero lo que sí llega a nombrarse queda marcado a fuego vivo en la memoria del lector. Un libro tan atrapante que en cuanto se abre, no se vuelve a cerrar con el mismo ímpetu.

Los peligros de fumar en la cama (Anagrama, 2016), de Mariana Enríquez. Aunque este es el primer libro de cuentos de la autora, su reedición lo trajo nuevamente a la escena. El terror en los cuentos de Mariana Enríquez, conjugados con una escritura simple que avanza sin demasiadas trabas, hace que este libro sea ideal para leer en vacaciones: en la playa, en la montaña, en un hotel. Quién dice, quizás alguno de todos los escenarios de estos cuentos no solo sorprendan, sino que también identifiquen al lector que está vacacionando.

El poeta y editor en jefe de la Editorial UMAS, Mario Lavaisse, recomendó algunos últimos títulos de autores santiagueños de producción vigente:

Un título que me parece imprescindible es: “1958, Estación Gombrowicz”, de Lucas Cosci y editado por Edunse. Se trata de una novela que tiene como disparador al recuerdo del personaje principal de los intercambios entre su propio padre y el escritor polaco que andaba de pasada por Santiago y que llegaba a la ciudad siendo acogido por Francisco René Santucho. La novela sucede en un Santiago que ya no es más y ese fresco que pinta es lo que me hace calificarlo de imprescindible.

Luego recomiendo juntos a dos autores santiagueños editados recientemente por Nudista, sello cordobés. “Historia universal de Santiago del Estero”, libro de poemas de Andrés Navarro, y “El montaje obsceno”, libro de cuentos de Claudio Rojo Cesca.

Otro título que recomendaría es “Medios, política y poder. 1859-2012” su autor es el también santiagueño Ernesto Picco y recorre la historia de los medios en la provincia sin olvidar las coyunturas políticas y económicas de cada caso.

Reconocido por difundir los trabajos de autores santiagueños, del país y del mundo, a través de su revista digital de cultura Tardes Amarillas, Antonio Cruz, recomendó sus libros de cabecera para leer en tiempos de vacaciones:

Este verano tengo separados para leer los títulos que detallo más abajo. Están numerados al azar y sin que represente de manera alguna preeminencia de uno u otro.

“Farenheit 451 (1953) de Ray Bradbury. Relectura indispensable en un mundo cada vez más acechado por la destrucción de la memoria colectiva recolectada por los libros. Una novela distópica sin desperdicio.

Montaje Obsceno (2018) de Claudio Rojo Cesca. Otra relectura necesaria. Un libro que rompe el canon del cuento y que se merece con largueza esta segunda lectura.

Otro libro santiagueño: Cuentos inadaptados (Diana Beláustegui, Edunse 2018), simplemente porque Diana es una autora que me encanta y no leí su último libro. Por tanto lo quiero leer.

“4321 de Paul Auster”. Libro que todavía no pude leer y que necesito hacerlo porque viene precedido de enorme reputación y muy buena crítica.

“Respiración artificial” de Ricardo Piglia (1980). Este es un caso especial. He leído numerosas obras de Piglia: “Plata quemada”, “La ciudad ausente”, “Blanco nocturno”, entre los que ahora mismo recuerdo?, pero, curiosamente no había leído su “Respiración artificial”. Vamos por ella entonces. Dejo constancia que seguramente guardaré en la mochila de literatura dos o tres libros de poesía pero todavía no sé si me inclinaré por libros ya leídos o por algunos de los que compré en la feria del libro en octubre. Y seguramente algo de microrrelato también.

La escritora, docente de Letras y presidente local de la Sade, Sandra López Paz, también acerco un par de recomendaciones a tener en cuenta:

Es tiempo para leer y adentrarse en géneros más complejo, como lo es la novela, o recorrer la obra completa de algún clásico. O, si viajamos, aventurarnos a algunos breviarios para no perder el ritmo de esta práctica tan saludable, que nos cultiva e impulsa a sostener conversaciones sustanciosas, distraernos, y también, escribir.

Mientras ordeno la biblioteca, descubro varias novelas que, si bien distantes entre ellas en cuanto al tiempo de la escritura, la narración y la estética, siempre recomendaría pues abren el espíritu y la mente a recorridos luminosos, nutricios, pues construyen y traman personajes y situaciones para todo tipo de lector, por cuanto su abordaje es muy dinámico. Por ello, al que le encanta la ficción histórica, recomiendo “El Perfume” de Patrik Suskind (1985), que muchos lo conocen a través de la película “Historia de un asesino” basada en dicha obra (2006), una adaptación bastante fiel.

Otra novela es “Nunca me abandones”, del premiado anglosajón Kasuo Ishiguro (2005), cuya trama nos identifica con una realidad existente en toda sociedad, y es la marginación, el mundo real y psicológico de los adolescentes estudiantes de un internado, y cuya valoración también es la sociedad enferma.

Con respecto a los clásicos, días hermosos para repasar las Novelas Ejemplares de Cervantes, que nunca pierden su vigencia.

Y, quedándonos en nuestra provincia, para los que no la leyeron, recomiendo la lectura de la novela “Estampitas y algunas brujas”, de Natalia Bayona, escritora y poetisa santiagueña, con una temática vivencial y testimonial sobre el género, la religión, la superstición, la locura y los tabúes.

Y la poesía...aflora en Santiago en los nombres de tantos escritores. Siempre hay que leer a Carlos Artayer, Melcy Ocampo, y evocar la pluma de María Adela Agudo.

También, me encontré con un paisaje humano sublime, cuando releí el libro de Santiago Kovadloff “Hombre reunido” (2016).

A seguir leyendo y releyendo.

Desde una mirada más clásica, la poeta santiagueña y directora de la Biblioteca 9 de Julio, Melcy Ocampo, recomendó sus títulos preferidos:

“El Principito” de Antoine Saint Exuperi, novela corta para todas las épocas y edades que plantea cómo el hombre que tiene alas (simbolizado en el protagonista) percibe el mundo. La magia a través de una gran alegoría de la vida.

“Mi planta de Naranja Lima”, de José Mauro de Vasconcelos, una novela actual (realismo mágico) que plantea el tema de la pobreza, el trabajo y abuso infantil, la humillación, mediante la historia de un niño al que la vida lo golpea y descubre el dolor y lo hace adulto precozmente. Se vislumbran valores y antivalores.

“Como agua para chocolate” de la Mexicana Laura Esquivel, (realismo mágico) que plantea la grandeza de un amor reprimido expresado en el arte de cocinar.

“El Alquimista”, de Paulo Coelho, relata la historia de un joven pastor que un día decide abandonar su rebaño para ir detrás de una quimera. El sueño y el destino del hombre.

La lectura es un placer y debe ser como el pan de cada día porque nos abre las puertas del conocimiento y hace crecer nuestro espíritu. Hay otras novelas clásicas como las de Cervantes: “La Gitanilla”, “La fuerza de la sangre”. Después “Decamerón” de Bocaccio, “La divina Comedia”, de Dante Alighieri, y de santiagueños, recomendaría antologías de poesía y narrativa.


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