Robaron $350.000 y los atraparon mientras hacían deportes en un club de fútbol

Efectivos policiales apresaron a dos jóvenes deportistas y recuperaron bienes de gran valor económico luego de una paciente investigación tras la denuncia de un comerciante del rubro telefonía, quien había manifestado haber sido víctima del robo de 350 mil pesos en efectivo y mercadería de su local en Tintina, hace poco más de seis meses.

El procedimiento policial se llevó a cabo durante la tarde del viernes, cuando por orden del juez de Control y Garantías -Dr. Darío Alarcón- se solicitó la detención de dos jóvenes, de 20 y 22 años, quienes fueron atrapados mientras practicaban deportes en el Club de Fútbol Sportivo Tintina. Voluntariamente acompañaron a los investigadores a la sede policial.

Minutos más tarde, los efectivos requisaron dos residencias del barrio 20 viviendas en relación a una causa -por un robo calificado- con intervención de la Dra. Erika Leguizamón, fiscal de la causa, donde se secuestraron un automóvil, dos motocicletas y una bicicleta.

Paciente investigación

Según consta en el informe policial, personal de la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 44 de Tintina, venía trabajando con paciencia desde junio pasado en un caso por robo calificado que tuvo como damnificado a un vecino de 35 años, del barrio Centro.

La víctima manifestó que es propietario de un comercio dedicado a la venta de telefonía y que el 20 de junio último, dos desconocidos habían ingresado a su local y se llevaron 350.000 pesos en efectivo y mercadería, tras realizar un boquete en la pared.

Así fue como comenzó a entretejerse una red investigativa para dar con los autores, al tiempo que se descartaban indicios innecesarios.

En primer lugar, se pudo establecer que los ladrones tenían pleno conocimiento del comercio, del mobiliario en su interior, de los sitios donde se guardaba el dinero y de donde se acopiaba la mercadería, ya que al ingresar no ocasionaron gran desorden, sino que específicamente se abocaron al retiro de los bienes denunciados.

Además, se analizaron los cinco minutos de imágenes tomadas por una cámara de seguridad interna, la cual fue desconectada tras ese lapso, lo que hacía presumir que los delincuentes conocían de su existencia.

Si bien es cierto, en las imágenes no se podía determinar con certeza las identidades de los atracadores, sus fisonomías aportaron un dato saliente y las sospechas recayeron sobre dos jóvenes que se habían desempeñado como empleados del denunciante, Williams Enríquez y Kevin López, quienes al día siguiente del robo, decidieron no trabajar más en el lugar.