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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según san Marcos 2,23-28

21/01/2019 23:22 El Evangelio
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Evangelio según san Marcos 2,23-28 Evangelio según san Marcos 2,23-28

Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas.

Los fariseos le dijeron: "Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?" él les respondió: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros".

Y añadió: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado".

Reflexión

La Palabra de Dios quiere hoy por un lado animarnos y exhortarnos en la perseverancia de la fe (lectura de la carta a los Hebreos). Y, por otro lado, quiere advertirnos del lugar que debe ocupar la ley en nuestras vidas.

En la carta a los Hebreos se nos dice que Dios no se olvida de nosotros, que nos tiene presentes en las situaciones difíciles por las que pasamos a lo largo de nuestras vidas, y que, a pesar de esas dificultades, sabe valorar nuestra entrega y nuestro amor. Es una invitación a recobrar el ánimo y la fuerza, pues nos refugiamos en él.

¡Cuántas veces nos quejamos y desalentamos ante las dificultades de la vida, ante la incomprensión de nuestro mundo o el rechazo y la crítica despiadada! Qué difícil nos resulta en esas circunstancias tener fijos nuestros ojos en quien mantiene nuestra fe. Tenemos que aprender a dejarnos confortar por Cristo. Todos necesitamos que se nos anime en nuestro camino de fe.

No se trata de creernos mejores que nadie, pero sí necesitamos esos ánimos en las dificultades para no caer en el desánimo y la desesperanza. En esta sociedad que nos ha tocado evangelizar, donde todo lo cristiano parece que molesta, nos viene muy bien escuchar estas palabras de esperanza y fortaleza que nos vienen de Dios y recordar el ejemplo de los que nos han precedido y han sido fieles en medio de las dificultades y persecuciones.

 

El evangelio nos sitúa frente a una de las instituciones más fuertes de Israel, el sábado. No son pocos los enfrentamientos que los evangelios nos narran entre Jesús y los judíos, precisamente por no saber ubicar la ley en la vida. La ley no es mala, es necesaria, son las señales que nos indican el camino para llevar a la práctica el amor.

Qué sería de nuestro mundo y de nuestra sociedad si no tuviéramos leyes. Pero no podemos olvidarnos de que la ley se hace para ayudar al hombre, y no para esclavizarlo. No podemos caer exhaustos por el peso de la ley, como hicieron los judíos y tanta veces nosotros; tenemos que aprender a armonizar en nuestras vidas las leyes con el amor. Jesús nos pide que seamos capaces de poner como centro y sustento de nuestra vida a Dios y a la persona, y no nuestras leyes.

No es fácil poder armonizar ambas cosas, pero ese es precisamente nuestro camino, nuestro aliciente y nuestro aporte a esta sociedad.

En estos momentos, donde tanto se cuestionan las leyes, ¿cómo vivimos nosotros nuestra obediencia a los mandamientos?


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